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Investigación encuentra una conexión entre el microbioma intestinal y la depresión

Microbiota
Microbioma y depresión
Francisco María
  • Francisco María
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La comunidad científica ha reconocido la importancia de la microbiota intestinal en la aparición diversas enfermedades. Estas abarcan desde la diabetes y la obesidad hasta los trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.

Los microorganismos que residen en el intestino han demostrado influir en la salud mental. Aunque la mayoría de la investigación se ha realizado en animales en lugar de en humanos, ya hay evidencia sólida de la relación entre el intestino y el estado de ánimo en las personas.

¿Qué es el microbioma intestinal?

El microbioma intestinal es un término que cada vez escuchamos más a menudo en el ámbito de la salud y la nutrición. Pero, ¿qué es exactamente? En pocas palabras, se trata de un conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino y que desempeñan un papel fundamental en nuestra salud y bienestar.

Para entender la importancia del microbioma intestinal, es necesario conocer un poco más sobre la microbiota intestinal. La microbiota intestinal es la comunidad de microorganismos que habita en nuestro intestino, principalmente bacterias, pero también hongos, virus y otros microorganismos. Estos microorganismos son fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro sistema digestivo, ya que ayudan a descomponer alimentos, absorber nutrientes y combatir patógenos.

El microbioma intestinal está compuesto por miles de millones de bacterias que coexisten en simbiosis con nuestro organismo. Estas bacterias desempeñan funciones vitales para nuestra salud, como la producción de vitaminas, la regulación del sistema inmunitario, la protección contra patógenos y la producción de neurotransmisores que influyen en nuestro estado de ánimo.Microbioma o microbiota

Prevención de enfermedades

Hay que saber que el microbioma intestinal también juega un papel importante en la prevención de enfermedades. Un desequilibrio en la microbiota intestinal, conocido como disbiosis, se ha relacionado con una serie de trastornos y enfermedades, como la obesidad, la diabetes, enfermedades autoinmunes, trastornos del estado de ánimo, alergias e incluso enfermedades neurodegenerativas.

Por tanto, mantener un microbioma intestinal equilibrado es esencial para gozar de una buena salud. Para ello, es importante seguir una dieta equilibrada y rica en fibra, que promueva el crecimiento de bacterias beneficiosas para nuestro intestino.

El eje intestino-cerebro

El intestino, además de ser fundamental para la digestión y absorción de nutrientes, se ha revelado como un órgano inmunitario clave y el segundo en neuronas después del cerebro. Esto ha llevado a definir el eje intestino-cerebro.

Los microorganismos presentes en el intestino, junto con los metabolitos generados durante la digestión, son parte de los estímulos biológicos y químicos que intervienen en esta comunicación. Estos pueden modificar funciones esenciales como la respuesta al estrés, la respuesta inmunitaria y las emociones y comportamientos.

Entender en detalle los procesos de comunicación entre el intestino y el sistema nervioso central podría ofrecer una comprensión más profunda de las reacciones del organismo ante situaciones traumáticas o disfuncionales.

Una investigación reveladora

Un equipo de investigación liderado por Jeroen Raes del Instituto Flamenco para la Biotecnología ha publicado un análisis en la revista Nature Microbiology que relaciona la ausencia de ciertos tipos de bacterias con la depresión. Sugieren que muchas de estas bacterias pueden producir compuestos capaces de afectar el estado mental.

En su estudio, los investigadores analizaron datos del microbioma intestinal y diagnósticos de depresión de más de mil personas. Encontraron que dos géneros de bacterias, Coprococcus y Dialister, eran escasos en individuos deprimidos.

Raes menciona que la relación entre el metabolismo de los microbios intestinales y la salud mental es un tema controvertido en la investigación del microbioma. Se sugiere que los metabolitos producidos por estos microorganismos podrían interactuar con el cerebro, influenciando así el comportamiento y emociones.

Otros estudios

Algunos estudios han detectado patrones similares de microbioma en personas con alteraciones neurocognitivas. Por ejemplo, en individuos con trastorno del espectro autista, se observó una mayor presencia de bacterias del tipo Sutterella y Desulfovibrio, asociadas previamente con alteraciones cognitivas.

Otras investigaciones relacionadas con el párkinson han encontrado que esta enfermedad está asociada con un mayor tiempo de tránsito intestinal. Esto sugiere una posible relación entre la salud intestinal y el desarrollo de la enfermedad de párkinson, lo que podría abrir nuevas vías de investigación para comprender y tratar esta patología.

También se han realizado investigaciones en personas con trastornos gastrointestinales como el síndrome de intestino irritable y en ellas se han observado problemas de ansiedad o depresión. Además, es común que los trastornos mentales y los digestivos ocurran simultáneamente.

Nuevos hallazgosdepresión

La investigadora Yolanda Sanz, líder del grupo de Ecología Microbiana, Nutrición y Salud en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC) se ha enfocado en esclarecer cómo la microbiota intestinal interviene en la transición de la salud a la enfermedad, mediante su relación con la dieta y los sistemas inmunitario y neuroendocrino del cuerpo humano.

En 2020, el grupo de Sanz patentó la bacteria Christensenella minuta, encontrada en individuos sanos. Este hallazgo fue significativo porque esta bacteria demostró ser una productora de serotonina, un neurotransmisor crucial para regular las emociones. Sus concentraciones suelen ser bajas en personas con depresión y estrés.

Este hallazgo de Yolanda Sanz y su equipo tiene potenciales aplicaciones terapéuticas en el tratamiento de la depresión y la ansiedad.

Esta bacteria ha sido licenciada a la empresa biotecnológica francesa LNC Therapeutics. Esto abre nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos que aprovechen la conexión entre el intestino y el cerebro en beneficio de la salud mental.

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