La vida en entornos extremos del Sistema Solar podría ser posible
Según los últimos estudios conocidos, la vida en entornos extremos del Sistema Solar podría ser posible. Es decir, que si buscamos más allá de Marte, Encélado o Europa, podría ser que Plutón o Tritón, por ejemplo, hayan reunido las condiciones para desarrollar vida en lo que se consideraban páramos helados y yermos.
No hay que olvidar que hablamos de planetas y satélites exteriores del Sistema Solar donde las temperaturas son muy bajas. Sin embargo, muchos de estos lugares poseen compuestos químicos en su entorno que, pese a su toxicidad, actúan como anticongelantes.
Es decir, que pequeños planetas como Ceres y satélites como Calisto podrían tener en su superficie compuestos y sales como amoniaco que rebajan la temperatura de congelación.
Así pues, sí que se crearía un ambiente adverso para la vida tal como la conocemos, pues el grado de toxicidad es muy elevado, pero hay formas que han demostrado ser capaces de sobrevivir en entornos muy extremos de frío y de calor, pero principalmente de frío.
Cómo sería la vida en entornos extremos del Sistema Solar
Un grupo de científicos ha estudiado cómo sobrevive una bacteria llamada Planococcus halocryophilus, que se encuentra fácilmente en el permafrost existente en las regiones árticas de la Tierra.
Esta bacteria ha sido expuesta a líquidos como el cloruro de calcio, el magnesio, el sodio y el perclorato, que se ha demostrado que está muy presente en la superficie de Marte. Así que, sometidas a temperaturas que van desde los 25ºC a los -30ºC en diversos ciclos de congelación y descongelación, descubrieron que podría sobrevivir en diversas mezclas de elementos y con distintas temperaturas.
Por ejemplo, en mezclas de cloruro, eran capaces de sobrevivir mejor que en otras de percloratos. No obstante, sus opciones de supervivencia aumentaban en las temperaturas más bajas, pero se reducían en las más elevadas.
Sea como fuere, estas bacterias demostraron su capacidad de sobrevivir, pero no sabemos si también podrían prosperar. Así pues, vivían en soluciones de cloruro de calcio y de magnesio a temperaturas de -30ºC.
Entonces, sabemos que, dadas ciertas condiciones específicas, la vida en entornos extremos es posible. Ahora bien, ¿se ha podido formar, desarrollarse y prosperar adaptándose a estos lugares? Para dar respuesta a esta cuestión, los investigadores siguen estudiando para determinar precisamente estas cuestiones, sabiendo si las diversas concentraciones de sales a distintas temperaturas pueden facilitar la propagación de bacterias en entornos manifiestamente hostiles para la vida humana.
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