La mayor exposición sobre la historia del tatuaje aterriza en CaixaForum Madrid

La mayor exposición sobre la historia del tatuaje aterriza en CaixaForum Madrid

La directora general adjunta de la Fundación ”la Caixa”, Elisa Durán; el presidente del Musée du Quai Branly, Emmanuel Kasarhérou; la directora de CaixaForum Madrid, Isabel Fuentes, y la comisaria y fundadora de la revista HEY! Modern Art & Pop Culture, Anne Richard, han presentado hoy en CaixaForum Madrid la exposición Tattoo. Arte bajo la piel.

Producida y organizada por el Musée du Quai Branly – Jaques Chirac de París y la Fundación ”la Caixa”, presenta más de 240 piezas de todo el mundo entre pinturas, dibujos, libros, siliconas con tinta, herramientas para tatuar, máscaras, fotografías, sellos y 9 audiovisuales. También ha asistido al acto el prestador Henk Schiffmacher, reconocido en el mundo del tatuaje por haber tatuado a miembros de las bandas Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam o al líder de Nirvana, Kurt Cobain.

La muestra explora, desde un enfoque antropológico inédito, los distintos usos del tatuaje a lo largo de la historia y el papel social que desempeña esta práctica ancestral en las culturas del mundo: desde la represión a la reivindicación. Así, los visitantes viajarán a través del tatuaje por todos los continentes descubriendo sus orígenes, la evolución que han experimentado las técnicas y el modo en que conviven en sincretismo distintas corrientes vinculadas al arte del tatuaje, que es ya un fenómeno mundial.

El tatuaje encierra una gran historia técnica y estética de más de 5.000 años, donde los tatuadores y los tatuados son sus portavoces diarios. Por primera vez en España, se podrá ver la mayor exposición histórica que ahonda en el tatuaje como gesto artístico y rinde homenaje a aquellos artistas que han hecho evolucionar el arte del tatuaje, pero cuyo papel nunca se ha reivindicado en los museos.

En pleno boom del tatuaje, se calcula que el 12 % de los ciudadanos de Europa lleva, al menos, uno. No obstante, la fascinación por el tatuaje cuenta con una larga trayectoria: desde el impulso de la atracción de feria hasta la inmediatez de la cultura callejera, el tatuaje encarna el deseo de expresar a los demás no solo lo que somos, sino también lo que queremos ser, transformando así la piel en un particular lienzo.

Cuerpos hiperrealistas tatuados expuestos

Cuando el Musée du Quai Branly – Jacques Chirac inició su andadura con esta exposición en París en 2014, invitó a los más eminentes tatuadores del momento a realizar una obra sobre réplicas de silicona de distintas partes.

Posteriormente, en cada etapa de su itinerancia por todo el mundo, la muestra se ha ido enriqueciendo con nuevas obras encargadas a tatuadores de distintas nacionalidades, desde tatuajes tradicionales hasta novedosas creaciones. Entre las más de 240 piezas expuestas se incluyen 22 prototipos que reproducen de manera hiperrealista partes del cuerpo humano y que han sido moldeados en un material experimental y tatuados por maestros del arte del tatuaje entre los que se encuentran Kari Barba (artista tatuadora estadounidense), Tin-Tin (artista tatuador francés), Horiyoshi III (artista tatuador japonés), Felix Leu (artista tatuador suizo), Mark Kopua (artista tatuador de Nueva Zelanda), Jack Rudy (artista tatuador estadounidense), Xed LeHead (artista tatuador inglés), Colin Dale (artista tatuador de Dinamarca) y Chimé (artista tatuador polinesio).

En este ecosistema se enmarcan las obras de dos artistas residentes en Madrid que se presentan en la inauguración y son expuestas por primera vez. La artista tatuadora madrileña Laura Juan reflexiona en su obra sobre el aislamiento social durante la pandemia en España, la incertidumbre, el silencioso —e invisible— avance del virus y la pérdida de libertad. La obra de Jee Sayalero, artista tatuador venezolano, ahonda en el término istmo: en esa pequeña franja de tierra se produce el intercambio entre distintas culturas, con alusiones al folclore japonés y a obras de artistas como Pablo Picasso o Salvador Dalí.

Estas piezas de silicona constituyen un hito en la exposición, junto con objetos, dibujos, grabados y fotografías que muestran las antiguas prácticas del tatuaje en todos los continentes. Así, lo que originalmente fue una inscripción efímera en la epidermis de una determinada persona puede conservarse, estudiarse y ponerse en valor para dar a conocer la historia y la estética del tatuaje.

Un arte que va más allá de la piel

La exposición, con obras procedentes en su mayoría del Musée du Quai Branly – Jacques Chirac, también reúne un excepcional conjunto de piezas de una cincuentena de prestadores de países como Estados Unidos, Japón, Francia, Tailandia o Reino Unido.

Entre las piezas expuestas, destacan elementos como una pluma eléctrica presentada por el inventor Thomas Edison en 1877 (y que fue el antecedente de la máquina de tatuar actual); un baúl para transportar las herramientas de los tatuadores ambulantes; un retrato en pintura acrílica de Artoria, una célebre artista del sideshow de la década de 1920; un álbum original de Rich Mingus, editado por Henk Schiffmacher en 2011, con fotografías, postales y fragmentos de publicaciones periódicas relacionados con el tatuaje desde el siglo XIX.

También una flauta en forma de estatuilla del período tardío de la cultura maya con representaciones de tatuajes faciales; herramientas y utensilios para tatuar del siglo XIX provenientes de Indonesia, Birmania, Túnez, Argentina o Australia; y retratos de grupos con sus tatuajes identificativos, como por ejemplo la pandilla mara centroamericana o la mafia japonesa yakuza. También reconoce a artistas que preservan este arte milenario, como la tatuadora filipina Whang-od Oggay, de 104 años, considerada como la última maestra que utiliza el batok (tatuaje tradicional hecho a mano), o los maoríes de Nueva Zelanda, que practican el moko, el ‘arte de esculpir la piel’, símbolo de conciencia colectiva indígena.

Un viaje hacia las profundidades del tatuaje

El recorrido, con cinco paradas diferenciadas, arranca desde una perspectiva global para comprender el vínculo del tatuaje con lo marginal, la delincuencia y su espectacularización. En el segundo ámbito, se presenta el tatuaje como un arte en movimiento, haciendo hincapié en su expansión por Japón, América del Norte y Europa desde su origen hasta la actualidad. En la tercera parada, se muestra el renacimiento del tatuaje tradicional en Nueva Zelanda, Samoa, Polinesia, Indonesia, Malasia oriental, Filipinas y Tailandia.

A partir de la década de 1970, surgen nuevas escuelas y se expanden a nuevos territorios del mundo como China y Taiwán, así como Latinoamérica, con el tatuaje chicano, aspecto que se aborda en el cuarto ámbito. La muestra termina su recorrido con una reflexión sobre el tatuaje en la actualidad —y su perpetuo afán por la renovación— diferenciando dos corrientes: una, marcada principalmente por la reinterpretación de géneros históricos, y otra, que explora las posibilidades de las artes gráficas más allá de los códigos clásicos.

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