El método de un aragonés para meditar con obras de arte: «Consiste en cuidar tu mirada, lo bello sana»
Ignacio Mateos ha publicado su ensayo 'Meditarte', fruto de una investigación de 10 años
OKDIARIO conversa con el autor sobre el poder de las obras de arte como sanación


OKDIARIO conversa con Ignacio Mateos, el autor de Meditarte, un ensayo sobre el poder de la meditación a través de las obras de arte. ¿Alguna vez has pensado que el deleite que nos provocan algunas obras de arte pueden servir para sanarnos? ¿Y si hubiera un método a través de la contemplación?
Esto es precisamente lo que nos propone Ignacio Mateos (Zaragoza, 1983), en su primer ensayo, Meditarte –que acaba de publicar en la editorial Planeta– después de casi 10 años de investigación a través de Arpath, la empresa que fundó en Nueva York mientras terminaba sus estudios.
Ya de vuelta a España, el experto y divulgador ha decidido transmitir sus conocimientos a través de este libro con el fin de concienciar a la gente de las posibilidades infinitas que nos brinda el arte para alcanzar el tan ansiado bienestar emocional.
«Estamos saturados de imágenes»
«Estamos a expuestos a un exceso de imágenes a través de las redes sociales que no estamos preparados biológicamente para asimilar. Estamos saturados», sostiene el aragonés, «debemos replantearnos muchas cosas en nuestro día a día. Cuidar nuestra mirada».
«Cuando nos ponemos ante una obra de arte, ésta ha sido meditada por un artista que ha invertido tiempo para transmitirnos un mensaje y hallar el modo de cómo expresarlo, tanto a nivel estético como conceptual», señala, «aquella imagen tiene mayor calidad que la que pueda producir una inteligencia artificial».
‘Meditarte’: ¿un remedio contra el estrés?
El autor plantea, en Meditarte, la contemplación de arte como un método también para la sanación, especialmente del estrés y la ansiedad: «El arte puede ayudarnos a curar la depresión. Hay pequeñas acciones que pueden cambiar nuestro día a día, como saber escoger dónde miramos» defiende.
Ignacio Mateos lleva años dando talleres de meditación tanto a particulares, como a empresas. De hecho, a raíz de su método, diversos museos de todo el mundo pusieron en práctica sus aprendizajes para el público.
La propuesta de Ignacio Mateos llegó hasta los principales museos del mundo. El método de meditación a través de arte fue incorporado por el National Gallery con las obras de su propia colección.
«Hasta entonces, ningún había utilizado sus obras como herramienta para meditar», explica orgulloso, este licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, y máster cum laude en Mercado de Arte por el Sotheby’s Institute of Art de Nueva York, donde se graduó gracias a una beca de La Caixa.
Mateos propone al lector iniciarse en este método de meditación por medio de siete fases relacionadas con cada uno de los cinco elementos –agua, tierra, metal, madera y fuego– y dos arquetipos visuales –el aire y el vacío–. «Es muy importante mantener una actitud de principiante, es decir, de aprendiz en todo el proceso, para mantener la atención y la inquietud», explicará.
«Al igual que hacemos con la comida que nos llevamos al estómago, deberíamos plantearnos la calidad y cantidad de todo aquello que observamos, leemos y sentimos. Hay un momento en que debemos pararnos y plantearnos qué estamos haciendo, si vale la pena», reflexiona lanzando un verdadero desafío para quien le escucha, consciente de la vorágine en la que estamos inmersos en nuestro día a día.
Según Mateos, los museos son «espacios que se pueden volver sanadores»: «Yo así lo creo. Lo bello sana. Y con este método propongo cuidar la mirada».
El efecto del impresionismo
El escritor nos aclarará que el método de meditación que propone es compatible con todos los credos y creencias: «He trabajado mucho para que sea universal y puede ponerlo en práctica cualquier persona, independientemente de que esté familiarizada o no con otras técnicas meditativas o incluso con el arte. Yo propongo un viaje a través de herramientas muy útiles para reflexionar sobre nuestra vida, y eso se puede hacer con obras católicas, budistas…».
El propio Mateos reconoce que él mismo está influido desde la niñez por las meditaciones de San Ignacio de Loyola, así como por el budismo, ya que fue discípulo de Samu Sunim, fundador del Zen Buddhist Temple of Nueva York. «Tengo un tío que fue misionero jesuita en Japón, por eso me llamo Ignacio. He reflexionado mucho sobre ello y las meditaciones de San Ignacio está influido por la meditación zen», relata.
Entre los estilos artísticos, el autor no ocultará su predilección por el impresionismo, especialmente el de uno de sus máximos exponentes, como fue el artista francés Claude Monet: «El impresionismo es la técnica que trata de expresar el presente y mejor nos permite meditar sobre el concepto del momento presente».