Palma

Vecinos de Son Ferriol denuncian que la calle Fausto Bonafé se ha convertido en una «ciudad sin ley»

Residentes se quejan de los "incidentes diarios" que se dan en una taberna y sus alrededores

El vecindario denuncia que el propietario del establecimiento no cumple con el horario de cierre nocturno

Vecinos de un barrio marginal de Palma aterrorizados con el vídeo de un ‘youtuber’ donde aparecen armas

Vecinos Son Ferriol
Los vecinos han colgado carteles en sus balcones.

Consumo de drogas, ruido a altas horas de la madrugada, peleas, insultos y amenazas son algunas de las situaciones que sufren casi todas las noches los vecinos de la calle Fausto Bonafé, en Son Ferriol. Desde hace tres años, los residentes de este enclave de Palma padecen a diario múltiples incidentes protagonizados por los clientes que acuden al bar Sa Tapeta.

Los afectados denuncian que en los últimos meses las actitudes incívicas en el bar y sus alrededores han ido en aumento. «Es un sinvivir», lamenta un vecino, quien asegura que los clientes de la taberna consumen drogas dentro del local y que después salen la calle «desmadrados».

«Todas las noches escuchamos gritos a las tantas de la madrugada, aunque cuando más se lía es el fin de semana», explica a OKDIARIO este afectado. «Se ponen a fumar porros y el olor nos entra en casa, que deja un pestazo… Pero lo peor son las peleas que montan. Tenemos miedo a pasar por delante del bar porque ya nos han amenazado», añade.

En la misma línea, otro residente afirma que la calle Fausto Bonafé se ha convertido en una especie de «ciudad sin ley» y denuncia que el propietario de Sa Tapeta no cumple con el horario de cierre nocturno. A razón de ello, este vecino pide al Ayuntamiento de Palma de coalición de socialistas, independentistas de Més y Podemos que tome medidas para que se pongan fin a las actividades incívicas que se concentran frente al bar.

Asimismo, los residentes también extienden sus quejas hacia la Policía Local. Afirman que son muy pocas las ocasiones en las que las patrullas se acercan a esta calle, a pesar de que prácticamente a diario se solicita la presencia policial porque los incidentes se repiten casi todas las noches.

No en vano, los vecinos han decidido movilizarse y durante los últimos meses han realizado caceroladas y han tocado la trompeta. Recientemente, varios de los propietarios han colgado pancartas en los balcones de sus casas denunciando la situación que sufren. Mensajes en los que exigen, por ejemplo, que no se permita el consumo de droga en la calle.

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