Consejos básicos para pasar un día en la playa con los niños

Las vacaciones de verano se acercan cada vez más y muchas son las familias que tienen claro que las van a pasar en la playa. Y es que esta es un sitio estupendo para que los padres puedan relajarse, olvidándose de los problemas laborales o económicos, y donde los niños puedan jugar y divertirse.

No obstante, los adultos es importante que previamente elijan correctamente el destino, teniendo en cuenta aspectos tales como el viaje más cómodo para sus hijos e incluso el alojamiento más adecuado para estos. Pero no sólo eso, tampoco deben olvidar que cuando vayan a pasar un día en la playa tienen que tomar ciertas precauciones imprescindibles para la seguridad de los pequeños. En concreto, estos son los consejos básicos que deben tener en cuenta al respecto:

¿Todo el día en la playa?

La primera regla de oro, tal y como aconsejan médicos y pediatras, es que no pasen el día entero en la playa con los niños. Y es que es necesario evitar el rango entre las 12:00 y las 16:00 horas, pues el momento en que más afectan los rayos del sol. Es decir, es el periodo de tiempo en el que se pueden sufrir más quemaduras e insolaciones, por ejemplo.

Protección solar en todo momento

No menos importante es que los padres no se olviden de llevar en la bolsa de playa el protector solar. Es recomendable utilizarlo todos los días, aunque esté nublado, y no únicamente cuando vayan a la citada playa. Asimismo, a los pequeños se les debe aplicar un protector solar con una protección de 30 como mínimo y, al menos, media hora antes de salir de casa. De la misma manera, se les debe volver a extender cada dos horas y también después de bañarse en el mar.

Hidratación

También se debe proteger a los hijos de las altas temperaturas, lo que supone que lleven alguna prenda que les proteja la cabeza, como gorras o sombreritos, y que deban estar frescos e hidratados. De ahí que sea necesario que sus padres les ofrezcan agua continuamente aunque no la pidan. De la misma manera, es recomendable llevarse a la playa alimentos como la sandía o los zumos, que son magníficos complementos a la botella de agua.

Ojo con los cambios de temperatura

Los cambios de temperatura bruscos no son buenos ni para los adultos ni para los niños. Por eso, si están jugando en la arena un buen rato, luego deben mojarse, poco a poco, para ir aclimatándose a la temperatura del agua. Además, siempre que se metan en el agua deben contar con la supervisión de un adulto.

Cuidado con las pérdidas

Las playas son extensas superficies de arena que en los meses de verano se encuentran plagadas de gente. Por eso, es recomendable que los adultos no pierdan de vista a los niños. En ese sentido, es una buena opción que previamente a ir a la playa se les den ciertas indicaciones de lo que no pueden hacer e incluso que se les marque unos límites de los que no pueden salir.