Rabietas infantiles: todo lo que necesitas saber para superar esta fase
Conoce todo sobre la rabieta infantil o berrinche. Una fase marcada por los lloros y gritos del niño, pero que se puede superar sin problema.
¿Tus hijos han tenido en alguna ocasión una rabieta infantil? Esto es algo que le puede ocurrir a cualquier niño o niña pequeño, pero lo cierto es que si no hacemos nada para evitar este tipo de comportamiento, la rabieta se puede acabar convirtiendo en la herramienta que usarán nuestros hijos para salirse con la suya. Veamos entonces cómo superar y cómo resolver esta fase.
No es hasta el año y medio que el niño desarrolla una especie de instinto en el que responde con lloros y gritos a todo lo que no le parece bien o no le gusta demasiado. Esta es una fase inevitable por la que pasan nuestros hijos, de modo que en lugar de desquiciarnos frente a la rabieta infantil o berrinche del que hasta hace poco era un adorable bebé, tenemos que poner límites y establecer una serie de pautas de conducta que nos permitan corregir ese comportamiento y de este modo, evitar que vaya a más.
Rabietas infantiles: todo lo que necesitas saber para superar esta fase
El berrinche es un comportamiento muy específico de los niños que están aprendiendo a lidiar con los límites y aún no conocen otras formas de reaccionar. Por eso,un niño de 2 meses, 8 meses y menor de 1 año no reacciona con una rabieta porque aún no está aprendiendo a lidiar con la negación.
La llamada rabieta infantil o berrinche, no es más que un niño que aprende a posicionarse frente a las negaciones de los adultos. No hay desarrollo saludable sin berrinche. Es parte del yo del niño, que puede durar más o menos tiempo y de hecho, se viene «gestando» desde que los bebés nacen. Piensa que tu hijo o tu hija han aprendido que la mayoría de veces, cuando han llorado de bebé los cogías en brazos para calmarlos. Ahora utilizan la misma «táctica», pero siendo conscientes de ello, de modo que con ello no solo consiguen la atención del padre o la madre sino que además se salen con la suya.
¿Cómo lidiar con una rabieta infantil?
Para lidiar con una de estas rabietas, no es necesario que los padres intenten aplicar su autoridad a la fuerza o con «mano dura», porque si entran en este conflicto pierden de hecho esa misma autoridad.
El primer paso es explicarle a tu hijo que no te gusta ese comportamiento y, por lo tanto, no le prestarás atención mientras actúe de esa manera. Si simplemente abandonas el entorno del conflicto sin dar explicaciones, tu hijo comprenderá que los lloros no le sirven para llamar tu atención y que no hay competencia con respecto a tu autoridad. Si puedes manejar el berrinche con calma, el comportamiento disminuye hasta que ya no sucede. Si no se trabaja en el berrinche, el adolescente o adulto continuará con el mismo comportamiento, y aunque ya no tendrá una pataleta o llorará tirado en el suelo, se convertirá en una persona intolerante. Por lo tanto, incluso si es difícil, es necesario ser firme y a la vez, calmado. Forma parte del papel de madre o padre.
¿Cómo saber si mi hijo está malcriado?
Amar, cuidar, proteger y preparar a los niños para el mundo son misiones importantes para los padres. Pero esta preparación significa principalmente que debemos enseñarles. Esto incluye hacerles saber desde el principio que no son los reyes de la casa, ni el centro de la vida de sus padres, sino una parte igualmente importante de la familia. Si el niño no tiene límites claros, puede comenzar a desempeñar el papel de la persona que controla la situación y de ahí que se deriven muchas rabietas por todo.
Algunos padres prefieren no ver que están malcriando a sus hijos. Pero sí, es nuestra culpa. El niño naturalmente busca ser el centro de atención, todavía no tiene idea de la causa y la consecuencia, por lo que querrá correr por la calle, pedir cualquier cosa que llame su atención o cambiar el canal de televisión sin permiso. Nuestro trabajo es hacer que el niño encuentre el límite por sí mismo. Si se apresura a cruzar la calle, debes explicarle que hay que seguir una convención, como mirar en ambos sentidos, esperar a que los autos se detengan, en lugar de simplemente decir «no cruzar». El niño debe ser consciente de que hacerlo lo dañará.
¿Cómo establecer límites?
¿Con qué frecuencia escucha su hijo la palabra «no»? ¿Evitas llevarlo al supermercado para evitar un ataque de rabieta en el acto? Estas preguntas pueden hacerte comprender si tu hijo está creciendo como un niño mimado. Establecer límites es importante, y no, no tienes que tener miedo de eso. Experimentar la frustración es parte de la vida e importante para el desarrollo, pero consentir esas rabietas hará que tu hijo o hija se convierta en un niño autoritario.
Mientras son pequeños, los niños, necesitan saber que son los padres los que están a cargo de la situación.Cuando dices que no, puede explicar el motivo del rechazo, pero no permitas la negociación cuando no haya lugar para ello. También es importante que no ofrezcas recompensas a cambio de un buen comportamiento. Deja que tu hijo se calme para que pueda hablar mejor, pero no le acostumbres a intercambiar favores en nombre de un buen comportamiento.
Por otro lado, si no quieres que tu hijo grite o actúe con dureza sobre otras personas, tampoco se lo hagas a él. Después de todo, los niños a menudo actúan por imitación a los adultos que les rodean, en especial los padres.
¿Cómo evitar peleas?
Durante la crisis de la rabieta infantil, lo ideal es que los padres no entren en conflicto con el niño: las peleas pueden agravar la situación. Lo mejor que puedes hacer es esperar a que el niño se calme y tan pronto como termine el berrinche, habla con tu hijo, explícale que lo que hizo no estuvo bien y haz que se disculpe.
¿Cómo evitar la rabieta?
- No discutas con el niño e intenta controlar la situación;
- Coloca a tu hijo en un lugar seguro y camina por un minuto o cuenta hasta diez. Esto te ayudará a calmarte
- Cuando las cosas estén mejor, recógelo y sigue tu día.
- Después de lidiar así, tu hijo aumentará la intensidad de la rabieta, pero pronto se dará cuenta que su comportamiento no le sirve para nada y acabará cediendo.
- Por último, para evitar la rabieta, todos los adultos que tratan con el niño en cuestión deben actuar juntos: si algunos ceden y otros no, el niño no comprenderá nada y tenderá a comportarse como más fácil le resulta, es decir, llorando y gritando.
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