Educación

Disciplina positiva: el método que Unicef aconseja para padres que quieren hijos felices

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Blanca Espada

Cuando se tienen hijos, la crianza es sin lugar a dudas, una de las tareas más complejas pero también más satisfactorias o bonitas que una persona puede experimentar. Sin embargo, tarde o temprano es normal que a muchos padres y madres les asalte la pregunta: ¿cómo le inculco disciplina a mis hijos sin tener que acabar con gritos, castigos o incluso amenazas? La verdad es que no existe un manual único, pero sí hay formas más saludables de educar, basadas en el respeto y el vínculo emocional. Y una de ellas es la disciplina positiva que recomiendan además, los expertos de UNICEF.

Lejos de la idea de que hay niños buenos o malos, la disciplina positiva entiende que lo que existe es el comportamiento, y este puede redirigirse con paciencia y cariño. Pero no pensemos que se trata de permitirlo todo, sino de poner límites claros sin dañar su autoestima ni su seguridad emocional. Organizaciones como Unicef y expertos en desarrollo infantil coinciden: gritar, humillar o pegar nunca es la solución. Estos métodos pueden dejar huellas profundas, generar más rebeldía y afectar su bienestar emocional a largo plazo. La buena noticia es que la disciplina positiva funciona, fortalece el vínculo con los hijos y les enseña habilidades como la empatía y la responsabilidad.

Disciplina positiva: el método que Unicef aconseja

Desde su página web, Unifec explica que una de las bases de la crianza o disciplina positiva es dedicar tiempo exclusivo a los hijos, aunque sean sólo diez minutos al día. Para ello, durante ese tiempo, debes apagar o dejar el teléfono, escuchar con atención lo que te dice y conectar de verdad con él. No es necesario planear actividades complicadas: cantar juntos mientras cocináis, leer un cuento o dar un paseo ya genera una conexión valiosa.

Los niños perciben la atención como una forma de amor. Cuando se sienten escuchados y valorados, suelen cooperar mejor y muestran menos conductas desafiantes.

Refuerza lo positivo con elogios

Otro pilar fundamental de la disciplina positiva que resalta Unicef es el refuerzo positivo. Muchas veces prestamos atención sólo cuando los hijos hacen algo mal, pero el verdadero cambio ocurre cuando celebramos lo que hacen bien. Un elogio sincero como «me encanta cómo ayudaste a tu hermano» o «qué bien recogiste los juguetes» refuerza su autoestima y les motiva a seguir portándose bien.

Cuando los niños reciben atención por su buen comportamiento, dejan de buscarla mediante conductas negativas. De esta manera, la necesidad de corregirles disminuye notablemente.

Habla de lo que esperas, no de lo que no quieres

La disciplina positiva explica Unicef, se centra en dar instrucciones claras y concretas. Decir «no seas desordenado» no es tan efectivo como «por favor, guarda tus juguetes en la caja». Además, es importante adaptar las expectativas a su edad y capacidad. Por ejemplo, un niño pequeño no puede estar callado durante una hora, pero sí unos minutos mientras realizas una llamada.

Ser realistas con lo que pedimos evita frustraciones tanto para padres como para hijos y aumenta las posibilidades de éxito.

Usa la distracción como recurso

En lugar de entrar en discusiones innecesarias, la disciplina positiva propone cambiar el foco de atención cuando la situación se complica. Una actividad creativa, un juego rápido o salir a tomar aire pueden desviar la energía del niño hacia algo más constructivo.

Anticiparse es clave: si notas que tu hijo está a punto de frustrarse o que dos hermanos pelean por el mismo juguete, intervenir con una propuesta diferente puede evitar un conflicto mayor.

Explica las consecuencias con calma

La disciplina positiva enseña que los niños deben entender las consecuencias de sus actos, pero no a través del miedo, sino de la comprensión. Si tu hijo pinta en la pared, puedes decir: «Si sigues pintando ahí, guardaremos los rotuladores por hoy». Así le das la oportunidad de corregir su conducta antes de aplicar la consecuencia.

Si logra cambiar su actitud, elógialo. Esto crea un ciclo de refuerzo positivo y le ayuda a comprender que cada acción tiene un resultado. La coherencia y la calma en este proceso son fundamentales.

Cuidar de ti también es importante

La disciplina positiva no se trata de ser perfectos, sino de ser constantes y empáticos. Habrá días en los que pierdas la paciencia, y es normal. Lo importante es reconocerlo, darte un respiro y seguir adelante.  No olvides además lo importante que tengas tiempo para ti, aunque sea ese momento final del día antes de acostarte, ya que sin que te des cuenta te servirá para aliviar estrés y que puedas tener más energía emocional para tus hijos.

En definitiva, y según los expertos de Unicef, la disciplina positiva ayuda a que podamos criar niños que sean más seguros de sí mismos, capaces de tomar decisiones y de relacionarse con respeto hacia los demás. Un método eficaz en el que se le da importancia al diálogo y la empatía, olvidándonos del miedo como una herramienta para educar.

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