El día después de la catástrofe: la rabia y la impotencia se apoderan de Sant Llorenç des Cardessar
En el número 27 del Paseo de las Bordadoras de Sant Llorenç des Cardessar yacía sin vida, a última hora de la tarde de este miércoles, el cuerpo de una mujer de avanzada edad que 24 horas antes había fallecido cuando la gran tromba de agua procedente de un torrente cercano inundaba el municipio y la gran mayoría de viviendas, como en la que se encontraba ella.
A pocos metros de su portal, el silencio que se vivía en el 27 -sólo interrumpido unos minutos cuando el obispo y el alcalde han visitado a la familia- contrastaba con la vitalidad de Abril, una niña de apenas 4 años que rompía a llorar cuando su madre lanzaba entre los escombros a Martinet, su muñeco preferido que ha quedado gravemente deteriorado tras flotar por el interior del comedor de la vivienda familiar durante horas.
De muñecos y juguetes, en las calles de Sant Llorenç había decenas, junto a zapatos desaparejados, tostadoras, radiocassettes o libros y películas que formaban parte del archivo personal de Josep, un vecino del Carrer del Torrent que los venía coleccionando desde hace décadas. Ayer, todo ese esfuerzo hecho con ilusión quedó diluido en nada por culpa de una tromba de agua que nadie se esperaba.
La gran mayoría de los vecinos, que han unido fuerzas para pasar pagina lo antes posible, se continúan preguntando cómo ha podido pasar, aunque coinciden en lamentar que el torrente y la zona de donde procede el agua, unas montañas de Artà, acumulan mucha suciedad y matojos que en casos de lluvia torrenciales como las de esta semana, taponan el camino del agua.
Algunos de esos vecinos que, con la luz del día, comprobaban la magnitud de lo sucedido, lo han perdido prácticamente todo. Sus pertenencias -algunas de las cuales, como la foto de sus padres o un álbum de bodas insustituibles-, los muebles, los vehículos, las herramientas de trabajo o incluso la vivienda, forman parte del inventario de destrozos materiales que han provocado estas lluvias torrenciales y que ahora deberán ser cuantificados una vez se ha declarado la zona como catastrófica.
Quienes lo han perdido todo saben que recuperar lo que tenían va a ser complicado. Esperan que las ayudas lleguen pronto y sean suficientes para reemplazar lo que tenían antes de las inundaciones. Mientras tanto, esta pasada noche la gran mayoría de ellos han vuelto a dormir fuera de sus casas a la espera de que reciban autorización para volver, una vez se asegure la estructura de las viviendas.
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