Sonorama cierra edición llegando a 110.000 asistentes y con la vuelta de Cano como momento álgido
Miss Cafeína, Taburete, Fangoria, Delaporte o Carolina Durante no defraudaron a los festivaleros
La lluvia no consiguió empañar la edición número 22 del festival Sonorama Ribera. Una cita con más de cien grupos que convirtieron un año más a Aranda de Duero (32.000 habitantes) en la capital española de la música. Según la organización, entre los cinco días de conciertos se han congregado más de 110.000 personas en la ciudad ribereña. Prácticamente se ha duplicado la población del municipio.
El momento álgido fue la reaparición en un escenario de Nacho Cano, una de las tres patas de Mecano, tras dos décadas alejado de los focos. Con la colaboración de vocalistas como Zahara, Mikel Izal, Alberto de Miss Cafeína o Santi de Love of Lesbian, Cano consiguió meterse en el bolsillo a los miles de congregados. Un retorno durante más de una hora a los años 80 con los temas clásicos de la banda. Las gotas que cayeron no supusieron molestia alguna para el viejo rockero que, a pecho descubierto y tocando los teclados de dos en dos como en los viejos tiempos, lo dio todo.
Los artistas se sumaron al Ayuntamiento en pedir una línea de tren y apoyo a la ‘España vaciada’
Las últimas palabras de este compositor madrileño de 56 años fueron una reivindicación de Aranda como tierra de música como forma de vida. De hecho, una nota común en muchos de los artistas era la de pedir al Gobierno central que recupere la línea de tren entre Madrid, Aranda y Burgos. Tras ocho años de cierre, este servicio eliminado ha puesto en pie de guerra a la población arandina, que con su alcaldesa ‘popular’, Raquel González, al frente, ha encontrado en el festival una buena manera de reivindicar el apoyo a la ‘España vaciada’.
Además del plato fuerte del grupo español más importante al menos de los 80, hubo otros conciertos destacables. El miércoles Ladilla Rusa con su estilo irreverente consiguió la simpatía de todos los festivaleros del camping que tararearon sus letras los cinco días siguientes. Del mismo modo, Miss Cafeína, Taburete, Fangoria, Delaporte o Carolina Durante no defraudaron.
Por otra parte, al margen del renovado recinto ferial que funcionó casi a la perfección, se desarrollaron los conciertos de día en la ya mítica plaza del Trigo y otra media decena de enclaves en la ciudad. Entre pistolas de agua y buena comida y bebida, festivaleros y amantes de la música disfrutaron de días grandes en sesiones matutinas. En cuanto al camping, mucha alegría entre los presentes. Buena organización, si bien los accesos y la carga y descarga podría ser mejorados.
En definitiva, uno de los grandes festivales del país que se consolida como cita imprescindible del calendario. Y, ahora, tras el balance de lo bueno y malo, como diría Mecano, ‘los petardos borran sonidos de ayer, y acaloran el ánimo, para aceptar, que ya pasó uno más’.