A 370 metros de la tragedia: un avión comercial con destino Sevilla y un helicóptero, a punto de chocar

Avión de Ryanair.
Avión de Ryanair.
Borja Jiménez

Una gran tragedia estuvo a punto de producirse el pasado 7 de noviembre. Sobre las 21:45 de la noche, se cruzaron sobre el Estrecho de Gibraltar un Boeing 738 de Ryanair que viajaba desde Tánger a Sevilla y un helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) que había participado en una operación contra el narcotráfico.

Dado que este helicóptero no contaba con un sistema embarcado que prevea colisiones en vuelo y que las torres de control de Tánger, Casablanca y Sevilla no lograban comunicarse con el vehículo de Aduanas, sólo la suerte evitó una colisión fatal.

El helicóptero estaba en una zona que iba sobrevolar el avión, motivo por el que ya en el momento del despegue desde Tánger se intentaron comunicar con ellos, sin éxito. La distancia entre los aparatos era cada vez menor y no lograron en ningún momento hablar con el piloto que, en la notificación del incidente describe así lo sucedido: «Volviendo de controlar un objetivo a poniente del Estrecho (una semirrígida cargada de hachís) a 8.000 pies de altitud (casi dos kilómetros y medio sobre el mar) iniciamos un suave descenso. Estando al través de la ciudad de Tánger y ya por debajo de los 7.000 pies (más de dos kilómetros sobre el agua) vimos cómo por detrás de nosotros y más bajo nos cruzaba un avión comercial de derecha a izquierda. Notificamos a Sevilla ACC (centro de control) y nos responden que nos habían estado llamando, pero ninguno de los tres que estábamos a bordo oímos ninguna llamada. Ni en canal de guardia ni en 132,475».

El helicóptero, como decíamos al comienzo, no disponía de sistemas de aviso para este tipo de situaciones dado que estaba averiado, tal y como ha señalado el diario ABC. Esta situación se agravó aún más con la situación meteorológica, de noche y ya entrado el otoño, cuando la visión exterior es menor.

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