La izquierda pide que ningún blanco se pinte la cara para hacer de Baltasar en la cabalgata de Málaga
Consideran esta práctica una herencia cultural "racista" y "discriminatoria"
En 2023 un inmigrante de Mali encarnó al Rey Mago
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Con la cabalgata de Reyes a la vuelta de la esquina, vuelven los caramelos y vuelve la polémica, como cada año, por que una persona blanca maquillada encarne la figura de Baltasar, práctica conocida como blackface y extensamente denunciada por determinados colectivos, que lo consideran racista.
Días atrás, Con Málaga dirigía un escrito al alcalde elevando su malestar y reclamando que el rey Baltasar fuera interpretado por «personas negras o afrodescendientes vecinas de la ciudad». Desde la formación, que aglutina a Podemos, IU, Más País Andalucía y otras fuerzas de izquierdas, recuerdan que en 2023 hizo de Baltasar Hady Coulibaly, un inmigrante de Mali que llegó a España diez años antes saltando la valla de Melilla y ahora es trabajador del Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Este año, los Reyes Magos de la cabalgata de Málaga serán un periodista (Melchor), un miembro de las agrupaciones de cofradías (Gaspar) y un concejal del PP (Baltasar). Tradicionalmente, el papel de este último se ha encarnado de manera rotativa por representantes de los diferentes grupos políticos.
El concejal y viceportavoz de Con Málaga, Nico Sguiglia, que precisamente el año pasado declinó ejercer de Baltasar, señala que el blackface «es una herencia cultural cargada de un fuerte racismo, irrespetuosa con las personas negras y racializadas y que debería estar ya desterrada de nuestra ciudad». Además, añade, es «una tradición que invisibiliza a la propia comunidad negra de nuestra ciudad, que tiene que verse representada por un señor pintado».
La edil y portavoz de Con Málaga, Toni Morillas, también ha trasladado su disconformidad por el blackface y ha pedido «visibilizar a las personas y comunidades negras de Málaga» para «dar ejemplo a la infancia en la erradicación de todas las formas de discriminación y racismo».
La polémica tuvo otro episodio el pasado mes de octubre, esta vez en El Puerto de Santa María (Cádiz). El Consistorio anunciaba que una persona blanca representaría a Baltasar y tras las críticas del colectivo Afroféminas, el alcalde, Germán Beardo, se mostró rotundo: «A mí, sinceramente, me traen sin cuidado los post y ‘denuncias’ mediáticas. También me trae bastante sin cuidado lo que ustedes consideren racismo. Por supuesto, me importa entre cero y nada que me consideren ‘ultraalgo’. Así que os mando un abrazo muy grande, porque hay problemas reales bastante más importantes que quién encarna el papel de Rey Mago».
El regidor portuense animaba a los críticos a centrarse en otras tareas de mayor calado, como denunciar «la trata de seres humanos» y «averiguar quiénes son las mafias que engañan a africanos para que mueran en pateras» o luchar «por la igualdad real de las mujeres en otros países fuera de Occidente» o en territorios «donde ser de otra religión o actuar con una moralidad distinta al régimen te cuesta la vida». El año pasado, el empresario Lalama Sillah, de raza negra, ejerció de Baltasar en esta localidad.
Durante al menos 15 siglos, tal y como atestiguan las pinturas anteriores al año 1500 que recogen la Epifanía del Señor, los magos llegados de Oriente para ofrecer oro, incienso y mirra al Niño Jesús eran representados como blancos, también Baltasar, si bien la Biblia no lo especifica. Durante la Edad Media se les puso nombre y más tarde, en el Renacimiento, origen y raza: Melchor sería un anciano blanco europeo, Gaspar un sabio llegado de Asia y Baltasar un rey de raza negra, con el objetivo de representar la universalidad del cristianismo. Siglos después, la polémica está servida, y volverá dentro de 365 días.
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