Sucesos científicos que superan la ciencia ficción
Estamos acostumbrados a que el cine, la literatura, el cómic y otras artes destrocen los postulados de la ciencia una y otra vez en sus obras de fantasía. Pero, a veces, nos encontramos con sucesos científicos capaces de superar la mente más imaginativa, con la diferencia de que son reales, no ciencia ficción.
Algo así pasó en un sistema binario con dos estrellas, un púlsar (una estrella de gran densidad que ha colapsado y emite pulsos electromagnéticos como si fuera un faro cósmico) y otro astro. Este lugar, llamado J1906, hizo que la segunda estrella, la que no es el púlsar, desapareciera de la noche a la mañana. ¿Cómo es posible? No lo sabemos, y no fueron extraterrestres. Se cree que su interacción creó un sumidero que hará que el segundo astro no sea visible hasta dentro de 160 años. Habrá que esperar.
Las teorías, tanto de Albert Einstein como de otros, nos informan de la imposibilidad de viajar en el tiempo. Sin embargo, la computación cuántica ha sido capaz de curvar el tiempo. O sea, lograron enviar un paquete de datos atrás en el tiempo y, aunque nadie interactuó con ellos en el pasado, sí que se enredaron con los del momento actual.
¿Puede haber un planeta con tres soles, o es cosa de Star Wars y George Lucas? Pues no, es real, se llama HD 131399ab, está a 320 años luz de la Tierra, se observa en la constelación del Centauro y es un mundo joven, de solo 16 millones de años, que está atrapado por la acción gravitatoria de tres estrellas. Tal vez no sea estable, pero ahí está hoy por hoy.
Otros sucesos científicos que parecen ciencia ficción
¿Puede una máquina leer la mente a un ser humano? Ahora sí, ya que un experimento desveló que un ser humano, al ser conectado a internet por medio de un encefalograma, podía ver cómo la computadora traducía el pensamiento de una palabra a código binario capaz a su vez en enviarla por email a un robot que, por medio de mensajes de luz, transcribía el mensaje específico.
Incluso se han ‘demostrado’ ciertas evidencias de vida tras la muerte. Así se extrae de una investigación en la que se vio que pacientes con cerebros clínicamente muertos y sin función alguna habían mantenido cierta consciencia. Uno de ellos recordaba los beeps mientras lo reanimaban. Y eso que médicamente estaba totalmente en estado de defunción.
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