“Sin tiempo para morir” y “Dune” se estrenarán en China
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No es ninguna casualidad que las superproducciones de Hollywood introduzcan, cada vez de forma más evidente, personajes asiáticos en sus historias. Se trata de una necesidad de inclusión que representa una mayor diversidad, reflejando una realidad cercana a la situación social que vivimos hoy en día. Sin embargo, sería demasiado inocente que los motivos se deben solo a esa buena fe y que no existen unos intereses económicos detrás que apoyen esa tendencia. China es un mercado tremendamente goloso para Hollywood en términos económicos. Tanto que los grandes estudios saben que un gran porcentaje de los beneficios que obtenga el film provendrán de oriente. Los datos del año pasado avalan ese interés: en 2020, el país asiático se convirtió por primera vez en un mercado con una mayor recaudación que Estados Unidos.
No obstante, a pesar del evidente deseo de los americanos por proyectar en China, el gobierno autoritario no pone las cosas nada sencillas. Sus exigencias ideológicas y censoras han llevado a que ninguna de las dos últimas grandes superproducciones Hollywoodienses de Marvel se hayan podido estrenar en el codiciado mercado. Es de suponer que desde La casa de las ideas podían llegar a esperarse el rechazo a Viuda Negra, pero lo que no tiene pinta es que desde la compañía se vieran venir la negativa hacia Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, una cinta claramente dirigida a explotar en ese mercado. En cambio, las dos superproducciones que sí que han superado la censura según Variety han sido Dune y Sin tiempo para morir.
La cinta de Denis Villeneuve se estrenará en China el 22 de octubre, misma fecha que en Estados Unidos, mientras que la última aventura de Daniel Craig como James Bond se proyectará el 29 de octubre.
34 películas al año y nada de “cintas realistas”
Otro de los puntos más complicados para que China acepte una superproducción es que solamente pueden entrar en el país 34 cintas extranjeras. El gobierno asiático espera que los productores se adapten a las realidades de su país, con el objetivo de superar fácilmente las líneas censoras. Las representaciones de personajes e historias culturalmente cercanas al país por parte de los americanos, están bastante mal vistas. Buen ejemplo de ello es que tanto Brad Pitt como Martin Scorsese han estado vetados varios años por cintas como Siete años en el Tibet o Kundun.
Finalmente, todas aquellas obras que retraten realidades sociales de la clase trabajadora en países del extranjero lo tienen extremadamente difíciles, así como cualquier historia que tenga a un personaje masculino “afeminado” o que no se corresponda a los valores masculinos tradicionales.