Diccionario para primerizos. La V
En BabyAffinity tenemos como claro objetivo ayudar a los futuros papás a sobrellevar de la mejor manera posible el embarazo, el parto y el posterior cuidado del bebé. Y por eso les damos a conocer toda la información más importante relativa a los síntomas del periodo de gestación, las pruebas médicas, los tipos de alumbramientos, las enfermedades habituales del niño…Una larga lista de datos que les hará tomar con más tranquilidad y menos preocupación el nuevo rol de padres.
Pues bien, precisamente por eso tenemos incluso una serie titulada Diccionario para primerizos, donde quienes se van a estrenar en ese papel estarán al día de todas las palabras que juegan un papel fundamental en esos citados nueve meses que tienen por delante y en sus primeros contactos con los recién nacidos. Una serie que ahora vamos a continuar exponiendo las que dan comienzo con la letra V:
Vaginitis
Bajo este nombre se encuentra una contundente infección que experimenta la mujer en la vagina y que se presenta bajo síntomas tales como picazón en la zona genital, un olor vaginal fuerte, ardor al orinar, irritación durante la relación sexual o bien un flujo anormal y bastante espeso.
La cándida, la clamidia o el trichomonas vaginalis son algunos de los microorganismos que pueden provocar esa situación, que es bastante habitual durante el embarazo, ya que las defensas en esa zona del cuerpo disminuyen de manera notable en pro de proteger al feto.
En cualquier caso, cuando se tiene sospechas de que se sufre vaginitis, es necesario que la embarazada no dude en acudir a su médico para que pueda realizarle las pertinentes pruebas y determinar si estaba en lo cierto. En ese caso, y según el microorganismo que la ha generado, se deberá optar por un tratamiento u otro con el claro objetivo de acabar cuanto antes con la infección para así evitar que llegue al bebé y que este pueda tener que hacerle frente, por ejemplo, a erupciones cutáneas o complicaciones graves.
Vena cava
En el organismo de cualquier ser humano juega un papel fundamental lo que se conoce como vena cava que es, como su nombre indica, una vena situada en el lado derecho de la columna vertebral. Es fruto de la unión de dos venas, una superior y otra inferior.
Durante el embarazo, cobra especial protagonismo la misma, ya que el útero se coloca justo delante de esa. Lo que sucede así es que si la gestante está tumbada boca arriba presionará las paredes de dicha vena, y eso dificultará no sólo que circule la sangre hacia el corazón sino también que pueda ver cómo baja su presión arterial.
Esto es lo que se conoce como síndrome de la cava y trae consigo que la futura mamá tenga que hacerle frente a síntomas tales como náuseas, mareo, vómitos, sudor frío…
En esos casos lo que debe hacer es tumbarse del lado izquierdo, porque favorece nuevamente el correcto paso de la sangre a todo el organismo, y, si fuera necesario, colocar las piernas en alto.
A todo lo expuesto podemos decir que hay que añadir que, por regla general, lo habitual es que este mencionado síndrome aparezca en la recta final del periodo de gestación, que es cuando el útero ha crecido de manera más contundente.
Ventosa
En algunos partos se producen ciertas complicaciones que requieren la utilización de instrumental específico por parte de los doctores o matronas que están al frente del mismo. En concreto, pueden tener que recurrir a la ventosa, que es un objeto que se coloca en la cabeza del bebé y que, mediante la presión negativa de lo que es el fluido del aire, consigue facilitar la salida de ese a través de lo que es el canal de parto.
El citado aparato, que es flexible y redondeado, está conectado a una bomba de aspiración que es la que genera la citada presión mediante el vacío.
Entre las consecuencias negativas que tiene el uso de este instrumental está no sólo que el pequeño sufra un hematoma en la cabeza sino también que es fácil que la mujer vea desgarrada su zona de la vagina y el perineo.
Vérnix
Bajo este singular nombre se encuentra una especie de sustancia blanquecina que se encuentra adherida a la piel del bebé cuando nace y que tiene como claro objetivo protegerle del contacto con el aire del exterior cuando viene al mundo. Es más, se considera que, del mismo modo, se encarga de evitarle problemas de resecamiento e incluso de bacterias de distinta índole.
También se conoce como vérnix caseoso o unto sebáceo, se considera que tiene una textura similar a la del queso y cuenta con la particularidad de que, en las 48 horas posteriores al alumbramiento, se reabsorbe por completo.
Se considera que comienza a formarse a partir de la semana 20 de embarazo y bajo ningún concepto hay que intentar eliminar el vérnix frotando a fondo la piel del recién nacido.