Lo de Correos ya pasa de castaño a oscuro

Lo de Correos ya pasa de castaño a oscuro

Igual que ocurrió con los sobres con balas enviados a Marlaska, Pablo Iglesias y María Gámez, directora general de la Guardia Civil, Correos le ha echado la culpa de las irregularidades detectadas en los tickets de compra en los que se consignaban falsamente votos emitidos a los empleados del organismo público. Su explicación tras el requerimiento de la Junta Electoral es un ejercicio de hipocresía y cobardía a partes iguales. En primer lugar, Correos se centra exclusivamente en un caso detectado en Cádiz, como si el escándalo de los tickets falsos fuera un asunto concreto. No es verdad: estamos ante una práctica generalizada, de modo que si la culpa de Cádiz es de una empleada que no acertó a vaciar lo que denominan «bolsa de cobro», la multitud de casos idénticos a este significaría que los trabajadores de Correos cometieron el mismo error. El organismo público sólo pone como ejemplo el caso gaditano, pero las irregularidades se han sucedido por todo el territorio nacional. Una de dos: o los empleados de Correos cometieron en masa una grave equivocación -lo que en principio no parece verosímil- o los responsables de Correos quieren descargar su responsabilidad sobre los hombros de los empleados del organismo público, a quienes atribuye la culpa de las irregularidades detectadas.

Las explicaciones de Correos siguen sin ser convincentes: primero fue un fallo informático y ahora un fallo humano. ¿En qué quedamos? Lo cierto es que las excusas resultan surrealistas por inverosímiles y que el asunto empieza a desprender un olor a «pucherazo» consecuencia, precisamente, de las torpe justificación del organismo que dirige Juan Manuel Serrano, el amigo íntimo de Pedro Sánchez. Cada vez que trata de explicarse, crece la desconfianza y se extienden las sospechas, porque sus argumentos van cambiando sin dejar de ser incoherentes. Ahora, la culpa es de una empleada de Cádiz que no borró la «bolsa de cobros». Menos bromas: los casos se suceden por cientos y van mucho más allá de un fallo puntual. Lo de Correos empieza a ser de una gravedad absoluta. Faltan cuatro días paras las elecciones madrileñas y el asunto, lejos de esclarecerse, se va enturbiando  a medida que pasan las horas.

 

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