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El burro que escaló el Miguelete: la historia más extraña de Valencia

La historia más extraña que ha vivido Valencia y sigue estando especialmente presente en este momento, es la de un burro que escaló el Miguelete

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El burro que escaló el Miguelete: la historia más extraña de Valencia
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

La historia más extraña que ha vivido Valencia y sigue estando especialmente presente en este momento, es la de un burro que escaló el Miguelete. En estos momentos en los que pensamos en descubrir un poco más este tipo de ciudades que esconden tras de sí mucho más de lo que nos imaginamos, Valencia tiene una historia que ha cultivado a los autóctonos y visitantes.

Lo que podría parecer imposible, es posible. La llegada de un burro a lo alto de un campanario sin motivo alguno mantuvo en vilo a toda la ciudad, hasta que se descubrió la increíble verdad que se escondía tras de sí.

El Miguelete es un campanario al que escaló un burro

Todos los que hemos estado en este o en cualquier campanario, somos conscientes de lo complicado que es, llegar hasta lo más alto. Esas escaleras empinadas hacen que tengamos que estar muy atentos a los pies, pero también a las manos que nos ayudarán a ascender hasta este punto elevado de una iglesia.

Es casi un acto de fe a determinadas edades o con algunas personas mayores que quieren ver de nuevo ese cielo o ciudad que se alza debajo de sus pies. Pero lo que los habitantes de Valencia quizás nunca hubieran imaginado es que fuera un burro el que llegará hasta el Miguelete.

Un animal que se caracteriza por acompañar a la humanidad desde hace siglos, pero también por pertenecer a una raza que no es muy amante de las alturas. Cuesta domesticar bien a un burro, aunque una vez hecho, es muy fácil que nos acompañe en todas las aventuras posibles, un hecho que quizás nadie hubiera imaginado hasta la fecha.

Este burro de Valencia parecía que estuviese por encima de lo que sería habitual al llegar hasta lo más alto por sí solo. Algo que muchos han calificado de mágico o de brujería y que preocupó a toda la ciudad. Especialmente a los marineros que eran los que se fugaban la vida en busca de sus capturas y pensaban que este burro en lo alto del campanario era un mal augurio.

La extraña historia de Valencia, la de un burro que escaló el Miguelete sigue siendo patrimonio de una tradición oral que se ha encargado de dejar muy claro qué es lo que pasaba en una ciudad que ha acabado siendo la que ha desvelado el secreto de este hecho.

Esta es la historia más extraña de Valencia

 

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La historia más extraña de Valencia se ha convertido en toda una leyenda. Nos remontamos a hace unos siglos cuando el Miguelete era el edificio más alto de Valencia. Los habitantes de esta ciudad admiraban este campanario que era el encargado de marcar las horas y las celebraciones en las que toda la ciudad se centraba.

Por aquellos días había al lado de este lugar una cuadra en la que pasaban la noche varios animales. Se dependía del trabajo de los burros y de los caballos que son los que han acompañado al ser humano en más de una ocasión. Animales domesticados que les permitían hacer su trabajo y trasladarse por la ciudad.

Muchos de ellos eran de lo más útiles y necesarios, por lo que su presencia era fundamental para todos. Tal era así que el hecho de que un día un burro desapareciera preocupó especialmente a los habitantes de esta ciudad. Valencia se despertaría en shock y mucho más conmocionada de lo que se esperaría nadie.

Los sacristanes se dispusieron a subir a lo alto del Miguelete para tocar la campana que marcaba el inicio de la jornada. Cual fue la sorpresa cuando descubrieron un burro en este campanario. Algo totalmente fuera de lugar y sorprendente que dejó a todos pensando que había sido fruto de una especie de conjuro o de magia negra.

De hecho, solo para bajar el burro, los religiosos se pusieron en contacto con los marineros especialistas en cargar los barcos con grandes pesos. Solo ellos y con la ayuda de unas poleas pudieron bajar de nuevo a un burro que llegó al suelo conmocionado y con una cara de miedo que denotaba que el pobre animal tampoco sabía cómo había llegado, ni bajado del campanario.

Durante semanas fue una de las historias que no paraban de circular por Valencia. Nadie hubiera imaginado que este animal podría haber subido solo al edificio más alto de la ciudad. De hecho, hasta que no se supo que había sido una gamberrada más de uno pensaba que había sido fruto de las brujas que habían hecho que este burro subiera a lo alto del campanario. Hoy en día todavía se recuerda la historia de un campanario que se ha convertido en el emblema de esta ciudad de Valencia, junto con la historia del burro.

 

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