Almería, nuevo coladero de las mafias de la inmigración ilegal: 600 llegadas en 72 horas

Durante las últimas horas la costa de Almería ha experimentado una oleada de inmigración ilegal que saturado los recursos policiales y de salvamento ante la cifra de personas que han llegado hasta sus costas. Sin embargo, fuentes policiales advierten a OKDIARIO de que apenas se detecta la mitad de las llegadas. Barcas vacías son detectadas en varios puntos de la costa almeriense.

En las primeras 48 horas llegaron casi 450 personas a bordo de embarcaciones ilegales a las costas de Almería, durante las 24 horas siguientes fueron más de 150. Desde el fin de semana Almería se ha visto superada para atender la llegada masiva de inmigrantes ilegales que en apenas tres días ha saturado los medios de salvamento, atención y contención de Guardia Civil, Policía Nacional y Salvamento Marítimo.

Pero si difícil es gestionar la inmigración ilegal detectada más complicado es aún controlar aquella que evade los controles en el mar y en las costas. Fuentes policiales comparten con OKDIARIO las imágenes de varias embarcaciones abandonadas en la orilla tras haber realizado travesías desde Argelia o Marruecos hasta Almería.

La explicación de los agentes que trabajan en la zona, sobre todo guardias civiles, es muy obvia: falta de efectivos suficientes. Los refuerzos de personal y económicos están volcándose fundamentalmente en Canarias debido a las enormes cifras de inmigración ilegal registrada en las Islas en los últimos meses, pero esas llegadas a Canarias no suponen un alivio en la situación de Andalucía y el Levante.

Hay otro dato objetivo que denuncian los agentes destinados en la zona. Almería es junto con Canarias una de las zonas geográficas con mayor arraigo de inmigrantes llegados ilegalmente a España. Aunque sea por diferentes motivos. Los llegados a Canarias no pueden salir por una cuestión administrativa.

Los que llegan a Almería no se van de allí en su mayoría por encontrar un modo de vida en una región eminentemente agrícola, lo que a la vez genera también problemas de seguridad entre la propia población inmigrante y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La Guardia Civil ha sufrido en lo que va de año 30 bajas en la zona como consecuencia de intervenciones en hechos violentos o agresiones.

Para hacernos una idea solamente en estos tres días a Almería ha llegado una cuarta parte de los inmigrantes que llegaron el año pasado de enero a julio. A la falta de efectivos, vehículos en mal estado, equipamiento deficiente e instalaciones inapropiadas los agentes afectados por esta oleada deben sumar al enemigo invisible de la pandemia. Y bajo esa amenaza ha habido que improvisar un despliegue a la altura de la situación.

En cuestión de horas tras las primeras llegadas el Centro Temporal de Atención a Extranjeros del puerto de Almería se vio absolutamente desbordado, por lo que hubo que fletar autobuses y furgones policiales para trasladar al resto de personas a otras provincias como Málaga y Granada. No se descartó ir más lejos incluso y tener que llevar por carretera a varios de estos inmigrantes ilegales incluso hasta Barcelona.

Salvamento sin vacunas

Todo lo anterior hubo que llevarlo a cabo bajo el protocolo Covid, que indica que, entre otras cosas, las personas rescatadas en el mar tienen que someterse a una prueba diagnóstica antes de recibir atención personalizada.

Las pruebas arrojaron que uno de los inmigrantes ilegales interceptados llegaba a Almería contagiado de Covid, por lo que había que aislarlo a él y a las 21 personas que llegaron con él hasta las costas españolas.

La otra vertiente de esta situación agravada por una llegada masiva de embarcaciones ilegales ha sido según fuentes policiales de la zona que el personal de Salvamento Marítimo que opera en el área de Almería y que rescata a todas estas embarcaciones aún no han recibido una sola dosis de la vacuna contra el coronavirus.

Pero lo que realmente preocupa en la zona es el despliegue que impide la detección de la llegada de otras embarcaciones que escapan a los radares de vigilancia. Durante estos días de intensas llegadas el dispositivo de vigilancia ha consistido en una embarcación amarrada en La Garrucha y una unidad GRS de la Guardia Civil que ha actuado en un solo turno, lo que ha propiciado la llegada indetectable, sobre todo de noche, de varias embarcaciones.

Al parecer para esas llegadas nocturnas las embarcaciones que se usan son más pequeñas, tipo monocasco. De baja calidad, para ser abandonadas en caso de necesidad. No son travesías ‘preparadas’ para acabar en rescate sino más bien para llegar a la costa y escapar del control policial.