Conocer Tierra Santa: cuando convertirse en peregrino nunca fue tan fácil
Hace 801 años un hombre llamado Francisco viajó con su hábito marrón y sus escasas pertenencias a Oriente Medio. Quería conocer la Tierra Santa: ver con sus propios ojos los lugares en los que nació, vivió, predicó, murió y resucitó su maestro, Jesús de Nazaret. Sin embargo, según varios archivos históricos, el santo de Asís no pudo visitar como quería todos los lugares por los que el hombre más influyente de su vida, y de la Historia, caminó hace dos milenios. Aunque con el corazón sí lo hizo. Era el tiempo de las cruzadas.
A Francisco de Asís le pasó como a Moisés, que vio la Tierra Prometida desde el monte Nebo pero no entró en ella. Y como él muchos seguidores de Jesús han soñado con ver Jerusalén, Nazaret, Galilea o Belén y no han podido. Al menos con sus propios ojos, aunque sí que hayan visto la Tierra Santa con los ojos de su alma.
En pleno siglo XXI los peregrinos lo tienen mucho más fácil que San Francisco. Conocer Tierra Santa es más accesible que nunca de la mano de los franciscanos, que llevan siglos custodiando los santos lugares por encargo del Vaticano, y de Halcón Viajes Peregrinaciones, que organiza viajes a medida en colaboración con esta institución de la Iglesia Católica. Ya no hay que ir en barco o por tierra como hace siglos sino que se puede ir en uno de los aviones más avanzados del mercado en la ruta de Air Europa de Madrid a Jerusalén.
Una extremeña, Noelia Ávila, es la gran artífice. La directora de Halcón Viajes Peregrinaciones no ejerce sólo un trabajo. Aunque ocupa un puesto de directiva en una de las agencias de viajes más importantes de España, lo suyo es una vocación. Puso en marcha hace quince años el departamento de peregrinaciones de la compañía de Globalia, que ha conseguido que viajar a Tierra Santa no sólo sea turismo religioso sino mucho más: una experiencia que te cambia la vida o que, al menos, te hace pensar, las palabras que utilizó Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, cuando visitó Israel.
Los números avalan esta aventura que comenzó hace menos de dos décadas. Si al principio Halcón Viajes sólo llevaba entre cinco y ocho grupos a Tierra Santa, ahora moviliza a 150 grupos. Han pasado de mover a 100 o 200 peregrinos cada año a llevar a entre 8.000 y 10.000. En 2019 concretamente han sido 10.000 personas las que han podido conocer un lugar único.
Para dar a conocer mejor esta experiencia Halcón Viajes Peregrinaciones ha organizado un viaje promocional a comienzos de enero a los santos lugares. El objetivo: mostrar de primera mano a los comerciales de la empresa, a sacerdotes y a periodistas uno de sus productos más cuidados, que llevan años macerando en colaboración con la Custodia de Tierra Santa y de Fray Luis Quintana, un religioso de la orden de San Francisco de Asís que con su hábito, sus chanclas -haga calor, llueva o truene- y una bolsa de tela enseña con paciencia a los peregrinos un territorio el que conviven las tres grandes religiones monoteístas: el cristianismo, el islam y el judaísmo.
Noelia Ávila ha pasado de vender viajes convencionales a destinos como el Caribe a abrir la primera oficina de una agencia de viajes en España de turismo religioso en Madrid. Fray Luis Quintana, por su parte, ya ha realizado cincuenta peregrinaciones a Jerusalén, contando las principales historias que narra el Antiguo y el Nuevo Testamento sobre el terreno. Por eso llaman a la Tierra Santa el quinto Evangelio. Aunque Tierra Santa es un Evangelio que no se puede leer sino que hay que pisarlo con los propios pies.
Uno de los sacerdotes que ha peregrinado desde el 7 al 14 de enero en Tierra Santa explicaba que el momento más apasionante del viaje fue la Misa en el Santo Sepulcro. Concretamente cuando el celebrante, después de la consagración, mostró al pueblo la Eucaristía, sacándola de la tumba donde un día fue enterrado Jesús. En aquel momento él sintió que, como María Magdalena, era testigo de nuevo de la muerte y de la resurrección de Cristo.
Otro de los peregrinos, en cambio, se queda con Galilea y el lago de Tiberiades, un mar de agua dulce enorme. Mirando al horizonte no se permite vislumbrar la tierra firme. Allí fue donde Jesús paró una tormenta y evitó que se hundiera la barca en la que iban Pedro y otros discípulos. Allí también transformó a unos sencillos y rudos hombres de mar en «pescadores de hombres».
Para la directora de Halcón Viajes Peregrinaciones, sin duda, su destino favorito es Jerusalén: “Si me dicen que me quede con una ciudad del mundo me quedo con Jerusalén”, remarca.
En el marco de la peregrinación también es posible visitar Jordania o el desierto de Wadi-Rum. Petra es una de las maravillas de la humanidad que, aunque de entrada no es un lugar bíblico, también ayuda a poner en contexto cómo era Oriente Medio en el año 1. Fray Luis explica, por ejemplo, que casi con toda seguridad por allí pasaron los Reyes Magos en el comienzo de nuestra era. Aún sigue vendiéndose allí incienso y mirra. Y se ven numerosos camellos.
Otro enclaves especiales son Belén, la ciudad en la que nunca deja de ser Navidad, o Jericó, la ciudad más antigua del mundo, donde Jesús sanó, según narran los Evangelios, al ciego Bartimeo.
La directora de Halcón Viajes Peregrinaciones concluye: «Este no es un viaje cualquiera sino es un viaje a medida, para vivir una experiencia, no es un viaje de turismo ni nada por el estilo. Quien quiera un viaje de turismo con nosotros no va a encontrar nada».