Cristina Ybarra Sainz de la Maza, una mujer de no creer

La conocí gracias a la boda de su hija celebrada en la iglesia del Alcázar Palacio de Portocarrero, su palacio. Quedé obnubilado viendo las historias que Josie colgaba en Instagram, en directo. No había visto hasta entonces nada similar y miren que he visto de todo y más. La novia lucía tiara de familia, una pieza de factura de las buenas y tamaño considerable y un vestido elaborado con una de las telas más bellas que he visto nunca. Podría quedar ostentoso en otra persona, pero en la novia que me deslumbró resultaba de lo más apropiado. Casarse saliendo de palacio, de la que es tu casa, para dirigirte a la iglesia frente a la puerta principal debió ser un sueño para los asistentes. Palacio, iglesia, novia, invitados, era un no parar de vaya, oh, qué locura, quiero más. Lo fue para mí que lo disfrutaba en la pantalla de mi móvil.
Con Josie retransmitiendo entre la mejor sociedad andaluza y española, y me temo que mucha de la buena que viene del extranjero, la locura llegó al disparate, en el mejor sentido de la palabra. Hizo que disfrutáramos media España esa tarde de sábado en la que no había nada mejor que hacer que cotillear qué amigos estaban disfrutando de tanta belleza. Tarde de boda en la que Cristina Ybarra Sainz de la Maza eligió un vestido fabuloso, largo y aterciopelado en gris suave. Quiso ser discreta, pero es imposible en esta señora de mirada de águila y porte de reina. Por cierto, es amiga de la reina Máxima de Holanda y la anfitriona de la familia real holandesa en la Feria de Sevilla. No le gustará que lo cuente, pero así es.
Esa boda marcó un antes y un después en la relación epistolar que iniciamos hasta llegar a Palma del Río, el día mas frío del año para rodar en el palacio, o sea, su casa y la de su familia. Es madre de tres hijos, esposa, artista, empresaria y todo lo que van a leer a continuación. Nos habíamos conocido antes, en el Alfonso XIII, en Sevilla. Nos llevó como la que acostumbra a catar buenas tapas, donde se debe. Esa noche ya demostró qué personajazo tenía ante mí y tenía todo por descubrir. La llegada al palacio no decepciona.
La sorpresa va in crescendo a medida que uno se adentra en las habitaciones de la familia y sobre todo cuando se descubren las joyas sorpresa. Sus trajes de flamenca expuestos de tal manera que se convierten en lección de estilo y enfrente los vestidos de fiesta que han marcado su vida, la que parece una fiesta continua y lo es, a base de mucho trabajo. Reconstruir un palacio en ruinas, crear sus jardines y hacerlos escuela, sentir Andalucía entre limoneros y naranjos. Es de no creer. Pero quién es esta mujer que puede con todo eso y más y parece no alterarse.
Nacida en Madrid, pero con fuertes raíces sevillanas, esta artista multidisciplinar, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, Facultad de Santa Isabel de Hungría, creció en el seno de una familia muy vinculada al mundo del arte, al mecenazgo y la pintura. Inició sus estudios entre Sevilla y Reino Unido (Chelmsford/Essex) donde estudió el bachillerato en inglés y completó 4 grado de piano. Cursó Historia del Arte en París en 1986 (Museo del Louvre). Realizó un curso de dibujo y pintura en el estudio de Roberto Reina, curso de grabado en Taller del Pasaje y a partir de entonces ha enfocado todas sus actividades a las artes, fundamentalmente en la pintura.
Realiza curso de grabado en el taller del pasaje y ya desde sus dos estudios, uno en Sevilla y el otro en Palma del Río, prepara tanto sus exposiciones individuales de pintura, como las colectivas. Desde su estudio de pintura principal en Palma del Río, prepara sus encargos, exposiciones colectivas y la próxima individual en Sevilla y Málaga. Paralelamente a su actividad principal de la pintura, desde el Alcázar Palacio Portocarrero continúa con su proyecto de vida de difusión cultural y conservación del patrimonio.
Además, ha colaborado en distintos campos artísticos como el cine y el teatro y ha realizado colaboraciones y desfiles para varios diseñadores y pasarela con Juan Duyos en Cibeles y en 2023 en Sevilla también con Duyos, compaginando la pintura con el diseño de jardines y la dirección de la restauración integral del Palacio de Portocarrero. Ha colaborado en el libro Flamenco Universal de Manuel Reyes, diseñando la portada y recitando poesía que se ha incluido en el libro.
Ha dirigido durante más de 30 años y aún dirige la dirección artística de la restauración del Alcázar Palacio de Portocarrero en Palma del Río, ya declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Paralelamente se ocupa de su puesta en valor y la gestión cultural para la creación de contenidos expositivos, labores de marketing digital, promoción, realización de eventos varios tales como visitas culturales, exposiciones, conciertos, presentaciones culturales.
Allí ha diseñado sus jardines hispano-mudéjares que conservan el sistema de riego almohade y los ha convertido en el Museo Vivo de la Naranja, un espectacular huerto jardín dentro de un alcázar con más de 400 cítricos clasificados. Ya convertido en el jardín más espectacular de cítricos de España y un referente en Andalucía. Lo que les decía, de no creer. Y, además, es una belleza, con raza, con clase y categoría.