El ‘descuartizador de Valdemoro’ intentó durante seis horas deshacerse del cadáver en una barbacoa
“Olía a humo y a sangre”, así describe la novia del descuartizador de Valdemoro el momento en que vio a Leonardo Valencia por primera vez después del crimen. Fue a las 16:20 del día 26 de octubre de 2019. El asesino fue a buscarla para que le ayudara a deshacerse del cadáver de su víctima, ni siquiera le importaba las machas de sangre visibles en su ropa, sólo quería borrar todo rastro del crimen cuanto antes. Habían pasado 15 horas desde el momento del asesinato y no había conseguido borrar ni una sola huella del crimen.
Los investigadores creen que el crimen tuvo lugar pasada la una de la madrugada de ese mismo día. Justo a esa hora la víctima interrumpió una conversación por whatsapp con su pareja. Lo que ocurrió a continuación fue terrible, basta saber que los investigadores tuvieron que elaborar tres croquis, uno por cada planta del chalet ocupado donde vivía Leonardo para ir señalando en cada planta los vestigios que fueron hallando. Señalados en cada plano, por colores y en cada planta se muestran decenas de puntos donde los guardias especialistas de científica recogieron restos de sangre, armas o restos de la víctima.
Leonardo debió darse cuenta pronto de que no iba a ser fácil encubrir todo aquello, y optó por intentar quemar los restos de su víctima en la barbacoa del patio del chalet. Los vecinos comenzaron a notar el olor a humo denso desde las 5 horas de la madrugada y a las 7 de la madrugada alarmados llegaron a comentarlo entre ellos. Los vecinos creían que era un incendio y unas horas más tarde, ya de día, llamaron a su puerta. Leonardo fingió que se trataba de un accidente doméstico e incluso metió una manguera por la ventana simulando que apagaba un pequeño incendio en la vivienda. Sin embargo el olor a humo denso continuaba. A las 11 de la mañana fue la última vez que los testigos hablan de humo en la casa del crimen. Incluso uno de ellos llegó a ver a Leonardo manipulando la barbacoa y se dirigió a él pidiéndole que la apagara.
Al rato Leonardo apagó la barbacoa. Había pasado seis horas intentando quemar los restos de la víctima para encubrir el crimen. Como no tuvo éxito, fue a buscar a Celia. Ella le ayudó a limpiar de sangre algunas partes de la casa, le acompañó a comprar productos de limpieza y una pala para enterrar el cuerpo. Finalmente a las ocho de la tarde aprovechando una nueva salida de Leonardo, Celia sacó una foto del escenario del crimen y acudió a denunciarlo a la Guardia Civil. Fue detenida por encubridora. Según los investigadores, aunque Leonardo la amenazara de muerte como ella aseguraba, tuvo varias oportunidades para escapar y denunciarlo durante las cuatro horas en que acompañó a su novio a varios supermercados y le prestó ayuda.
La denuncia de Celia llegó tarde pero fue efectiva. Los guardias sorprendieron a Leonardo en plena tarea de deshacerse de los restos del crimen en un carrito de la compra. Los investigadores lo tienen claro, lo que pretendía con la barbacoa era impedir que se identificara el cuerpo por las huellas y deshacerse mejor de las pruebas.
Antes de que le detuvieran , Leonardo le dijo a Celia que no había sentido nada al asesinar a una inocente. Ahora, en la cárcel de Valdemoro, pide que le sometan a tratamiento psiquiátrico.
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