Los andaluces se olvidan de la corrupción sin los socialistas: Juanma Moreno baja la preocupación del 15 al 1%

Juanma Moreno promete convertir Andalucía en una potencia de la energía renovable.
Juanma Moreno promete convertir Andalucía en una potencia de la energía renovable.
David García de Lomana

Desde que Susana Díaz diera el relevo a Juanma Moreno como Presidente de la Junta de Andalucía hace casi dos años, la corrupción política ha dejado de ser motivo de preocupación para los andaluces, como demuestra el último barómetro realizado por el Centro de Estudios Andaluces (Centra).

Entre los principales problemas de Andalucía para sus ciudadanos ya casi desaparece el de la corrupción, que pasa de un 14,9% con Díaz a un escaso 1,7% con Moreno.

El último barómetro durante el mandato de Susana Díaz, realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) un mes antes de las elecciones de 2018, situaba al paro (62,8%) sólo por delante de la corrupción política (14,9%) como primer problema de los andaluces. La sanidad, con un 7,5%, completaba el podio de preocupaciones. El barómetro de Centra del pasado miércoles muestra un nuevo escenario: la corrupción desaparece de los cinco primeros puestos.

Aparece en sexto lugar, con el 1,7% de los votos. Por delante, el paro (63%), la pandemia (7,1%), la crisis del Covid-19 (2,7%), la gestión de la crisis sanitaria (2,2%) y la falta de recursos por los recortes en Sanidad (1,9%). Por detrás, la insatisfacción con el Gobierno central (1,5%), los rebrotes y un segundo confinamiento (1,5%), la mala gestión (1,2%) y la insatisfacción con los políticos (0,9%). Sólo un afortunado 1,3% ha respondido que no tiene ningún problema.

Casi dos años después de las últimas elecciones, el pueblo andaluz ha tenido tiempo para reflexionar y reordenar sus prioridades. La corrupción, visto está, ha dejado de ser una inquietud una vez que los socialistas han dejado de gobernar.

Ahora los nuevos quebraderos de cabeza apuntan al coronavirus y sus consecuencias, que aglutinan un 15,4% de las respuestas de las 3.600 personas encuestadas. Pero una vez a salvo de los Chaves, Griñán o Díaz, la corrupción pasa a un tercer plano.

La anomalía democrática del PSOE-A

La falta de alternancia en el Gobierno andaluz en los últimos 41 años es, a todas luces, una anomalía en democracia. Sólo la región alemana de Baviera comparte esta insólita situación: desde 1947 gobierna ininterrumpidamente la Unión Social Cristiana (CSU). El PSOE de Andalucía fue hasta 2018 el único partido equiparable, con un monopolio que propició el escenario perfecto para una infinidad de tramas de corrupción que ha salpicado al partido de arriba a abajo.

Más de 1.200 millones bajo sospecha y 600 imputados es la estela que abarca la sombra del socialismo andaluz. Desde el caso de los ERE y su sumario de más de un millón de páginas o el escándalo de la Faffe, donde un ex alto cargo de la Junta gastó en dos noches de prostíbulos en Madrid 15.000 euros de los fondos públicos de la fundación que la Junta destinaba a la formación de desempleados.

Los socialistas, acostumbrados a campar a sus anchas en una comunidad que terminaron por convertir en su chiringuito particular, ya no ven la línea que separa la ostentación del despilfarro. Hace escasos días, el presidente -imputado, por cierto- de la diputación de Huelva presumía de un automóvil eléctrico de 95.000 euros pagado con dinero público en pos del «ecologismo y la modernidad».

Podría decirse que muerto el perro, se acabó la rabia. Pero la corrupción ha pasado de la Junta a los ayuntamientos y diputaciones locales. A los andaluces, eso sí, la corrupción ya no les quita el sueño y con Juanma Moreno pueden dormir más tranquilos. De hecho, el Presidente de la Junta tiene el privilegio de ser el único líder político de los cinco principales partidos que recibe el aprobado de los andaluces, con una nota de un 5,18, según el mismo barómetro de Centra.

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