Una madre por maternidad subrogada: «Es más rápida que las adopciones, evita hasta 10 años de espera»
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En España, adoptar a un niño puede durar, de media, hasta 9 años. Un plazo excesivamente largo que en muchas ocasiones plantea tomar otras medidas como por ejemplo la maternidad subrogada, que estos días se ha intensificado su debate debido a la polémica surgida del caso concreto de la actriz y empresaria Ana Obregón.
Los plazos en los casos de adopción dependen por completo de si se realizan en nuestro país o si su procedencia es extranjera. En ese caso, si el niño ha nacido en países del Este o Hispanoamérica, el plazo baja hasta de los dos años. Asía es, quizá, la región de procedencia donde el tiempo para la tramitación es más corto, de 8 a 15 meses.
Pero teniendo en cuenta los datos sobre la maternidad subrogada, indican que el 45 % de familias que optan por los vientres de alquiler son parejas heterosexuales donde las mujeres tienen problemas de fertilidad o enfermedades genéticas que les impiden tener hijos. Así, cerca del 55 % son parejas homosexuales y un porcentaje muy pequeño son mujeres solteras.
Conchi, que fue madre por gestación subrogada de una niña en 2014, asegura, que sus «problemas para tener hijos», sumados a que «la adopción podía tardar hasta 10 años», les hicieron decantarse por esta técnica para tener un bebé.
Iniciaron un proceso de adopción en Rusia «con previo pago y advertidos de que podía demorarse hasta una década», pero se detuvo porque «el país decidió cancelar las adopciones para españoles».
«Perdimos todo el dinero y nos ofrecieron probar con otro país, pero entre los años de espera y los problemas de salud que sufría, dejamos la vía de la adopción y pasamos a la subrogación», explica Conchi, que admite que «ha sido lo mejor que le ha pasado en la vida» aunque, nueve años atrás, «todavía era un tema tabú y no conocíamos a nadie que lo hubiera hecho».
Fue entonces cuando dieron con Gestlife, agencia española de gestación subrogada que ofrece como destinos para buscar un vientre de alquiler Ucrania, Rusia, Grecia, Estados Unidos, Georgia, Albania o México.
«A nuestra hija le contamos el proceso cuando tenía siete años y lo hicimos mediante cuentos infantiles para que lo entendiese. Lo aceptó muy bien. No ha necesitado psicólogos, no le ha causado ningún trauma y en casa no supone un tabú», presume la madre.
Según la directora del departamento jurídico de Gestlife, Amaya Iturbide, Estados Unidos, Ucrania y Georgia tienen un modelo de gestación subrogada «comercial», donde las mujeres gestantes reciben una compensación económica por hacerlo, a diferencia de países como Portugal o Grecia, donde «se hace de manera altruista» y la mujer que presta su cuerpo recibe compensación solo por los gastos derivados del embarazo.
Por otro lado, «países como México, Colombia, Argentina o Albania no tienen una ley de vientres de alquiler, pero se lleva a cabo por el principio de que, como no está prohibido, está permitido», explica Iturbide.
En el caso de España, la directora jurídica de Gestlife detalla a EFE que la gestación subrogada es «alegal» y que «las únicas menciones a esta práctica en la legislación son en el artículo 10 de la Ley de técnicas de reproducción asistida y en la Instrucción de 18 de febrero de 2019».
Iturbide remarca que la Ley de técnicas de reproducción asistida establece que el contrato de gestación subrogada es nulo y que el padre tiene la oportunidad de reclamar su paternidad una vez en España.
Y la Instrucción de 18 de febrero de 2019 dicta que cónsules y embajadores, una vez hecha la gestación en el extranjero, pueden prohibir o suspender la inscripción de los niños en el registro civil, y ofrece a los padres, una vez en España, reclamar la paternidad por afiliación, un proceso que se lleva a cabo en el juzgado de primera instancia del lugar de residencia de los padres por subrogación en España.
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