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La empresa Athlon Renting, especializada en soluciones de alquiler a largo plazo de coches para empresas y autónomos, ha puesto el foco en el tratamiento del hielo en el parabrisas, un fenómeno habitual en invierno que afecta a la visibilidad. Y es que no muchos lo tienen presente, pero tomar una decisión equivocada podría comprometer el estado del cristal y del vehículo.
En un artículo de su web, la empresa se centra en tres actuaciones poco recomendables que, aunque extendidas, pueden generar daños estructurales en el vehículo. Antes de aplicar cualquier técnica, Athlon Renting sugiere comprender cómo interactúan el vidrio, el metal y el hielo bajo cambios térmicos y mecánicos.
Acciones que no conviene realizar ante hielo en el parabrisas
Athlon Renting explica que algunas intervenciones aparentemente prácticas pueden provocar daños en el cristal o en distintas piezas del vehículo. El comportamiento del vidrio ante variaciones bruscas de temperatura y la respuesta de los componentes mecánicos justifican que hagamos un análisis detallado.
1. El riesgo del agua caliente sobre el cristal
La primera recomendación de Athlon Renting consiste en evitar el agua caliente para eliminar el hielo en el parabrisas. El vidrio se expande cuando recibe calor y, si la diferencia térmica es muy acusada, se produce el llamado choque térmico.
Este fenómeno se origina cuando la parte externa permanece fría mientras el interior se calienta de manera súbita, generando tensiones internas que pueden provocar grietas o roturas completas del cristal. En este mismo sentido, el choque térmico se explica por dos factores principales:
- Expansión desigual: el vidrio no se dilata de forma uniforme cuando el calentamiento es repentino.
- Tensión interna: al no soportar presiones internas excesivas, el material puede fracturarse.
Para evitar este efecto, la solución pasa por un calentamiento gradual. Activar la ventilación del vehículo y dirigir aire templado hacia el cristal permite elevar la temperatura de manera controlada. También se puede recurrir a agua tibia en cantidades moderadas, siempre sin contrastes extremos.
2. La sal no es una alternativa válida sobre la carrocería
El uso de sal en carreteras es habitual para reducir la formación de placas, pero Athlon Renting subraya que su aplicación directa sobre el coche no resulta adecuada. Aunque pueda parecer útil para combatir el hielo en el parabrisas, la sal puede originar diversos deterioros.
Estos pueden ser los problemas más habituales de emplear este método:
- Arañazos: los cristales de sal actúan como partículas abrasivas sobre la pintura.
- Corrosión: la sal favorece la oxidación en la carrocería, el chasis y elementos metálicos como frenos o suspensión.
- Desgaste de la pintura: la superficie puede perder calidad, mostrando opacidad, descamación o pequeñas ampollas.
Cuando un vehículo circula por carreteras tratadas con sal, la recomendación técnica es eliminar los restos mediante un lavado posterior. Resulta útil prestar atención a los bajos, zona en la que se acumulan residuos de forma frecuente. Un sistema de agua a presión contribuye a retirar los restos sin afectar a los acabados.
3. Activar los limpiaparabrisas sin retirar las escobillas
La última acción que Athlon Renting desaconseja es accionar los limpiaparabrisas cuando las escobillas permanecen adheridas al cristal por el hielo en el parabrisas. Al hacerlo, la resistencia del hielo puede afectar tanto a la goma como al propio motor del sistema.
Entre los daños detectados en estos casos destacan:
- Desgarros o roturas en la goma: la fricción sobre una superficie congelada deteriora la escobilla.
- Fallo del motor: el sobreesfuerzo requerido para mover las escobillas pegadas al parabrisas puede deteriorar el mecanismo.
Para evitar complicaciones, conviene levantar los brazos del limpiaparabrisas antes de que se formen placas. Si ya existe hielo, se puede optar por agua tibia aplicada de forma controlada o por soluciones descongelantes específicas.
También es útil colocar un paño o manta bajo los brazos levantados para prevenir impactos accidentales en caso de descenso brusco.
Para concluir, se recomienda comprobar que el sistema no quede activado al apagar el coche. Si el motor arranca con las escobillas aún adheridas, el esfuerzo inicial podría comprometer su funcionamiento.