¿Cómo ayudar a los niños a afrontar una pérdida?
Uno de los momentos más duros en la vida de cualquier persona es la pérdida de un ser querido. Si es complicado y doloroso para los adultos, también lo es para los más pequeños. Precisamente por ese motivo es importante conocer cómo ayudar a los niños a afrontar una pérdida. Y eso es lo que vamos a darte a conocer a continuación.
Se trata de claves útiles y muy sencillas que hay que tener en cuenta en pro de los menores.
Ser pacientes
Lo primero y más importante que deben tener claro los padres es que deben ser muy pacientes con sus hijos. Es decir, deben darles tiempo a estos para poder afrontar el fallecimiento de esa persona, poder entenderlo y continuar con sus vidas, aunque la sigan manteniendo muy presente.
Contar siempre la verdad y de forma sencilla
No menos relevante es que los psicólogos del área infantil no dudan en manifestar que también es necesario decirles la verdad a los niños. Bajo ningún concepto hay que mentirles, deben saber qué ha pasado y no sentirse engañados pues eso aumentaría más el dolor que pueden estar sintiendo.
Eso sí, es imprescindible contarles la verdad con un lenguaje sencillo que ellos puedan entender, sí, que se ajuste a la edad que tienen.
Conseguir que expresen sus emociones
De la misma manera, es necesario conseguir que los niños expresen qué sienten ante esa pérdida y es que eso les “liberará” y les permitirá encontrar los caminos idóneos para poder afrontar ese dolor tan grande. Para lograrlo es recomendable que los adultos pasen tiempo juntos con sus los pequeños realizando actividades de diversa índole que fortalezcan sus lazos y que les lleven a no “ocultar” sus sentimientos.
No dejar de lado las rutinas
Quizás no lo sepas, pero, en ese trance de superar el fallecimiento de un ser querido, las rutinas son muy útiles. El hecho de que los pequeños puedan mantener sus horarios y actividades como de manera normal les servirá para mantener el equilibrio necesario, para no aumentar más el caos que pueden sentir por esa pérdida.
No obstante, eso no quita para que si lo necesitan en momentos concretos puedan “saltarse” esas rutinas.
¿Cómo pueden afrontar una pérdida?
Si importante es conocer cuáles son las medidas que se pueden tomar en pro de conseguir ayudar a los menores a hacerle frente a una pérdida, no lo es menos tener claro cómo pueden comportarse ante la misma. En concreto, entre las formas más habituales se encuentran algunas como las siguientes:
- Pueden sentir verdadera rabia hacia la persona que ha fallecido ya que pueden llegar a creer que les ha dejado solos, que les ha abandonado.
- Cabe la posibilidad de que empiecen a desarrollar miedo a estar solos en distintas circunstancias como a la hora de dormir, por ejemplo.
- También está el menor que puede volver a realizar acciones que llevaba a cabo tiempo atrás. Así, por ejemplo, son habituales los menores que vuelven a hacerse pis en la cama.
- De la misma manera, también están los niños que muestran no solo apatía sino también desilusión, desgana por todo, baja autoestima…
- No hay que olvidar tampoco que hay pequeños que se encierran en sí mismos.
- Además se da la circunstancia de que hay menores que optan por no parar quietos durante todo el día porque es una manera de percibir menos esa ausencia y de pensar menos en la misma.
Otros datos de interés
Aunque los aspectos que te hemos dado a conocer son los más significativos sobre cómo ayudar a los niños a superar una pérdida, no podemos pasar por alto tampoco otros datos realmente interesantes al respecto como son estos:
- Es fundamental dejar claro a los menores, sin atosigarles, que siempre que lo necesiten van a tener a sus padres o demás familiares para poder hablar acerca de esa situación.
- Existen pequeños que muestran su dolor y el sufrimiento por ese fallecimiento a nivel físico sobre todo. De ahí que comiencen a padecer desde erupciones cutáneas hasta problemas estomacales pasando por dolores de cabeza.
- En el caso de que los progenitores y familia no sepan qué hacer para que el menor afronte la situación, nada mejor que ponerse en manos de un psicólogo.