Los expertos dicen que este objeto concentraría muchas más bacterias que un inodoro, y tú lo tocas a diario
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La higiene doméstica ha sido objeto de numerosos estudios científicos que analizan la proliferación de bacterias en objetos cotidianos. Investigaciones recientes destacan que ciertos utensilios de cocina, usados diariamente, pueden albergar comunidades microbianas mucho más densas de lo que se supondría, con potencial para transferir bacterias a otras superficies.
En el mismo sentido, los expertos en microbiología señalan que la acumulación de bacterias no depende únicamente de la limpieza superficial. Factores como la estructura del objeto y la presencia de restos orgánicos facilitan la formación de biofilms, comunidades bacterianas difíciles de eliminar.
¿Cuál es el objeto que concentra muchas más bacterias que un inodoro?
Las esponjas de cocina, pese a su función de limpieza, se han identificado como uno de los objetos con mayor concentración de bacterias en el hogar.
Investigaciones como la de la Universidad de Hochschule Furtwangen
en 2017 (publicada en la revista Nature), utilizaron técnicas de secuenciación y microscopía confocal para analizar esponjas usadas y detectaron una alta diversidad de bacterias, incluyendo familias asociadas a ambientes fecales o restos de alimentos, como Enterobacteriaceae.
El estudio evidenció que las bacterias no sólo estaban presentes de manera aislada, sino que se agrupaban formando biofilms en los poros de la esponja. Esta estructura permite que las bacterias sobrevivan a limpiezas superficiales y se reproduzcan con facilidad.
Otra investigación de 2022, publicada en la revista Wiley cuantificó la carga bacteriana de las esponjas y otros utensilios de cocina.
Aquí, compararon esponjas y cepillos de lavado y encontraron recuentos bacterianos extremadamente altos en algunas muestras de esponjas, superando los niveles presentes en asientos de inodoros.
El estudio mostró además que ciertos patógenos alimentarios, como Salmonella, pueden sobrevivir en las esponjas dependiendo de la humedad y del tiempo de uso.
La combinación de humedad constante y restos de alimentos proporciona un microambiente propicio para la proliferación de bacterias viables, confirmando la capacidad del objeto para mantener microorganismos potencialmente peligrosos.
Riesgo de contaminación cruzada y resistencia a las bacterias de la esponja
La transferencia de bacterias desde la esponja a otras superficies es un fenómeno documentado. Otro estudio, publicado en el Italian Journal of Food Safety, demostró que hasta un porcentaje significativo de bacterias presentes en la esponja puede pasar a superficies de contacto, como platos o encimeras.
Este proceso incrementa el riesgo de contaminación cruzada en la cocina, incluso cuando las superficies parecen limpias.
Además, un estudio del 2020 y publicado en el BMC Public Health, observó que algunas bacterias presentes en esponjas domésticas mostraban resistencia a antibióticos comunes.
La persistencia de bacterias resistentes se relaciona con prácticas de higiene deficientes, como el uso prolongado de la esponja sin desinfección y la falta de secado adecuado. Esto resalta la necesidad de revisar hábitos domésticos y estrategias de limpieza, más allá de la apariencia superficial de los utensilios.
La humedad, un factor crítico para las esponjas
El riesgo bacteriano de la esponja no se explica únicamente por los restos de comida. Desde la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, analizaron la microestructura del material y encontraron que sus poros y compartimentos crean microambientes que protegen a las bacterias y favorecen la diversidad microbiana.
La esponja se comporta como un incubador más eficiente que algunas placas de laboratorio, manteniendo bacterias activas durante más tiempo.
Por último, estudios recientes, como el de Carstens et al., 2024, han aplicado técnicas para diferenciar bacterias vivas de ADN residual.
Los resultados confirmaron que una fracción significativa de bacterias detectadas está viva y potencialmente peligrosa, lo que pone en evidencia que las limpiezas superficiales o el simple enjuague no son suficientes para eliminar el riesgo bacteriano.
Prácticas recomendadas para reducir la proliferación bacteriana
Para minimizar la presencia de bacterias en las esponjas de cocina, se recomienda seguir ciertas prácticas de higiene:
- Reemplazo regular: sustituir las esponjas cada una o dos semanas, especialmente si presentan mal olor o apariencia deteriorada.
- Secado adecuado: dejar que las esponjas se sequen completamente entre usos, ya que la humedad constante favorece el crecimiento bacteriano.
- Desinfección periódica: sumergir las esponjas en soluciones desinfectantes, como una mezcla de agua y lejía, o utilizar métodos como la ebullición o el microondas para eliminar bacterias.
Implementar estas prácticas puede ayudar a reducir significativamente la carga bacteriana en las esponjas de cocina y, por ende, el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos.