Armengol castiga con menos sueldo a los médicos que no tienen el certificado de catalán
Los médicos que no dominan el catalán perderán 250 euros al mes al no poder acceder a los beneficios de la carrera profesional
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Armengol se ve obligada a quitar el requisito del catalán a los enfermeros ante la emergencia sanitaria
El Govern balear que preside la socialista Francina Armengol impide a los médicos y demás personal sanitario que no tiene el certificado de catalán acceder a los derechos económicos de la carrera profesional, lo que implica directamente cobrar un salario inferior. Para un médico, subir de nivel mediante la carrera profesional, le supone un salario adicional de 250 euros al mes, 3.000 euros más al año. Sólo los médicos con la titulación del catalán podrán acceder a este sobresueldo cuando se aplique la carrera profesional, ahora en suspenso desde 2017.
Ante la alarmante falta de médicos en Baleares, el Govern acordó eliminar provisionalmente el requisito del catalán pero mantiene la norma de que los profesionales sin el certificado que acredita el conocimiento de esta lengua no pueden acceder a la carrera profesional ni a comisiones de servicio ni a los procesos de movilidad de plazas.
El pasado año, el Govern aprobó un decreto por el que eliminaba el requisito del catalán para los médicos. El Tribunal Superior de Justicia de Baleares, tras una demanda del sindicato CSIF, anuló este decreto por considerar que establecía discriminaciones entre los empleados públicos y que por tanto se vulneraba el acceso igualitario al empleo público dado que el catalán seguía siendo requisito para el resto de trabajadores de la Administración autonómica.
El Govern recurrió ante el Tribunal Supremo contra la anulación del decreto que establecía el requisito de catalán para los sanitarios de Baleares pero este recurso no fue aceptado. Con esta decisión, el Govern se vio obligado a aplicar la ley que determina la exigencia del catalán a todos los funcionarios y trabajadores de la Administración autonómica.
Protestas
El problema con la lengua en la Sanidad no empieza con el decreto, sino con la ley de capacitación lingüística de 2016. Esta norma establece que el certificado C1 de catalán será requisito en todo el ámbito de la función pública. Es decir, cualquier funcionario deberá tener el mismo nivel que un profesor.
Ante las protestas de los sanitarios, el Govern aprobó un decreto, que sigue en vigor, mediante el que relajaba mínimamente la exigencia del catalán a los médicos. Con este decreto si un sanitario accede a una plaza pero no tiene el certificado, dispone de un plazo de dos años para conseguirlo. De no ser así, conserva la plaza, pero pierde los derechos económicos de la carrera profesional y el derecho a la movilidad.
La exigencia del requisito del catalán durante años, junto al elevado precio de la vivienda y el reducido plus de insularidad, ha generado el acentuado déficit de sanitarios en Baleares y de forma especial en Ibiza y Formentera, algo que resulta especialmente dramático para los enfermos de cáncer por la falta de oncólogos.
A principios de verano la Conselleria de Salud acordó incumplir su propia normativa y no exigir en ningún caso el catalán a los médicos especialistas, que quedaban exentos de la obligación de conseguir el certificado en un plazo de dos años.
Esta medida llegó tarde y cuando se había llegado a un punto límite. El Govern de Armengol ha ahuyentado durante años a los médicos en Baleares, primero con el requisito del catalán y luego con la inseguridad jurídica derivada de los sucesivos cambios de normativa.
La exigencia del catalán le está generando un problema tras otro a la Conselleria de Salud aunque por regla general se resiste a modificar o incumplir su propia normativa. El pasado 29 de septiembre OKBALEARES desvelaba que el Ejecutivo de Armengol había decidido excluir a 2.600 aspirantes a ocupar una plaza en los hospitales y centros de salud de Baleares por no tener acreditado el conocimiento del catalán. En aquella ocasión eran 12 enfermeras de Urgencias, 2.500 celadores y unos 40 trabajadores sociales e higienistas bucales.