Hablan las madres de las 21 niñas que sufrieron abusos de su entrenador: «Que al menos cumpla 20 años»
El entrenador acusado de abusar de 21 niñas quiere evitar el juicio pagando 1.000 € a cada víctima


Las madres de las víctimas del entrenador de fútbol acusado de abusos sexuales a 21 menores de edad han reaccionado con rabia e indignación ante el pacto que el acusado pretende firmar para eludir el juicio. Como ha adelantado OKDIARIO, el entrenador acusado de abusos a las niñas se ofrece a declararse culpable a cambio de cumplir 11 años efectivos de prisión frente a los 147 años de pena que solicitan la Fiscalía y las acusaciones particulares. «Que por lo menos cumpla 20 años y se quede para el resto de su vida en la cárcel, que hay 21 víctimas menores de edad que sufren daños irreparables», así de tajante se muestra Ana, la madre de una las niñas que habla en nombre de todas las familias de las víctimas.
«Estamos sufriendo un auténtico calvario desde hace años, y ahora más, después de saber los años que se ofrece a cumplir. Que se sepa el daño psicológico que tienen las víctimas, es una vergüenza los años que se piden», puntualiza la madre de una de las niñas.
Ana y las demás madres ya saben que, según establece la ley, el entrenador acusado de abusos sexuales no va a cumplir los 147 años de cárcel en el caso de que sea condenado: «Sabemos que sólo puede cumplir el triple de la pena mayor que le caiga, pero al menos que sean 20 o más años, que no hay más que ver como están en las niñas, algunas ni pueden levantarse de la cama». Ana, en nombre de todas, quiere remarcar que la indemnización ridícula que el acusado ofrece pagar a las víctimas les importa más bien poco: «Nosotras lo que queremos es que cumpla y no verle en la calle dentro de tres años». El acusado ofrece pagar 25.000 euros a repartir entre 21 víctimas, lo que significa pagar poco más de 1.000 euros por cada violación o abuso sexual, tal y como ha adelantado OKDIARIO.
Está acusado de 31 delitos
La Fiscalía considera a Francisco culpable de 31 delitos: cinco de agresión sexual a menores, catorce delitos de abuso sexual continuado a menor de 16 años, cinco delitos de agresiones sexuales, cuatro delitos de abuso sexual y dos delitos de abuso sexual a mayor de 16 años, y un delito de acoso. Entre todos los delitos suman una petición de 147 años de cárcel, pero el entrenador acusado de abusos sólo puede ser condenado a cumplir el triple de la condena mayor: siendo ocho años, como máximo cumpliría 24 años de cárcel.
El entrenador ofrece reconocerse culpable a cambio de aceptar un total de 62 años de cárcel y se le apliquen los atenuantes de reparación del daño y de reconocimiento de los hechos. Así lograría eludir sentarse en el banquillo y su condena se quedaría en 11 años efectivos de prisión. Al llevar más de dos años en prisión provisional, el entrenador acusado de 21 abusos y violaciones podría estar en semilibertad en menos de cuatro años.
Fiscalía acepta parte del pacto
La Fiscalía no rechaza la propuesta de pena del acusado, pero se niega a aceptar la escasa indemnización que ofrece a las familias de las menores. Para llegar a un pacto de conformidad, la Fiscalía exige una indemnización de más de 300.000 euros para las familias de las víctimas. Las acusaciones rechazarán el pacto en su totalidad casi con toda seguridad.
El caso arrancó en enero del año 2023 cuando una de las jugadoras del equipo del entrenador tuvo que ser asistida en las urgencias de un hospital por un ataque de ansiedad. Durante el reconocimiento médico la niña mencionó la causa de su angustia: una agresión sexual por parte del entrenador y el acoso al que la sometía en las redes sociales. También por mensajería telefónica.
Seis años de agresiones sexuales
El modo de actuar del entrenador de menores que relataba la primera víctima era similar al que confirmó días después una segunda jugadora. Esta segunda víctima volvía a hablar de los hechos que cometía el entrenador sin consentimiento de las menores y las frases fuera de tono que les dedicaba, como «me encanta tu cuerpo, te voy a poner desnuda frente a un espejo para que lo veas». Tras la detención del entrenador por varios casos de agresión sexual, llegó una lluvia de denuncias de más víctimas de presuntos abusos.
La Policía habla en las diligencias del caso de «un mismo patrón» que, según las víctimas, se repetía desde el año 2016. Las niñas no se atrevían a denunciar por vergüenza o por miedo a perder su puesto en el equipo.
Las víctimas relataron a los agentes que el entrenador las sometía a «tocamientos lúbricos» en campos de fútbol, en los vestuarios, en las duchas, durante los entrenamientos, en los viajes para disputar torneos fuera de la ciudad, en el teatro o en la vía pública. Las agresiones más graves tenían lugar en el despacho de enfermería que el presunto pederasta tenía en la Universidad de Huelva. Allí, con la excusa de darles masajes a las jugadoras, el entrenador presuntamente las agredía sexualmente.
Si las jugadoras se negaban, el entrenador las acosaba por las redes y por las aplicaciones de mensajería: «Hoy te tengo que dar un masaje sí o sí, yo te recojo y le dices a tu madre que te vas con las amigas». También obligaba a las niñas –algunas de 13 o 14 años– a desnudarse en su despacho para probarse prendas deportivas, arrebatándoles o robando sus prendas íntimas mientras se probaban las nuevas.