Jean Cocteau, el titán de todas las artes adicto al opio: invitado VIP en la Peggy Guggenheim Collection
Esta muestra sobre Jean Cocteau es la mayor retrospectiva jamás organizada en Italia dedicada a uno de los artistas más importantes del pasado S. XX
Olga no fue la culpable de que Picasso se convirtiera en un artista al servicio de la burguesía
Jean Cocteau (Maisons-Laffitte, 1889- Milly-la-Forêt, 1963) está con la americana Peggy Guggenheim en Venecia. Del 13 de abril al 16 de septiembre de 2024, la Colección Peggy Guggenheim tiene en sus salas Jean Cocteau: La venganza del malabarista, la mayor retrospectiva jamás organizada en Italia dedicada a uno de los artistas más importantes del pasado S. XX.
Una muestra que pretende, entre otras cosas, dar lugar y espacio a un artista versátil y original que no siempre estuvo presente en los días de vanguardia debido a su adicción al opio. Una adicción que vino causada por la muerte de Raymond Radiguet, su amigo poeta, en 1923 a causa de unas fiebres tifoideas a los 20 años. Un fallecimiento temprano que, sin embargo, no sería un obstáculo para que Radiguet fuera una influencia muy fuerte en la vida y la obra de Cocteau. Durante esta época escribió una de sus novelas más importantes, Les Enfant terribles (1929).
Impresionantemente prolífico
La muestra, que ha sido comisariada por Kenneth E. Silver, historiador del arte de la Universidad de Nueva York, destaca la versatilidad del artista, así como los múltiples actos de malabarismo que distinguieron su producción, que a menudo provocó críticas de sus contemporáneos. Se podrán ver hasta 150 obras que proceden de prestigiosas instituciones, como el Centro Georges Pompidou de París, el Museo de Arte Phoenix, el Nuevo Museo Nacional de Mónaco y el Museo Jean Cocteau, la Colección Séverin Wunderman de Menton, así como de colecciones privadas.
Dibujos, gráficos, joyas, tapices, documentos históricos, libros, revistas, fotografías, documentales y películas dirigidas por Cocteau muestran a los visitantes los aspectos visuales innovadores de la obra de Cocteau, siempre provocadores en este ámbito de vanguardia. Y es que este artista, que es complicado de enmarcar en una sola disciplina, fue impresionantemente prolífico. De hecho, se refería a sí mismo como poeta, pero también era novelista, dramaturgo y crítico, cuyos temas abarcaban desde el arte y la música hasta otras formas expositivas como la escritura de viajes y las memorias.
Al mismo tiempo, Cocteau también fue un artista visual talentoso, muy original e innovador. Esta es, precisamente, la faceta de la vida creativa del artista que se trata en la Colección Peggy Guggenheim: Cocteau dibujante, artista gráfico, muralista, diseñador de joyería y textiles y cineasta.
Del establishment y de la subversión
Figura clave de la escena artística francesa de su época, su círculo incluía artistas como Josephine Baker, Coco Chanel, Sergei Diaghilev, Edith Piaf, Pablo Picasso y Tristan Tzara. Sin embargo, la franca afirmación de su homosexualidad –escribió, de hecho, El libro blanco, una novela que hablaba de su realidad sexual–y la adicción al opio –que nunca intentó ocultar– le hicieron ocupar una posición precaria entre los críticos de la vanguardia.
Con Diaghilev, Cocteau trabajó en la escenografía de los ballets rusos que llegaron a París para revolucionarlo, concretamente en la obra Parade, en 1917, donde se relata la historia de un circo ambulante en el que tres artistas realizan un avance de su espectáculo. Fue en este ambiente donde entabló cercanía y amistad con Pablo Picasso y Coco Chanel, ya que la modista se encargaría de la parte de vestuario. En este grupo de artistas procedentes de Rusia llegó, por cierto, la primera mujer de Picasso: Olga, con la que se casaría, dicen que aburguesaría y tendría un hijo llamado Paul, al que retrata en diferentes ocasiones de niño.
Un hombre que pertenecía al establishment francés, aunque siempre se mostraba subversivo con respecto a él. Y es que Cocteau encarnó las contradicciones culturales, sociales y políticas de su época.
Murió de un infarto de miocardio a los 74 años, en octubre de 1963, con ese aspecto de estar siempre con la mente centrifugando, y sólo una hora más tarde de enterarse de la muerte de su íntima amiga Edith Piaf. La amistad de ambos, desde entonces, navega en la eternidad.
La exposición estará activa hasta el 16 de septiembre de 2024 en la Colección Peggy Guggenheim de Venecia.