Parto con o sin epidural: un estudio muestra una importante reducción de complicaciones graves
La analgesia epidural se recomienda para mujeres con factores de riesgo conocidos
Las posibles explicaciones para estos hallazgos incluyen una monitorización más estrecha tanto de la madre como del bebé
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Poner la epidural -como todo acto médico que supone una técnica invasiva y administración de fármacos- tiene también unos efectos secundarios o adversos. No son frecuentes, pero es importante conocerlos.
La anestesia epidural es un tipo de anestesia que se administra dentro del llamado espacio epidural. Este espacio se encuentra entre el hueso y una fina tela de tejido llamada duramadre en la zona del canal vertebral. Para ello, es necesario atravesar la piel y los tejidos subcutáneos en la parte baja de la espalda hasta llegar a este espacio entre dos vértebras.
Así, recibir una epidural durante el parto se asocia con una marcada reducción de complicaciones graves en las primeras semanas después del parto, según un estudio de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) publicado por The BMJ. Los médicos se refieren a estas complicaciones como morbilidad materna grave (SMM), que puede incluir ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, sepsis e histerectomía.
La analgesia epidural se recomienda para mujeres con factores de riesgo conocidos de SMM, como obesidad, ciertas afecciones subyacentes o tener más de un bebé. Se dice que estas mujeres tienen una «indicación médica» para la analgesia epidural durante el parto. Las mujeres que dan a luz prematuramente también corren un mayor riesgo de sufrir SMM. Algunas investigaciones sugieren que la analgesia epidural durante el trabajo de parto puede reducir el riesgo de SMM, aunque la evidencia es limitada.
Para abordar esto, un equipo de la Universidad de Glasgow, en colaboración con la Universidad de Bristol (Reino Unido), se propuso determinar el efecto de la epidural en el trabajo de parto en el SMM y explorar si este era mayor en mujeres con indicación médica para el trabajo de parto epidural o en aquellas en parto prematuro.
Sus hallazgos se basan en datos del Servicio Nacional de Salud de Escocia de 567.216 madres en trabajo de parto (edad promedio 29 años, 93% blancas) que dieron a luz por vía vaginal o mediante cesárea no planificada en Escocia entre 2007 y 2019. Se utilizaron registros médicos para identificar cualquiera de las 21 condiciones definidas como SMM por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU o una admisión a cuidados intensivos que se produjo en cualquier momento desde la fecha del parto hasta 42 días después del parto.
También se tuvieron en cuenta factores como la edad de la madre, el origen étnico, el peso, el historial de tabaquismo y las condiciones preexistentes, así como el lugar del nacimiento y la edad gestacional al nacer. De las 567.216 mujeres, 125.024 (22%) recibieron una epidural en el trabajo de parto y el SMM ocurrió en 4,3 por 1.000 nacimientos.
Recibir una epidural se asoció con una reducción del riesgo relativo del 35% en SMM en todas las mujeres del estudio. Se observaron mayores reducciones entre las mujeres con indicación médica para epidural (reducción del riesgo del 50%) en comparación con aquellas sin (reducción del riesgo del 33%) y en mujeres que dieron a luz prematuramente (reducción del riesgo del 47%) en comparación con las de término o postérmino (no hay evidencia de riesgo reducido).
En particular, entre las 77.439 mujeres del estudio que tenían mayor riesgo de morbilidad materna grave, sólo 19.061 (24,6%) recibieron una epidural.
Las posibles explicaciones para estos hallazgos incluyen una monitorización más estrecha tanto de la madre como del bebé durante el parto, mitigación de las respuestas de estrés fisiológico al parto y una intensificación más rápida de las intervenciones obstétricas si es necesario, señalan los autores.
El uso relativamente bajo de la epidural, particularmente en aquellas con indicaciones clínicas, puede reflejar que las mujeres no comprenden completamente los beneficios potenciales, ya que es la elección de la mujer la que determina si recibe o no una epidural.
Como tal, los autores concluyen que «estos hallazgos fundamentan la práctica actual de recomendar analgesia epidural durante el trabajo de parto a mujeres con factores de riesgo conocidos, subrayan la importancia de garantizar un acceso equitativo a dicho tratamiento y resaltan la importancia de apoyar a las mujeres de diversos orígenes para que sean capaz de tomar decisiones informadas relacionadas con la analgesia epidural durante el trabajo de parto».
Efectos secundarios
Hipotensión: Ocurre con cierta frecuencia que la tensión arterial de la mamá disminuye bruscamente al hacer efecto los analgésicos administrados por medio de esta técnica. Para evitarlo, generalmente, se coloca una vía endovenosa para administrar suero, en algunos casos, antes de colocar la anestesia pueden colocarte la vía y pasar algún suero para preparar a tu cuerpo.
Supone la necesidad de que la mamá y el bebé estén monitorizados de forma permanente. Una vez colocada la anestesia es imprescindible tener colocado el monitor que registra la frecuencia cardiaca del bebé, así como la tensión arterial de la mamá, según Natalben.
Inmovilidad: La anestesia no solo calma el dolor, también impide que tus piernas sean capaces de sostener tu peso, de forma que no podrás caminar ni mantenerte de pie, así que cuando te coloquen la epidural deberás permanecer en la cama. Aunque podrás moverte, la sensación puede resultar bastante incómoda y puede que necesites ayuda para colocarte o cambiar de posición.
Retrasa la movilización posparto: El efecto de la epidural no sólo tiene efectos durante el parto, sino que estos se mantienen algunas horas después. Esto hace que tengas que esperar algunas horas para poder levantarte y caminar, algo muy importante tras el parto, para evitar complicaciones y comenzar la recuperación cuanto antes.