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Restaurantes de un Paseo Marítimo de Palma ‘patas arriba’ exigen al Govern que no les cobre las terrazas

Paseo Marítimo
Obras en el Paseo Marítimo de Palma.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor OKDIARIO en Baleares, información local de Palma, social y política en general. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

Restaurantes de un Paseo Marítimo de Palma patas arriba exigen al Govern, en concreto a la Autoridad Portuaria, que no les cobre las terrazas, dado que en estos momentos existe máxima preocupación entre los cientos de empresarios por las consecuencias que tendrán en su actividad las obras de reurbanización de este espacio urbano, que han arrancado esta semana en toda su extensión y que se prolongarán durante casi dos años.

Después de una pandemia que les ha tenido en jaque desde 2020 y de una temporada turística como la reciente de 2022 de vuelta a la normalidad, trabajadores, vecinos y pequeños empresarios ven cómo este proyecto de semipeatonalización del Paseo Marítimo, con la eliminación de casi un millar de plazas de aparcamiento y la restricción a dos carriles de ida y vuelta, va a provocar un cambio total en la fisonomía de esta zona.

Se trata de una arteria de entrada y salida al Puerto de Palma, cuya transformación añade más incertidumbre al futuro de estos establecimientos, en especial, a las decenas de bares, cafeterías y restaurantes, donde la clientela tendrá ahora que desplazarse a pie.

Como apunta Alfonso Robledo, presidente de Restauración CAEB Mallorca, «lo que nos preocupa es el tema del aparcamiento, pero no sólo durante las obras, que va a ser muy duro, sino una vez terminadas: cómo va a poder venir la gente y dónde va a poder aparcar».

«Una cosa es tener un Paseo Marítimo muy bonito, que la gente vaya en bici, pero eso en Palma no es real. Aquí con el calor que hace, la gente no va a ir en bici y necesitaremos aparcamientos. El problema lo vamos a tener en zonas incluso como Joan Miró, en el entorno de la plaza del Pont, donde hay restaurantes de calidad muy buenos. Ahí ya hay problemas de aparcamiento: va a ser un caos», sentencia.

Pese a que bares y restaurantes tendrán la calle patas arriba y allí tendrán que instalar sus terrazas, Autoridad Portuaria -que ejecuta estas obras avaladas por el Ayuntamiento de Palma donde invertirá 40 millones de euros- no ha planteado tan siquiera descuentos ni rebajas fiscales a los restauradores de la zona, por las pérdidas que les ocasionarán estos trabajos.

«Necesitamos tener unos ahorros de gastos y que no nos cobren las terrazas. Vamos a tener levantada la calle dos años, que serán dos años y medio de obras, y a ver quién puede aguantar después de una pandemia con la mochila que aún tenemos. Va a ser bien difícil», sostiene.

A la hora de hacer una valoración de cómo les pueden afectar a los establecimientos estas obras, Robledo reconoce que «es muy difícil saberlo con exactitud». «No lo sabemos pero depende del grado de obra que se esté realizando frente a un negocio y el mes que sea. Puede ser de un 20 a un 80%, no lo sabemos, pero puede ser brutal. Cuando empiecen las obras del lado de locales y comience la movida, veremos cómo nos afecta y si no hay parkings, qué clientela va a venir. No lo sabemos pero puede ser mucho».

Ante este panorama hoteleros, restauradores, bares y salas de fiesta se reunirán en los próximos días para consensuar el antes y el después de las obras «que es algo que nos preocupa mucho. La gente parece que no quiere entender que es muy bonito tener una ciudad sin aparcamientos, ni coches, pero a costa de quién vamos a conseguir eso. ¿Cómo va a ir la gente a aparcar a Marivent y se va a ir al Paseo Marítimo? El cuento ese de no coches es precioso, pero no es real. Los políticos y la administración trabajan a corto plazo para poder ser elegidos y eso es complicado», lamenta el primer portavoz de los restauradores de Mallorca.

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