Fue uno de los actores más queridos de España y ahora quiere desaparecer: así es su vida ahora
El protagonista de nuestra noticia triunfó durante los años 2000
El actor de esta noticia tuvo un papel principal en la serie 'Los Serrano'
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En su momento, Antonio Molero era una de esas caras que todo el mundo reconocía al instante. Su papel como Fructuoso Martínez en Los Serrano le convirtió en un referente de la televisión, una figura carismática y cercana que permaneció en la memoria colectiva de toda una generación. Sin embargo, ahora, más de dos décadas después del éxito arrollador de la serie, el intérprete ha decidido dar un paso al margen: rehúye de la fama, sigue despertando cariño y sigue actuando, pero ya no desea ser el rey de la pequeña pantalla.
Molero no tuvo planes de saltar a la pantalla, fue el teatro su verdadera escuela y pasión inicial. Fue allí donde comenzó, donde se formó como actor, y donde decidió que seguiría actuando si mantenía el control de su vida. Cuando llegó la fama a través de Médico de familia y sobre todo de Los Serrano, aquel éxito inesperado le sorprendió. Según él mismo ha contado en entrevistas, pasó del anonimato a la popularidad de forma repentina. Una exposición que admiraba desde lejos, pero que no supo gestionar sin impactar su cotidianidad. Molero siempre ha dicho que no trabajó para ser famoso. Simplemente actuó bien cuando le tocó hacerlo, y la fama llegó sin buscarla.
Así es la vida de Antonio Molero
En estos momentos su prioridad es otra. Prefiere el escenario del teatro a los focos del plató. Continúa actuando regularmente en obras como El barbero de Picasso, que protagoniza actualmente en el Teatro Español hasta el 20 de julio, junto a figuras como Pepe Viyuela y Mar Calvo. También tiene prevista una nueva temporada de Luces de Bohemia para el año que viene. Estos proyectos le permiten mantener viva su vocación sin someterse a la presión que acompaña a las producciones televisivas; lo hace porque le da sentido, no porque busque publicidad o reconocimiento.
Pese a alejarse del foco, el paso por Los Serrano dejó huella. Molero admite que muchas personas siguen recordando a «Fiti» con cariño, incluso hoy. En redes sociales, le llegan mensajes y fragmentos del programa a diario, y aunque reconoce que apenas recuerda muchas escenas valora ese cariño como un regalo del público. No obstante, recalca que fue un personaje puntual en su carrera. Más que quedarse atrapado en él, prefiere avanzar hacia nuevos tiempos y proyectos que le llenan.
Antonio Molero huye del estrellato
La televisión no está completamente descartada en su agenda, pero ya no es prioridad. Participó durante dos años en Amar es para siempre, encarnando a Benito Guerrero Nieto durante casi 500 episodios. Relata que fue una experiencia exigente: una propia «mili de actor», con jornadas extensas y apenas tiempo para descansar. Le permitió mejorar su oficio, aunque también le reafirmó en su deseo de equilibrar vida y trabajo sin someterse a un ritmo agotador.
Además, ha protagonizado diversos trabajos recientes, como papeles en Madres: Amor y vida o 4 Estrellas, donde compartió plano con Antonio Resines. También participa en la película de terror El vestido, dirigida por Frank Ariza y Jacob Santana, donde se reencontró con Belén Rueda. Sin duda, su perfil ha ido evolucionando de grandes producciones televisivas a proyectos más íntimos y específicos, tanto en cine como en teatro, donde continúa aportando su sello interpretativo.
La vida personal del artista
En lo personal, Molero ha construido también una vida alejada del espectáculo. Lleva desde hace años un estilo de vida reservado junto a su pareja, Katia Bárbera, quien además ejerce como su representante. Es padre de dos hijos: Alejandro, quien alberga su propia vida fuera del mundo del entretenimiento y Jimena, quien apenas ha visto Los Serrano. Nunca ha expuesto a su familia en redes sociales, ni ha dejado pistas sobre su vida privada. Para él, eso es parte de su tranquilidad y del equilibrio que ha buscado mantener tras una trayectoria pública.
Su rechazo a la fama no significa renuncia al éxito artístico. Todo lo contrario, demuestra que un intérprete puede ser querido y valorado sin renunciar a la serenidad. Molero ha preferido refugiarse en lo que siempre fue su hogar: las tablas. Ha mantenido una trayectoria constante en el teatro, con más de veinte montajes a sus espaldas y con la misma emoción que sentía cuando empezaba. Sabe que la televisión le dio visibilidad, pero no ahora le sustituye como eje de su vida.
Por eso, cuando decimos que «quiere desaparecer», no hablamos de abandono de su oficio, sino del deseo de mantenerse fuera del ruido mediático. Sigue siendo alguien muy respetado y aplaudido entre actores, directores y audiencia fiel. Pero su meta no es el estrellato: es la tranquilidad de vivir su profesión sin renunciar a su privacidad. Molero demuestra que se puede ser relevante sin estar en el centro del escaparate televisivo, y que más de dos décadas después, todavía puede sorprender a quienes creían saberlo todo sobre su carrera.