¿Cuántos años tiene tu hijo? Pros y contras de cada edad (II)

Hace unos días te dimos a conocer varios pros y contras de cada edad en los niños. De esta manera, quisimos ayudarte a que estuvieras preparado para cuando tus hijos llegaran a las mismas. En aquel momento, nos centramos fundamentalmente en las etapas que van desde que nacen hasta los dos años y hoy vamos a ampliar ese rango de tiempo.
Toma nota y sabrás a lo que te enfrentarás próximamente con los pequeños de la casa.
De 2 a 3 años
Cuando el niño tiene una edad comprendida entre los 2 y los 3 años nos topamos con el hecho de que está atravesando un periodo realmente positivo. Sí, para algunos padres se convierte en una fase estupenda, porque permite disfrutar al máximo de su hijo, ya se pueden hacer más actividades a su lado, tiene muchas ocurrencias con las que fluyen las risas…
En concreto, podemos determinar que las ventajas en este momento son las siguientes:
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Ha mejorado de manera notable en lo que a comunicación verbal se refiere. De ahí que ya se puedan mantener conversaciones con el pequeño de todo tipo, ya se tiene un diálogo mucho más fluido y eso resulta muy interesante.
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No menos relevante es el hecho de que ya es mucho más autónomo. Con esto nos referimos a que puede realizar distintas tareas y actividades por sí solo, sin tener que ayudarle. En concreto, puede desde recoger sus juguetes hasta ponerse alguna prenda de vestir sin apoyo de nadie e incluso es capaz de usar el orinal por su cuenta.
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Por supuesto, también hay que hacer hincapié en que a esta edad los niños facilitan enormemente el organizar actividades a su lado. Han crecido y ya se puede salir fuera de casa sin necesidad de tener que ir con un cargamento de pañales, ropas y biberones.
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Es muy divertida esta fase porque el conocimiento que va adquiriendo el menor del mundo que le rodea es más amplio y crece considerablemente rápido. Eso supone que pueda realizar preguntas de lo más inverosímiles, que nunca nos hemos llegado a hacer a nosotros mismos, e incluso que plantee teorías que nos sacarán una sonrisa.
Por el contrario, cuando el pequeño tiene entre 2 y 3 años hay que subrayar que se pueden dar también desventajas como estas:
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Se encuentra en un momento donde necesita reivindicar su personalidad y su carácter. Por eso, se muestra especialmente tozudo y puede negarse a aceptar las órdenes que se le dan.
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De la misma forma, hay que subrayar que se puede enfadar con mucha facilidad. De ahí que puedan aparecer rabietas y enfados constantes. ¿Qué hacer al respecto? Ser firmes y hacerle saber que hay unas normas que debe respetar sí o sí.
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Frente a la autonomía e independencia que va a querer demostrar al mundo, es muy habitual que a esta edad pueda desarrollar miedos a distintos aspectos de su día a día, como a la oscuridad o a la soledad. Por eso, se necesitará desarrollar mucho cariño y paciencia.
De 3 a 5 años
Una de las fases más complejas de cuantas forman parte del crecimiento del niño es la que nos ocupa ahora. Lo es porque se encuentra en un momento donde va a dejar de ser un bebé, aunque en instantes puntuales se llegue a comportar como tal.
Empecemos por la parte positiva. En este caso, esta etapa tiene ventajas tan relevantes como estas:
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Aumenta notablemente su autonomía, por lo que, entre otras cosas, ya no temerá a dormir solo, se divertirá entreteniéndose de manera independiente, querrá vestirse por su cuenta, no dudará en opinar acerca de qué ponerse…
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Pasará a querer convertirse en alguien imprescindible para sus seres queridos. De ahí que en todo momento manifieste que les desea ayudar en cualquier actividad. Por eso, es una fase estupenda para que empiece a aprender a poner su granito de arena en las tareas domésticas.
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Hay pequeños que son muy tímidos y eso es algo que puede preocupar a sus padres. No obstante, hay que tener en cuenta que en este instante empiezan a mejorar en ese sentido, se vuelven más sociables.
En lo que respecta a las desventajas, podemos subrayar que cuando los niños tienen entre 3 y 5 años puede producirse episodios puntuales donde vuelvan a comportarse como bebés. Eso puede ser debido a distintas causas, tales como a los celos que puedan sentir por sus hermanos menores. De ahí que manifiesten que quieren dormir en la cama con sus padres, que alguna vez se hagan pipí por la noche o que incluso deseen tomar biberón o ponerse el chupete.
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