La directora del instituto que prohibió a un alumno ir a su graduación apoyó a los golpistas catalanes
Firmó en 2019 junto a otros 120 independentistas de Baleares, la mitad docentes, una carta de apoyo al fugado Puigdemont
También prohibió colgar la bandera de España durante el Mundial de Qatar amenazando con sancionar a los alumnos
La directora del instituto Baltasar Porcel de Andratx, en Mallorca, que prohibió a un alumno de 17 años ir a su propia graduación ya que iba a pronunciar un discurso crítico con la dirección y el profesorado del centro, vetó la bandera española y cualquier otra enseña en el pasado Mundial de fútbol de Qatar de 2022 y firmó en 2019, junto a otros 120 independentistas de Baleares, una carta de apoyo al fugado ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont.
Tadeo Marcaccini, el estudiante que ha cursado este año segundo de Bachillerato, sabe cómo se las gasta la dirección de este centro público de enseñanza, que le comunicó que si él o alguno de sus familiares iban a la graduación del pasado jueves, ésta no se podría celebrar.
Los ejemplos, cuanto menos peculiares, que Tadeo iba a denunciar en su discurso de graduación y que relata en el vídeo que se ha viralizado en redes sociales, van desde «profesores que faltan a clases enteras sin justificación ninguna de manera repetida, otros que no siguen ley alguna, que no corrigen bajo ningún criterio o que hacen las cosas de manera subjetiva y perjudican a todo aquél que les cuestiona», señala este estudiante en un vídeo que está colgado en Instagram y en TikTok, y que está siendo seguido y comentado de forma masiva.
Llama la atención que todo ello suceda en un centro en el que su directora, Antonina Pujol, con quien este alumno se muestra muy crítico y a la que acusa directamente de vetarle en su graduación por querer criticar a la dirección del instituto, es una conocida militante de la causa independentista.
De hecho, en una carta remitida el 29 de octubre de 2019 junto a 120 seguidores de la causa independentista en las Islas, la mitad de ellos docentes de primaria, secundaria y profesores universitarios, los firmantes expresaron al entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, al del Parlament de Cataluña, Roger Torrent, y al fugado Carles Puigdemont su «profundo desasosiego por la ilegítima y recurrente agresión que sufren los ciudadanos de Cataluña, sus libertades individuales y sus derechos colectivos», ofreciendo su «apoyo más incondicional a la lucha por la libertad y derechos humanos que protagoniza el pueblo catalán».
Pujol, al igual que sus acólitos separatistas, no tenía reparo alguno en calificar la sentencia del Tribunal Supremo que condenaba por sedición a los golpistas de la Generalitat como un «plan represor para escarmentar, descabezar e inhibir el independentismo de forma duradera» y la forma de proceder del Estado como una «actuación represiva de largo alcance, tanto desde la perspectiva temporal como subjetiva, tanto desde la perspectiva individual como general».
Hay que recordar que Antonina Pujol es la misma docente independentista que tres años después de esa carta de apoyo a los golpistas, durante la celebración del Mundial de fútbol de Qatar y tras conocer lo sucedido en el Colegio La Salle de Palma, donde fue expulsada toda una clase de 30 niños de primero de Bachillerato por colgar la bandera de España en el aula, se puso manos a la obra para que en su instituto a ningún alumno se le ocurriera colocar la enseña nacional.
Para ello, dio una instrucción a la plantilla de profesores advirtiéndoles de que «el centro no es un lugar pensado para que ondeen banderas». Y si un alumno en cuestión insistía en ponerla, la orden de la directora era tajante: «Si se genera un conflicto porque el alumno o alumna en cuestión no obedecen, entonces les ponemos una amonestación. ¿El motivo? Desobediencia (sin entrar en detalles). Y ya está».
Por eso, no es de extrañar que Tadeo Marcaccini en su vídeo denuncie la falta de empatía de algunos docentes, que con sus comportamientos minan la salud mental de los estudiantes, y tenga un especial recuerdo para sus compañeros de clase, a los que felicita con toda una declaración de intenciones: «No os graduáis gracias a ellos, sino pese a haber tenido que lidiar con ellos».