La aventura de alimentar animales en los parques madrileños en plena crisis por coronavirus

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Cada mañana Laura se juega una sanción, incluso una posible detención, para alimentar su colonia de gatos en un parque de Madrid, cerrado por el coronavirus. La clausura de estas áreas ha puesto en riesgo la supervivencia de estos animales, que necesitan comida para no morir de hambre.

Al amanecer, y a pesar del estado de alarma y las restricciones al tránsito, Laura sale de su casa de forma furtiva para dar de comer a sus gatos. A través de la abertura de una verja se introduce en un gran parque cerrado de la capital para cumplir con una rutina de 21 años.

Y es que muchos de los animales de los que cuida, además de alimentos y agua, necesitan fármacos por problemas coronarios. «No puedo dejarles morir de hambre», relata en una conversación telefónica con Efe. En los últimos días ha tenido que esquivar la vigilancia de las autoridades para no ser detenida o sancionada. También ha puesto en riesgo su salud, ya que debido a una afección pulmonar pertenece a un colectivo de riesgo ante un posible contagio del coronavirus.

En Madrid existen más de 400 colonias de gatos registradas oficialmente y en 2017 el Ayuntamiento de la capital comenzó a expedir carnés de colaborador para que voluntarios pudieran darles de comer.

A pesar de que el Gobierno permite la alimentación en estos puntos, muchos de ellos se encuentran ubicados en zonas que han sido cerradas como El Retiro o el Parque Juan Carlos I. También hay colonias en las universidades, centros que también han sido cerrados.

Ante esta situación, voluntarios como Laura reclaman a las administraciones que los vigilantes de estas zonas abran la verja diez minutos cada dos días para que puedan realizar su trabajo. «Es una cosa razonable para no dejar morir de hambre y de sed a unos seres vivos», advierte. Y es que Laura está angustiada porque tiene claro que los animales a los que ayuda son su «responsabilidad» y no quiere «cometer» un delito de «omisión de socorro».

Porque recuerda que los animales no son ni transmisores ni portadores del coronavirus y asegura que para darles de comer adoptaría las medidas de protección necesarias, como mascarillas y guantes, sin tener contacto alguno con los gatos.

«Los cuidadores no vamos a ir en grupo y una vez que terminemos , que es poco tiempo, pueden volver a cerrar los parques», reclama con insistencia al tiempo que urge a tomar las medidas necesarias y no quitarse la responsabilidad de encima.

En la misma línea se expresa la presidenta de Pacma, Laura Durarte, quien lleva desde hace días preocupada por la situación y pide explicaciones a los políticos. Uno de los puntos que necesita más atención es el Parque de El Retiro, donde ya han conseguido que el Ayuntamiento acceda a abrir para llevar a cabo esta labor, decisión que aún no tiene fecha para su puesta en marcha.

Exigen que con un dispositivo especial de seguridad, estas personas voluntarias puedan seguir desarrollando su trabajo. «Aún no está resuelto, pero sí hemos tenido respuesta de las administraciones», reconoce a Efe.

Pacma ya se puso en contacto con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, para pedir la entrada de los voluntarios en la perrera municipal, ya que los animales se encontraban varios días sin salir de sus cheniles.

«Oímos vuestra petición y vamos a autorizarlo con un estricto protocolo sanitario y un proceso de autorización que pueda ser posible. Ellos también son Madrid», les respondió el regidor en redes sociales, una idea que esperan que se amplíe para alimentar las colonias felinas.

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