Es lo peor que puedes hacer: un experto revela que pasa si mezclas estos productos con leijía
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La lejía, un compuesto químico obtenido a través de una disolución de sal común, se degrada rápidamente después de su uso, convirtiéndose nuevamente en sal, oxígeno y agua, lo que la hace totalmente respetuosa con el medio ambiente.
La lejía, inventada en el siglo XVIII por Claude Louis Berthollet en Francia, derivó su nombre del pueblo de Javel en París. Originalmente desarrollada para blanquear la ropa, pronto se descubrieron sus propiedades desinfectantes. En el siglo XIX, se usaba ampliamente como desinfectante y para tratar el agua potable. Hoy en día, está disponible en líquido o en pastillas.
Los productos que no se pueden mezclar con lejía
Es importante tener cuidado al mezclar productos de limpieza, ya que la combinación de lejía con otros productos como limpiacristales, lavavajillas o limpiadores de baño también puede producir gas cloro, causando problemas respiratorios y oculares con solo una mínima exposición.
La combinación de lejía y amoniaco produce vapores peligrosos que pueden causar graves problemas respiratorios y daños en la piel. Estos vapores contienen cloramina, un gas altamente tóxico que puede irritar las mucosas y causar quemaduras.
La mezcla de lejía y alcohol también es peligrosa, ya que puede producir cloroformo y ácido clorhídrico, con efectos tóxicos en varios órganos del cuerpo humano.
Por otro lado, aunque la mezcla de vinagre y bicarbonato puede ser útil para eliminar manchas y suciedad, nunca debe realizarse en un recipiente cerrado, ya que podría provocar una explosión debido a la reacción química entre ambos componentes.
Lo mismo ocurre con la mezcla de vinagre y agua oxigenada, que puede producir ácido peracético, irritante para la piel, los ojos y el sistema respiratorio.
Para evitar situaciones peligrosas, es importante no mezclar productos de diferentes marcas, ya que cada uno puede contener componentes que reaccionen de forma peligrosa entre sí. Es fundamental seguir las instrucciones de seguridad de cada producto y utilizarlos de manera adecuada para proteger la salud y el bienestar en el hogar.
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Es crucial recordar que nunca se debe mezclar la lejía con otros productos químicos, como amoníaco o ácidos, ya que esto puede generar vapores tóxicos y ser perjudicial para la salud. La combinación de lejía y amoniaco produce un gas llamado cloramina, altamente tóxico y que puede causar irritación, quemaduras y daños en el sistema respiratorio.
En cuanto al lavado de la ropa, es fundamental leer la etiqueta de cada prenda y tejido para determinar si se puede utilizar lejía en ella. Además, se aconseja evitar el contacto de la lejía con superficies de aluminio, muebles y moquetas. En caso de duda, se puede probar la lejía en una zona poco visible de la superficie a tratar.
Para proteger la piel y evitar irritaciones, se recomienda usar guantes al manipular lejía. También es aconsejable ventilar la casa mientras se está limpiando para evitar la inhalación de vapores y mantener un ambiente saludable.
Para lograr una eficacia desinfectante óptima, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere una concentración del 0,5% de hipoclorito de sodio, equivalente a 5000 ppm (partes por millón). Para obtener esta concentración , se recomienda diluir una dosis de 130 ml del producto, aproximadamente dos tercios de un vaso de agua, y agregar agua hasta alcanzar un litro de solución para limpiar las superficies deseadas. En resumen, la dosis sugerida consiste en mezclar 130 ml de lejía con 870 ml de agua.
Usos de la lejía en el hogar
La lejía destaca como un desinfectante poderoso, recomendado incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para eliminar virus, bacterias y hongos en diversas superficies.
Para desinfectar pomos de puertas y electrodomésticos, basta con un paño empapado en lejía para limpiar y desinfectar de manera efectiva. Además, resulta útil para higienizar juguetes de mascotas, eliminar olores desagradables de la lavadora y desinfectar la nevera, eliminando gérmenes y bacterias que puedan acumularse.
Asimismo, es eficaz para blanquear el inodoro y combatir el moho en azulejos. Su aplicación también es efectiva en la desinfección de superficies contaminadas por ácaros de la sarna.
Además de su uso como desinfectante, la lejía es un excelente blanqueador de la ropa. Remojar prendas blancas con manchas profundas en una solución de lejía restaurará su color original. Para prendas de color, existen en el mercado variedades de lejía adecuadas para este propósito, aunque alternativas más naturales como el bicarbonato de sodio o el limón también pueden ofrecer resultados satisfactorios.
Otro beneficio de la lejía es su capacidad para neutralizar malos olores. Al fregar suelos de baldosa con lejía, se eliminan eficazmente los olores causados por la suciedad. Además, su uso en la lavadora ayuda a mantener el interior libre de olores desagradables y moho. Es importante recordar no mezclar lejía con amoniaco, y utilizarla únicamente en prendas blancas y tejidos resistentes como el algodón para eliminar olores.