Reino de León | 1188

Ni Westminster ni el Louvre: este es el Reino histórico español donde nació la Cuna del Parlamentarismo

En León nació la Cuna del Parlamentarismo: tres décadas antes que en Inglaterra

La ciudad de León, bimilenaria, silenciosa y a menudo relegada en los grandes relatos históricos, ha ido recuperando el lugar que merece

León Cuna del Parlamentarismo
El Rey Felipe VI, durante una conferencia internacional para conmemorar el Día del Parlamentarismo.
Diego Buenosvinos

En el corazón del viejo Reino de León, entre piedras milenarias y ecos de campanas medievales, resuena aún la voz de una historia olvidada durante siglos, pero que hoy recobra la fuerza que le corresponde: la de ser la Cuna del Parlamentarismo en Europa. Esta afirmación, avalada por organismos internacionales (UNESCO 2013), rescata del polvo del tiempo una gesta política adelantada a su época, protagonizada en el año 1188 bajo el reinado de Alfonso IX de León.

La ciudad, fundada como campamento militar romano en el siglo I a.C. y convertida luego en capital de uno de los reinos más longevos de la península ibérica, vivió en aquel año un hecho sin precedentes: la celebración de unas cortes reales en las que, por primera vez en la historia de Occidente, participaron representantes del pueblo llano junto al clero y la nobleza. La cita tuvo lugar en el claustro de la Basílica de San Isidoro, bajo la égida del joven monarca, apenas coronado, que convocó a los tres estamentos del reino para afrontar las tensiones políticas y económicas de su incipiente reinado.

Este hito, plasmado en los llamados Decreta de 1188, constituye el germen documental más antiguo conocido de un sistema representativo. En ellos se recoge el compromiso del rey a no tomar decisiones trascendentales —como declarar la guerra o imponer tributos— sin consultar a una asamblea de representantes. Además, se establecieron principios que hoy se consideran pilares del Estado de derecho, como la inviolabilidad del domicilio, la protección del correo y la garantía de justicia para todos los súbditos.

Durante siglos, la historia oficial atribuyó a la entonces Inglaterra, con su Carta Magna de 1215, el origen del parlamentarismo moderno. Sin embargo, los Decreta leoneses —anteriores por casi tres décadas— revelan que fue en tierras hispánicas donde se dio el primer paso hacia una forma primitiva de democracia. Este reconocimiento fue finalmente consagrado en 2013, cuando la UNESCO incluyó los Decreta en su prestigioso programa Memoria del Mundo, aludiendo a su valor universal como precedente del sistema parlamentario.

La ciudad de León, bimilenaria, silenciosa y a menudo relegada en los grandes relatos históricos, ha ido recuperando el lugar que merece. En 2018 se conmemoraron los 830 años de aquellas primeras cortes con actos solemnes y declaraciones institucionales. A partir de ese momento, el Congreso de los Diputados y otras instituciones españolas han reconocido oficialmente a León como el lugar donde nació el parlamentarismo. Incluso se ha reservado un espacio simbólico en la sede parlamentaria nacional para recordar la trascendencia de aquel evento fundacional.

Hoy, cuando se alzan tantas voces que cuestionan la legitimidad y la eficacia de las instituciones representativas, conviene volver la vista atrás y recordar que fue un joven rey leonés, hace más de ocho siglos, quien abrió las puertas del poder al pueblo. Y que lo hizo en una ciudad de alma romana y vocación regia, donde las piedras hablan y la historia aún palpita bajo los pasos de quienes la recorren.

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