Los nuevos medicamentos para adelgazar también mejoran la emisión de gases contaminantes
Tratar a pacientes con insuficiencia cardiaca con fármacos antiobesidad es una forma eficaz de mejorar su estado de salud y de reducir la huella de carbono
El sector sanitario es responsable de casi el 5% de las emisiones de este tipo de gases contaminantes en todo el mundo

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Las personas que padecen insuficiencia cardiaca y son tratadas con medicamentos agonistas del receptor de GLP-1, los nuevos medicamentos para la diabetes y el control de peso, como el famoso Ozempic, comparadas con sujetos que reciben placebo, consumen menos recursos contaminantes y mejoran por esa vía la huella de carbono de la actividad humana en el medio ambiente.
Eso es lo que dice un nuevo estudio, el primero que ha analizado los beneficios de estos medicamentos en términos ambientales. Sus autores, que han llevado los resultados a la cumbre europea de cardiología, el encuentro anual de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que se celebra estos días en Madrid, esperan que este tipo de trabajo anime tanto a los médicos como a las autoridades a tener presentes los resultados de las terapias en el entorno, además de su impacto clínico.
Las personas que reciben este tipo de tratamiento requieren menos días de ingreso en el hospital, consumen menos calorías, y ambos factores combinados resultan en menor emisión de gases de efecto invernadero, menor creación de residuos médicos y menor consumo de agua.
El sector sanitario es responsable de casi el 5% de las emisiones de este tipo de gases contaminantes en todo el mundo. Este dato pone el acento en la importancia de buscar intervencionesque reduzcan la huella de carbono (la medida de los gases emitidos) de la actividad del sector.
En qué consistió el estudio
En este estudio se revisaron los datos de cuatro ensayos clínicos en los que se trataba a personas con una clase concreta de insuficiencia cardiaca. Se les trató con agonistas del receptor de GLP-1 o una sustancia inactiva (placebo).
En los cálculos de los investigadores se tuvieron en cuenta promedio de días en el hospital, ingresos por los servicios de urgencias, ingresos en unidades de cuidados intensivos y visitas a consultas por insuficiencia cardiaca, y se calcularon las emisiones de gases contaminantes para cada actividad de acuerdo con publicaciones científicas previas.
Se produjeron un total de 54 crisis de insuficiencia cardiaca entre los 1.914 pacientes tratados con agonistas de GLP-1, mientras que entre los que recibían placebo, un total de 1.829 personas, las crisis fueron 86.
A los que eran tratados con los fármacos se les asignó una emisión de 9,45kg de CO2 por año, que entre los sujetos sin fármacos activos fue de 9,70kg para el mismo periodo. La diferencia en la emisión procedía sobre todo de los ingresos hospitalarios y las visitas al médico por las crisis sufridas.
La investigación ha sido dirigida por Sarju Ganatra, presidente de Soluciones Sanitarias Sostenibles, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a las organizaciones sanitarias a integrar la sostenibilidad medioambiental en sus actividades. Él ha dicho en el encuentro que «la magnitud del potencial ahorro de emisiones contaminantes observado en nuestro estudio es sorprendente».
«La reducción de 0,25kg de CO2 por persona al año por hospitalizaciones puede parecer pequeña, pero cuando esa cifra se escala y se ven los millones de pacientes que podrían ser tratados con estas terapias, la cantidad es 2.000 millones de kilos de CO2», ha añadido.