Descubre cuál es el motivo psicológico por el que te gusta ver películas de terror
Bien es sabido por todos que las películas de terror desencadenan emociones intensas como miedo o ansiedad en los espectadores. Sin embargo, a pesar de estas reacciones negativas, son muchas las personas que disfrutan viendo este tipo de películas. Frente a situaciones amenazantes, los humanos y otros animales tienen la tendencia a luchar, huir o quedarse paralizados. Pero la ciencia revela que experimentar miedo conlleva la liberación de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, los cuales pueden proporcionar una sensación de euforia y mejorar la concentración. Entonces, ¿cuáles son los beneficios psicológicos de exponerse voluntariamente a situaciones estresantes?
¿Qué es el miedo?
La psicóloga Amaya Terrón, en una entrevista para ‘EFE’, define el miedo como «una alteración del estado de ánimo que provoca angustia ante la presencia de un peligro o una amenaza potencial, ya sea producto de la imaginación o de la realidad».
Además, señala que el miedo puede ser una experiencia desagradable para quien lo experimenta, pero también opera como un mecanismo de supervivencia, ya que alerta a las personas y a los animales frente a una situación amenazante. Ejemplifica esta función con el caso de una cebra que, al percibir la presencia de leones, huye como medida de protección.
La razón por la que a tantas personas les gustan las películas de terror
Los psicólogos han abordado este fenómeno desde diversas perspectivas, como la hipótesis de la excitación. Esta teoría sugiere que las películas de terror incrementan la activación fisiológica del cuerpo, generando una sensación de placer cuando esa activación disminuye al finalizar la película.
Otra perspectiva es la del control cognitivo, que plantea que las películas de terror nos ofrecen la oportunidad de enfrentarnos a nuestros miedos de manera controlada y segura. Este proceso puede ayudar en el desarrollo de estrategias de afrontamiento, aumentando la autoestima y la confianza. Al sumergirnos emocionalmente en las experiencias de los personajes desde un entorno seguro, tenemos la capacidad de proyectarnos en esas situaciones y controlar el impacto emocional que nos generan.
Otra explicación se relaciona con la búsqueda de catarsis, donde ver películas de terror sirve para liberar tensiones y agresiones reprimidas, lo que lleva a experimentar un alivio y satisfacción posterior. Sumergirse en el miedo controlado no solo proporciona entretenimiento, sino también una oportunidad para comprender mejor nuestra propia psique. Este proceso permite una liberación emocional que puede ser terapéutica y gratificante.
El poder de las emociones
Un estudio reciente realizado por E. Andrade de la Universidad de California, Berkeley, y Joel B. Cohen de la Universidad de Florida, introduce nuevas perspectivas. Estos investigadores argumentan que se necesita una revisión cuidadosa de la suposición original de que las personas son incapaces de experimentar emociones positivas y negativas al mismo tiempo.
El estudio sostiene que los espectadores de películas de terror disfrutan de la experiencia de sentirse incómodos, ya que las personas pueden experimentar emociones positivas y negativas simultáneamente. Según estos investigadores, a las personas les gusta sentir miedo, y no solo experimentan alivio cuando desaparece la amenaza, sino que también consideran que los momentos más agradables de un evento pueden ser aquellos que resultan más aterradores.
Esto desafía la noción convencional de que los sentimientos positivos y negativos no pueden coexistir, lo que sugiere una relación más compleja entre el placer y el miedo en la experiencia de ver películas de terror.
Los autores desarrollaron una metodología para rastrear tanto los sentimientos positivos como negativos, y descubrieron que «cuando los espectadores de estas películas se encontraban en un estado de ánimo protector, es decir, se sentían lo suficientemente desconectados emocionalmente de la experiencia o tenían un desapego psicológico suficiente, podían experimentar sentimientos positivos a la vez que sentían miedo».
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