Historia

Fascinación entre los arqueólogos: el misterioso objeto de 5.000 años que acaban de encontrar en un cementerio antiguo

Los arqueólogos
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La arqueología continúa sorprendiendo al mundo con hallazgos que nos transportan miles de años atrás. Recientemente, dos hallazgos de vasijas antiguas (una procedente del antiguo Egipto y otra de un santuario griego) han captado la atención de la comunidad científica y del público en general.

Aunque separados por milenios y culturas, el disco de Sabu y la vasija griega ofrecen información sobre la alimentación, la tecnología, los rituales y la relación entre humanos y naturaleza. En el caso del disco de Sabu, el debate sobre su función subraya la complejidad del pensamiento y la simbología en el Egipto antiguo. Por su parte, el análisis químico de la vasija griega demuestra cómo la ciencia moderna puede revelar detalles que permanecieron ocultos durante siglos.

Los arqueólogos revelan secretos de antiguas vasijas

Estos hallazgos destacan la importancia de los métodos interdisciplinarios. La arqueología ya no se limita a la excavación y la catalogación; combina química, biología, física y tecnología para interpretar correctamente los vestigios del pasado. Por ejemplo, técnicas de espectrometría de masas y análisis molecular permitieron identificar la miel en la vasija griega.

Disco de Sabu

El primero de estos hallazgos es el famoso disco de Sabu, una vasija de piedra descubierta en 1936 en la necrópolis de Saqqara, dentro de la tumba de Sabu, un alto funcionario de la Primera Dinastía egipcia, aproximadamente entre 3000 y 2890 a. C.

El disco, elaborado en metasiltita, presenta un diámetro de 61 centímetros y apenas 10 centímetros de altura. Su forma incluye tres lóbulos que se elevan del borde, finamente tallados, evocando la imagen de una hélice, un volante o un tapacubos visto desde arriba.  El egiptólogo británico Walter B. Emery, quien dirigió la excavación de la mastaba de Sabu, describió el objeto como un cuenco ornamental de tres lóbulos, pero su función sigue siendo un misterio

Algunos investigadores sugieren que el disco pudo haber tenido un uso práctico, como recipiente para macerar ingredientes, posiblemente para la producción de cerveza. Sin embargo, la hipótesis más aceptada es que formaba parte del ajuar funerario, destinado a almacenar simbólicamente alimentos, aceites u otros bienes necesarios en la otra vida.

Los egiptólogos consideran que que «el disco de Sabu puede representar una de las piezas más significativas para entender las primeras prácticas funerarias de la Antigua Egipto, pero también podría ser una manifestación de las creencias religiosas y espirituales que rodeaban la muerte y la transición al más allá. La precisión de su diseño sugiere un nivel de conocimiento avanzado que aún estamos tratando de comprender en su totalidad».

Los arqueólogos también ofrecen una perspectiva interesante sobre los rituales funerarios en Egipto: «Los objetos funerarios eran una forma de garantizar que el difunto tuviera lo necesario para una existencia cómoda en la otra vida. No solo se trataba de riquezas materiales, sino de elementos simbólicos que representaban el paso a una nueva fase de existencia. En el caso del disco de Sabu, su diseño único podría ser un reflejo de las creencias de la época sobre la eternidad y la inmortalidad».

Vasija griega

En paralelo, los arqueólogos han encontrado una antigua vasija griega descubierta en un santuario subterráneo en Paestum, Italia, cuyos restos datan de aproximadamente 520 años antes de Cristo. Los arqueólogos habían hallado el recipiente en 1954, pero hasta hace poco no se había logrado determinar con certeza el contenido de sus frascos de bronce.

Utilizando técnicas analíticas publicadas en el Journal of the American Chemical Society, un equipo de investigadores de la Sociedad Química Estadounidense logró identificar los residuos como miel de abeja. Este descubrimiento no solo confirma la longevidad de la sustancia, sino que también ofrece información sobre el papel de la miel en la vida y la religión del mundo antiguo. La presencia de proteínas de jalea real demuestra que la composición química de la miel se ha mantenido casi inalterada durante más de dos milenios.

La miel en el mundo antiguo tenía múltiples usos: se ofrecía a los dioses en templos, se empleaba en rituales funerarios o se utilizaba con fines medicinales. Luciana da Costa Carvalho, investigadora del proyecto, explica: «Lo que encontramos en esta vasija es un testimonio directo de los rituales de la antigua Grecia. La miel no solo era un alimento, sino una sustancia cargada de simbolismo. Era un regalo para los dioses, un elemento esencial en las ofrendas funerarias, y también se usaba en medicina. Este hallazgo nos da una nueva perspectiva sobre cómo las civilizaciones antiguas valoraban los alimentos y las sustancias naturales».

Carvalho añade que «el análisis químico de los residuos nos ha permitido trazar una conexión entre las prácticas religiosas y los ingredientes que se utilizaban, lo que abre nuevas puertas al estudio de las creencias espirituales de la Grecia antigua».

El disco de Sabu y la vasija griega revelan aspectos ocultos del pasado, conectando el presente con las civilizaciones antiguas.

Lo último en Curiosidades

Últimas noticias