CIUDAD REAL

Pepe Lomas, el jubilado de 80 años que mató al ladrón: «Prefiero morir a dejar mi casa a un maleante»

"Si te tocan lo sagrado... Para mí, mi casa soy yo, si a mí me tocan mi casa, ya no soy yo", ha explicado el jubilado

Le piden 25 años de cárcel por matar a tiros al ladrón que entró en su casa

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José Lomas durante el juicio en el que está acusado de asesinato por matar al ladrón que entró en su casa.
Ángel Moya

Así de claro ha hablado Pepe Lomas, el jubilado de 80 años que mató al ladrón que entró a robarle en su casa, en el juicio en el que se juega 25 años de cárcel: «Prefiero morir a dejar mi casa a un maleante». El librero jubilado de Ciudad Real ha insistido ante el tribunal que esa madrugada temía por su vida y decidió disparar a bulto sobre el ladrón. «Si te tocan lo sagrado… Para mí, mi casa soy yo, si a mí me tocan mi casa, ya no soy yo», ha añadido en su declaración.

El jubilado, en libertad provisional desde mayo de 2022, ha llegado tranquilo a la Audiencia Provincial de Ciudad Real a primera hora de la mañana y antes de entrar a declarar, ha explicado a los medios que ya estaba harto de que se colaran para robar en su finca Valdelobos del parque forestal de La Atalaya, a la que se fue a vivir antes de jubilarse.

También ha explicado que un día antes del tiroteo vio al intruso al que luego disparó, en su casa y lo echó «con malos modos». El ladrón regresó de madrugada y ahí fue cuando se desencadenaron los hechos.

Fue en 2021, cuando el jubilado tenía 77 años y vivía aislado en su casa de campo, y ahora la familia del fallecido le pide 25 años de cárcel por asesinato mientras que la fiscalía lo rebaja a 12 años y medio de prisión.

Ya ante el jurado popular Lomas ha explicado que vivía en esa finca de La Atalaya desde 2008, antes de jubilarse como librero, como si fuera el «Fuerte de El Álamo».

«Me entró el pánico»

Lomas ha contado que esa madrugada disparó al intruso creyendo había más asaltantes y que pretendían tenderle una trampa. «Me desperté sobre las dos de la mañana con unos ruidos en el exterior, cogí la escopeta, salí al patio y al ver una cortina anudada, la puerta de un trastero abierta y el cuadro de riego totalmente destrozado, me entró el pánico y pensé que venían a por mí».

El librero jubilado, temiendo al ladrón, vivía en su casa con las ventanas tapiadas y la escopeta a mano. Tenía cuatro escopetas, todas con licencia. Cuando escuchó al ladrón, tenía miedo, pero cogió la escopeta porque prefería «morir» a dejar su casa «a unos maleantes». «Si te tocan lo sagrado… Para mí, mi casa soy yo, si a mí me tocan mi casa, ya no soy yo», ha explicado Lomas.

«Tenía miedo porque era mi vida la que estaba en juego», ha insistido, «vi entonces un bulto con ropajes tipo esquimal, con una motosierra hacia arriba, pensé que había más gente y si me que acercaba me podían cortar el cuello», ha incidido el acusado.

«Me gusta la paz»

El librero disparó dos veces al ladrón. Él ha contado que fue a doce metros de distancia aunque el sumario dice que a menos de cinco. Asegura que no sabía que lo mató y que no tenía intención de matar.»Yo no tenía intención de matar, quería quitarme la pesadilla de encima para que no volviese. Yo soy incapaz de coger un pollo y retorcerle el pescuezo, veo una gota de sangre y le doy la espalda», ha explicado, insistiendo en que tiene un carácter tranquilo y pacífico. «Me gusta la paz, pero cuando tú no la tienes tienes que defender tu derecho a ella», ha aseverado ante el tribunal.

Su abogado, Juan Manuel Lumbreras, ya aclaró durante la primera jornada del juicio que las armas que tenía Lomas en su casa eran fruto de una herencia familia. «Pepe Lomas se dedicaba al campo y se vio desprotegido y asaltado esa noche en la que «vivió la mayor pesadilla que nadie se puede encontrar en su vida». Desde entonces, según el abogado, «Ha estado desasistido por la Policía durante 40 años con decenas de denuncias durante esos años. Lomas vivía con miedo y tapió las puertas y ventanas de su vivienda por pánico. Era un muerto en vida y el día anterior le intentaron entrar a su casa de campo». «La víctima es el jubilado y no el ladrón», insistió el letrado.

«No mató por ira homicida, no pensó en asesinar a una persona que no conocía, que entró en su casa y que iba a matarle», dijo Lumbreras. «Existió miedo, pánico y legítima defensa, Lomas intentó salvar su vida ante la presencia de un intruso que contaba con siete páginas de antecedentes, con una orden de expulsión, con un homicidio doloso a sus espaldas y con abusos y agresiones sexuales, denunciado por violencia doméstica, con robos, quebrantamientos de condena y enfrentamiento con la autoridad. Sumaba 36 detenciones por la Policía y nueve por la Guardia Civil. La víctima fue José Lomas, sentenció el abogado del jubilado.

«Mató por ira y odio»

Nada de esto comparte la acusación particular que insisten en pedir 25 años de cárcel para Lomas «por un asesinato ejecutado como en el antiguo oeste, sin preguntar, ya que esa noche no hubo duda ni miedo, hubo ira, odio hacia Nelson David porque le rompió el sistema de riego de su finca».

Por su parte, la Fiscalía de Ciudad Real ha descartado que Pepe Lomas sufriera un miedo insuperable o actuara en legítima defensa al acabar con la vida de Nelson David, el hombre de nacionalidad hondureña que se coló en su finca, en La Atalaya, y que recibió dos disparos mortales en la noche de la Pandorga de 2021. «La víctima es el fallecido y no el acusado. La motosierra que tenía en sus manos Nelson David al recibir los disparos no era para atacar a Lomas, sino para abrir unas puertas cerradas donde quería robar unos utensilios», dijo el fiscal en su alegato.

El futuro de Lomas está ahora en manos del jurado popular en la Audiencia Provincial de Ciudad Real.

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