Los últimos comercios tradicionales de Sindicato: «Los residentes ya no compran en el centro de Palma»

Uno pasea por la calle sindicato de Palma y observa cómo el paso de los años ha llevado a una de las vías más transitadas a pie de la ciudad a convertirse en un paseo donde uno ve innumerables comercios vacíos, con la persiana bajada y llena de grafitis, y un perfil de tiendas del que se ha adueñado en su gran mayoría el empresario asiático: tiendas de reparación de teléfonos móviles y centros de cosmética especializados en el esmalte de uñas.

«Hay muchos negocios que han ido cambiando y se han ido enfocando, al turismo. Entonces ha ido cambiando el modelo o el tipo de negocio que teníamos. Ahora vemos negocios de móviles y manicuras. Ya no hay la variedad que había ni tampoco la calidad del producto de antes. Y es algo que por desgracia no solo ocurre en Sindicato. Desgraciadamente es en todo el Casco Antiguo de Palma». En este tono nostálgico se muestra Silvia Estela, propietaria de la tradicional Casa Juliá.

Estela achaca la situación del comercio tradicional a la falta de implicación del cliente local: «Al residente le encantan estos comercios emblemáticos y los quieren, forman parte de su vida y de sus recuerdos, porque recuerdan que venían con el abuelo, que venían con mamá. Lo que ocurre es que a la hora de comprar van a los grandes almacenes o acuden a las compras online. O directamente vienen a tu tienda para preguntarte cómo lavar una gorra que no te han comprado a ti».

Otro de los problemas que está sufriendo el comercio local lo tiene en casa: Es la creciente falta de relevo generacional. «El relevo generacional
tiene que ver porque ser propietario de un comercio es muy sacrificado. Son muchas horas y hoy en día las generaciones que vienen van a lo fácil. El modelo de negocio también ha cambiado porque ha cambiado el tipo de gente que pasa por por el centro. Nos hemos abierto muchísimo». Así es el reflejo que hace Estela de la realidad del comercio de proximidad.

«La gente ya no compra, sólo pasea»

Saliendo de Casa Juliá y yendo en dirección a la Plaza Mayor, uno observa con admiración otro de los comercios tradicionales de Palma que resiste el paso del tiempo. Se trata de la zapatería Neus Palou, que lleva el nombre de la difunta esposa del propietario. Miquel Riera atiende amablemente a OKDIARIO. «Este comercio se inauguró en 1947. Antes lo llevaba mi suegro y después de mi suegro lo llevó mi mujer. Desde 1970 lo llevo yo. Recuerdo que antes para entrar a n la calle Sindicato necesitabas una hora para llegar aquí porque tenías que saludar a uno y otro. Y hablabas de fútbol, de los toros o de lo que fuera. Ahora pasas por aquí y no te paras en ningún sitio porque no conoces a nadie prácticamente. Es una decadencia, hemos perdido atractivo», admite Riera.

«Aquí, en esta calle, hará diez años que empezaron a venir los asiáticos.
En un local como este se pagaban 800 € al mes de alquiler. Ahora estamos en una época de incertidumbre. Las ventas por internet nos afectan de una manera relativa, sobre todo en la gente de 30 para arriba. Nosotros vendemos zapatos. Y los zapatos se tienen que probar. No basta con que a uno le resulten bonitos a la vista, sino tiene que también ajustar al pie. Nosotros, por la experiencia que tenemos y porque siempre hemos luchado, hemos tenido el ánimo de ganarnos la confianza y la credibilidad del cliente. Eso es todo para nosotros», sentencia Riera.

Cabe recordar que el Consell de Mallorca que gobierna PP-Vox anunció la creación del Observatorio de Comercio con el objetivo de realizar un análisis en profundidad del sector y potenciar el tejido comercial de la isla y así diseñar futuras estrategias que permitan fortalecer la economía local. Una medida que fue aplaudida por los propios comerciantes integrados en AFEDECO, la patronal mayoritaria de comercio de las Islas.

Y es que desde este sector aseguran que cada vez son más los locales, empresas y comercios de Palma que se traspasan o se venden porque «no hay quien se ponga al frente». Una problemática que, según la asociación, provoca que la identidad de Mallorca se esté perdiendo.