La primera licenciada en trompa de España está en paro porque «carece de título de valenciano»
La Consejería de Educación de la Generalitat Valenciana, cuya responsable es Raquel Tamarit (Compromís), ha prescindido de la primera licenciada de la historia de España en Trompa, Encarnación Grau, para impartir clases en el Conservatorio de Onteniente «por carecer del título de valenciano», según sostiene la propia Encarnación y la Asociación Hablamos Español. Esta música está ahora en paro y en un año se jubilará tras 35 años de docencia ininterrumpida.
La deriva catalanista que vive la Comunidad Valenciana llega, en ocasiones, a puntos insospechados. Este es el caso de Encarnación, que se ha quedado sin trabajo por no tener titulación en valenciano a sus 62 años. Más que un requisito, el obstáculo lingüístico ha sido la traba. En este caso, además, ese impedimento lingüístico ha generado un grave problema familiar a una mujer que no ha hecho otra cosa en su vida más que trabajar y ofrecer la mejor formación a sus hijos.
Encarnación se convirtió en su día en la primera mujer española en obtener la licenciatura de trompa y, con ello, rompió también una barrera para las féminas españolas, como afirma su hijo Francisco, el segundo de 7. Ella cuenta con el grado medio de viola y es cofundadora del Conservatorio de Música Maestro Vert de la localidad valenciana de Carcagente. Es valenciano parlante casi de cuna, porque esa lengua, el valenciano, es la primera en su casa.
La hablan perfectamente su marido y sus 7 hijos, de los que 4 están a su cargo. A los que ella distribuye 40 euros para que tengan para sus gastos mientras se abren camino en la vida. El sueldo mileurista de su marido y los 2.200 euros mensuales que percibía hasta ahora los ha invertido en que esos 7 hijos tuvieran la mejor formación y educación posible.
Tantas veces como quiso sacarse el título de valenciano, la desanimaron: «Encarnación, es un mérito. No un requisito». Hasta que dejó de serlo. Y de la noche a la mañana, interina, con 35 años cotizados dedicados a la docencia, y número uno en la bolsa para acceder a la única plaza que hay vacante en su especialidad, se ha visto literalmente en la calle. Su ‘carencia’ curricular, según defiende Hablamos Español y sostiene ella, es que, a pesar de una brillante hoja de servicios, carece de la titulación de valenciano y, por tanto, no cumple con ese requisito lingüístico.
Pese a todo, Encarnación no se resignó y dirigió el correspondiente escrito a la Consejería, reclamando que era ella quien ocupaba el número 1 en la lista para obtener una plaza. Sin embargo, la citada Consejería aún no le ha contestado. Tiene 2 meses para hacerlo y «juegan con los plazos», sostiene, lo que le ha impedido llevar el asunto a la vía legal, hasta la fecha.
Un buen día, y cuando ya estaba resignada a su suerte, un médico amigo, al que expuso su caso, la dirigió a Hablamos Español. Una asociación, presidida por la gallega Gloria Lago, que defiende la libertad lingüística en todo el Estado español y, en consecuencia, también en territorio valenciano. Hablamos Español, de inmediato, se dirigió a la Generalitat. En concreto, a la mencionada Consejería de Educación. Tampoco ha obtenido respuesta hasta la fecha respuesta a esta sencilla pregunta: si no la han elegido porque no tiene titulación en valenciano.
En un contexto como el que se vive a día de hoy, la situación de Encarnación es delicada. Ahora, el obstáculo lingüístico de no tener una titulación en valenciano, lengua que habla perfectamente y usa cotidianamente, la deja en una encrucijada. La primera licenciada en Trompa en la historia de España está en el paro. Ha pedido el subsidio y en menos de un año se jubilará por la puerta de atrás. Su profesión la conoce perfectamente, pero en la Comunidad Valenciana eso no basta: ella no tiene un título que acredite sus conocimientos en valenciano. Y eso parece ser esencial para sus gobernantes.