Marta Bustos: «Un accidente doméstico me dejó un año totalmente ciega»
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Los accidentes domésticos son una de las principales causas de fallecimiento en los países europeos, casi igual que enfermedades tan graves como el cáncer u otras cardiovasculares, tal y como publica la Fundación Mapfre. Las quemaduras son una de las cinco primeras causas de los accidentes sufridos en el hogar. Este es el caso de Marta Bustos, que haciendo jabón artesanal con base de sosa cáustica, se quemó toda la cara y los ojos.
La afectación fue tan grande que perdió la vista y los médicos que la atendieron no le aseguraban que pudiera volver a ver. Desde el primer momento, ella no se dejó vencer por el desaliento y luchó por recuperarse, tal y como cuenta en su primer libro «Cuando perdí mis ojos marrones».
Marta Bustos ha publicado esta obra para contar su experiencia de superación porque su historia demuestra que hay luz en la oscuridad y que al final de un proceso de dolor también hay alegría. OKSALUD la entrevista para conocer al detalle lo que ha vivido y cómo ha sido el proceso creativo que le ha llevado a convertirse en escritora.
PREGUNTA.- ¿Cómo perdiste la vista y durante cuánto tiempo?
RESPUESTA.- Perdí la vista mientras hacía jabones en mi casa. La mezcla de agua, sosa cáustica y aceite me explotó en la cara y me quedé ciega prácticamente al momento. Estuve un año y un mes ciega total.
P.- ¿Cuál es tu capacidad visual actualmente?
R.- Recuperé la vista del ojo derecho, con un porcentaje del 100%, aunque no veo de la misma manera en que lo hacía antes. Mi ojo ha perdido parte de su anatomía: no tengo cristalino, ni iris, ni pupila, con lo que sufro de problemas adaptativos con la luz, fotofobia… Además, veo gracias a una prótesis que requiere estar limpia para que pueda ver nítido. Mi ojo sería como una cámara analógica, que necesita tener la lente limpia para poder ver, y según el contraste la imagen «se quema». Por tanto, el 100% se da solamente en un contexto idóneo.
P.- ¿Cómo describirías tu experiencia de vida desde que sufriste el accidente?
R.- Lo describiría como una epifanía. Mi vida desde ese día ha sido increíblemente más difícil, pero irónicamente, mucho más feliz. Porque darte cuenta de que tus problemas son sólo situaciones a resolver, hace que vivas de manera más relajada.
P.- ¿Cómo ha afectado la pérdida de visión a tu vida diaria?
R.- Esta experiencia ha sido aleccionadora, me ha obligado a tener que adaptarme a cualquier situación, ha cambiado mi vida por completo. Como yo, todo mi entorno tuvo que sufrir cambios: mis cosas con un orden muy particular para que pudiera localizarlas, mi vida más planificada, pues cuando tienes una discapacidad no hay lugar para improvisar. Fue como volver a nacer en la vida de otra persona.
P.- ¿Qué recursos o herramientas te han sido más útiles para ayudarte en tu vida diaria?
R.- El apoyo de una terapia psicológica diría que es imprescindible. Por tu parte, hacer un trabajo de introspección que ayude a conocerte, creo que es importante, porque cuando te conoces es más fácil reconocer lo que sientes, y, por tanto, el por qué haces lo que haces. Meditar me ha salvado la vida, nutrirme con audio libros o documentales, el apoyo de mi entorno…
P.- ¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que te has enfrentado?
R.- Coger un bastón, aguantar que la gente te compadezca, y enfrentarte al miedo de usarlo. Salir a andar por la calle sola, sin ver nada, ha sido mi acto de fe más grande.
P.- ¿Cómo has aprendido a adaptarte a tu nueva realidad?
R.- Con mucho esfuerzo y paciencia. No puedes rendirte así como así, las cosas hay que repetirlas muchas veces hasta que al final salgan bien. Y para eso, necesitas paciencia, si no todo se convierten en intentos frustrados. Cuando plantas una semilla no puedes esperar que dé frutos en dos días, hay que darse tiempo para que hayan resultados.
P.- ¿Cómo te mantienes motivada y positiva en los momentos más difíciles?
R.- Me motiva y me hace sentir mejor el conocimiento de que esos momentos difíciles pasarán. Lo bueno se acaba, pero lo malo también. Creo que es bueno dejar que el cuerpo sienta y sufra en los momentos difíciles, pero sobre todo que sean eso, solo momentos. Me ayuda fantasear con un futuro mejor, un futuro en el que esos problemas ya están resueltos para mantenerme en calma.
P.- ¿Qué consejo le darías a alguien que está luchando con una discapacidad similar?
R.- Le diría que hay muchas maneras de vivir, que para ser feliz no hay sólo una fórmula ni es requisito tener los cinco sentidos o las cuatro extremidades. Le diría que, gracias a la tecnología y el avance social, más estigmas van desapareciendo, y que hace unos cientos de años ni siquiera hubiera podido tener la oportunidad de vivir, así que, sobre todo, haría hincapié en que no dejara escapar el privilegio de vivir.
P.- ¿Desea aportar algo más?
R.- Me gustaría decir que este libro es de y para todos. Creo que cualquier persona se verá identificada en algún personaje, en alguna situación, en alguna palabra del libro. Por eso creo que todo el mundo debería leerlo, porque indirectamente creo que puede ayudar a cualquier persona que lo lea.
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