Sólo alguna terraza tiene vida en la calle Velázquez cinco años después de su peatonalización
Una tercera parte de los comercios sigue cerrado ante la falta de público
Los comerciantes lamentan que “los resultados no han sido los esperados”


Sólo los cuatro bares y sus pequeñas terrazas tienen vida en la antes comercial calle Velázquez de Palma, cinco años después de la peatonalización que materializó el anterior gobierno del ex alcalde socialista José Hila.
La tercera parte de la treintena de locales y establecimientos allí asentados permanece con la persiana echada y el cartel de Se Alquila o Se Vende en la que fue una de las arterias comerciales con mayor atractivo del centro histórico de la capital balear.
En un lustro la calle Velázquez ha sido borrada de la memoria comercial cotidiana de los palmesanos, que ya no la usan en su recorrido, ni para acortar su trayecto a pie por el centro de Palma, bien hacia el siempre bullicioso y animado Mercado del Olivar, o bien hacia a la céntrica calle Sant Miquel, uno de los pulmones del pequeño comercio que mantiene su proyección y público.
Si por la mañana hay un mínimo trasiego de peatones por la atracción del más popular los mercados municipales de abastos de la capital balear, a partir de las tres de la tarde la calle Velázquez es un erial. Las antes animadas galerías comerciales ubicadas a mitad de la calle son un auténtico cementerio con sólo un comercio abierto.
«La peatonalización no sé si estaba bien pensada o no, pero lo que está claro es que los resultados no han sido los esperados», lamenta el vicepresidente de la patronal de comercio Afedeco, Pedro Miró.
El plan de peatonalización que llevó a cabo el ex alcalde socialista José Hila sólo ha beneficiado a los residentes, que pueden transitar a sus anchas, pero no a los comerciantes. Y eso que hasta su peatonalización definitiva, los experimentos municipales con esta calle y con el futuro de los negocios allí asentados fueron varios e intermitentes.
Hasta en tres ocasiones se ensayó la eliminación del tráfico rodado por esta céntrica calle. La primera en 2003, después en 2011 en este caso por una semana con motivo de la denominada semana de la movilidad que estos días se celebra, y en 2015 por periodo de un año y tras solicitarlo, en teoría, los comerciantes y con el beneplácito de los vecinos.
«Las costumbres son las que son y muchos palmesanos cuando podían entrar con el coche en la calle parar un segundo, comprar y salir, pues la tenían como referencia, ahora está claro que no es así», abunda Pedro Miró.
El problema es que con este panorama por delante, la falta de clientela y la incertidumbre comercial que rodea a los negocios de esta calle es muy complicado que un empresario se arriesgue e invierta en unos locales, algunos de ellos cerrados a cal y canto de hace años.
«Hay alguna cafetería al fondo que sí está funcionando bien, también un gimnasio que ha abierto en fechas recientes que atrae a un público diferente y puede consolidarse, pero, en general, la peatonalización aquí si ves los carteles de Se Vende y Se alquila, está claro que no ha ido bien, y los resultados no han sido los esperados», lamenta Miró.
A diferencia de la también polémica peatonalización de la calle Blanquerna ejecutada por el anterior gobierno municipal, donde hubo un paulatino cambio de negocios y hoy es un referente del sector de la restauración con decenas de negocios gastronómicos, bares y terrazas abiertos, el cierre al tráfico de calle Velázquez desembocó en la paulatina ruina de los negocios de la zona que en esta calle no han sido sustituidos por otros.
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