‘Longlegs’: terror sobrevalorado con un Nicolas Cage que da risa
Se ha convertido en una cinta de culto pero no es tan buena como dicen
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Ha costado unos 10 millones de dólares y lleva recaudados unos 90. Gran parte de la crítica especializada la ha bautizado como una de las mejores películas de terror del 2024 (algunos dicen que de la historia). Quizá las expectativas están demasiado altas pero Longlegs no es la obra de arte que nos quieren vender. Es un film sobrevalorado, lento (rozando, en ocasiones, lo aburrido) y, lo peor, no tiene sentido. El director, Oz Perkins (hijo de Anthony Perkins, el protagonista de Psicosis) sabe crear ambientes y maneja la tensión como pocos pero sus habilidades no son suficientes para levantar un guion que carece de una hoja de ruta. No haremos spoilers en esta crítica pero decir que no se entienden ni muchas de las motivaciones de los personajes ni se explica bien la trama. ¿Y Nicolas Cage? Su aspecto es de los grandes misterios de la cinta, no hay ni una sola imagen de su rostro en los carteles o los tráilers de promoción. El resultado da risa: es Nicolas Cage haciendo de Joaquín Reyes imitando a Nicolas Cage.
Trama y datos de producción
Lee Harker, una nueva y talentosa agente del FBI, ha sido asignada a un caso sin resolver de un asesino en serie. A medida que la investigación se vuelve más complicada y se descubren pruebas ocultas, Harker se da cuenta de un vínculo personal con el despiadado asesino y debe actuar rápidamente para evitar otro asesinato familiar.
La película, dirigida por Oz Perkins, quien ya había dirigido La enviada de el mal (2015), Yo soy la maravillosa criatura que vive en esta casa (2016) y Gretel y Hansel (2020). Las tres muestras la capacidad del cineasta para crear ambientes malsanos y su gusto por guiones enredados aunque sólo la tercera-una interesantísima revisión gótica del clásico cuento de hadas- puede realmente destacar a nivel cinematográfico.
Longlegs está protagonizada por Maika Monroe (conocida por ese clásico del terror llamado It Folows) y la estrella del cine que lleva años haciendo proyectos radicales, Nicolas Cage, quienes también produjeron la película a través de Saturn Films. El elenco también cuenta con Blair Underwood, Alicia Witt, Michelle Choi-Lee, Dakota Daulby y Kiernan Shipka en papeles secundarios. Su presupuesto fue de 10 millones de euros y lleva recaudados.
Mucho ruido y pocas nueces
La promoción de Longlegs ha sido ejemplar, sobre todo teniendo en cuenta el escaso presupuesto de la película. Ni el tráiler, ni los carteles desvelaban gran cosa de la trama. Se intuía el tono y el género pero poco más. Y, lo más importante, se ocultó la imagen de la estrella de la película, Nicolas Cage. La prensa se encargó de decir que el rostro del actor ganador del Oscar por Leaving Las Vegas era de lo más sorprendente y aterrador de la película, por lo que el interés creció entre los espectadores.
Se compara mucho Longlegs con El silencio de los corderos, Seven o Zodiac y es verdad que tiene algunos puntos en común con esas obras de arte aunque ojalá hubiera tenido más. La obra de Oz Perkins comienza bien, de hecho, los primeros 45 minutos de metraje son lo mejor de la cinta. Es ahí donde habitan varias escenas impecables y perturbadoras (la presentación de Lee en su primera salida como agente del FBI o ese allanamiento que sufre la protagonista) y donde la intriga promete.
El segundo acto peca de falta de acción. Sigue habiendo intriga y desconcierto pero casi todo se cuenta en off. Sólo asistimos a una escena del crimen y resulta insuficiente. La protagonista va descubriendo cosas sin explicarnos por qué. Y, es ahí, en plena meseta narrativa cuando por fin vemos al villano, a un Nicolas Cage exageradísimo, con unas prótesis imposibles de ver sin reírte. Esos gritos y esas poses efusivas no causarían vergüenza ajena si estuvieran acompañadas por una buena construcción de personaje. El Longlegs de Nicolas Cage no es Hannibal Lecter, ya quisiera. El de Anthony Hopkins era un monstruo con historia, con personalidad, con alma. Aquí no hay nada de eso.
Y llegamos a un tercer acto que sí, que tiene sorpresas, pero un servidor no las entendió. Me sentí en el cine como el niño que señala al emperador desnudo. ¿Por qué todos los fanáticos del horror (entre los que me incluyo) se han postrado ante un producto tan vacío y tramposo? ¿Tan carentes estamos de buenas cintas de terror que unos planos cuidados, un par de sustos, una fotografía exquisita y una banda sonora envolvente son suficientes para no ver los agujeros del guion? No puedo hacer más leña del árbol caído sin caer en el terreno del spoiler pero llevo días discutiendo el final con mucha gente a la que le ha encantado la cinta y nadie me lo ha sabido explicar.