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Pedagoga experta en salud mental infantojuvenil

Lola Álvarez: «El 50% de los trastornos de salud mental en los adultos empezaron en la adolescencia»

La salud mental en la adolescencia es crucial para el bienestar emocional y psicológico de los jóvenes. Durante esta etapa de la vida, se enfrentan a diversos desafíos que pueden impactar su salud mental. Es fundamental brindarles apoyo, comprensión y recursos para que puedan afrontar de manera saludable las presiones y cambios propios de esta etapa.

En el libro ‘¿Qué me he perdido?’ (Planeta), Lola Álvarez, pedagoga experta en salud mental infantojuvenil, explora cómo la salud mental en la adolescencia se construye a lo largo de la vida del individuo, desde la infancia hasta la adolescencia, y se destaca la importancia de comprender lo que pasa por la cabeza de los hijos para brindarles apoyo durante esta etapa crucial de desarrollo. Además, el libro aborda trastornos como la ansiedad, la depresión, las autolesiones y las ideas de suicidio, subrayando la necesidad de distinguir entre los cambios propios de la adolescencia y los cuadros clínicos para una intervención efectiva y oportuna.

OKSALUD entrevistó a la pedagoga Lola Álvarez que explicó en profundidad cómo son esos trastornos y cómo se puede apoyar a los niños y adolescentes que los sufren.

PREGUNTA.- ¿Cuál es el enfoque principal del libro en relación con la salud mental en la adolescencia?

RESPUESTA. –  La idea central del libro es que la salud mental se construye poco a poco desde la infancia y lo que ocurre en la adolescencia es meramente el resultado de todo lo que ha ocurrido en la vida del niño con anterioridad, lo cual es el resultado de su temperamento, sus experiencias y cómo ha aprendido a gestionarlas en el entorno familiar. Es decir, el libro examina la trayectoria sobre su nacimiento, lo que ha tenido a favor y todas aquellas cosas que pueden haber obstaculizado un desarrollo sano. Para todos los trastornos hay una explicación y si sabemos entender su origen, será mucho más fácil ponerle remedio.

P.- ¿Por qué es importante entender qué pasa por la cabeza de los hijos según la lectura?

R.- La adolescencia tiene mala fama porque suele conllevar un hermetismo y un alejamiento de la influencia de los padres, ya que es una etapa en la que están construyendo su identidad y para eso necesitan tomar una cierta distancia y explorar su entorno. Es muy importante que los progenitores mantengan una comunicación fluida y abierta con sus hijos desde la infancia, para así poderles apoyar mientras crecen e, inevitablemente, se enfrentan a nuevos desafíos. Es natural que los adolescentes no comparten todo con sus padres pero, sobre todo con relación a sus actividades en el universo digital y su uso de redes sociales, es muy conveniente saber cuáles son sus intereses, en qué mundos se mueven y cómo piensan. Cuanto más sepas lo que pasa por la cabeza de tu hijo, menos sustos tendrás en el futuro.

P.- ¿Qué tipos de problemas de salud mental en la adolescencia se abordan en el libro?

R.- El libro aborda los trastornos de salud mental que aparecen con mayor frecuencia en los servicios de salud mental en mi práctica clínica, que son ansiedad y depresión. Estos son, además, los trastornos que con frecuencia están presentes en otros cuadros clínico más complejos. El libro también aborda temas muy delicados y difíciles de gestionar para los padres, como son las autolesiones y las ideas de suicido en la adolescencia, explica cómo interpretar estas conductas y ofrecer recomendaciones sobre cómo abordarlo.

P.- ¿Por qué es crucial distinguir entre los cambios propios de la adolescencia y los cuadros clínicos?

R.- Este es un punto importante que nos recuerda lo importante que es mantener una  comunicación fluida durante esta etapa y estar atento a los posibles cambios que percibamos en su conducta. Hay diferencia entre un adolescente que necesita algo de privacidad y un adolescente abatido, en el que tal vez notemos un cambio de conducta, como haber perdido ilusión por las cosas que antes disfrutaba, haberse alejado de su círculo de amigos o haber tenido un bajón en el rendimiento escolar. En esos casos, hay que mantenerse atento a esos cambios que a veces pasan desapercibidos, pero que pueden indicar que algo no está bien. Los cambios de humor típicamente adolescentes son transitorios, un trastorno de salud mental es un estado crónico y debe abordarse como tal.

P.- ¿Qué factores pueden desencadenar una sacudida emocional en los adolescentes según el libro?

R.- Hay infinidad de causas, y en eso las redes sociales también juegan un papel importante porque han aumentado el número de estímulos que reciben los adolescentes, que no siempre tienen la madurez para procesar, que pueden aumentar sus inseguridades y, en consecuencia, causarles ansiedad. Sin embargo, hay que recordar que las redes no son las culpables de todo, puede haber habido tropiezos o traumas durante el crecimiento y eso puede desencadenar un trastorno en la adolescencia. Puede haber sufrido alguna experiencia traumática pero no siempre hay que buscar un hecho concreto, a veces puede ser el resultado de una concatenación de adversidades. Acontecimientos que ocurren en la vida familiar en un corto espacio de tiempo y que no son culpa de nadie como, por ejemplo,

Un progenitor pierde el trabajo y eso causa un traslado inesperado de casa, lo cual implica que el adolescente ha de cambiar de centro educativo y de círculo social. Si eso coincide con la enfermedad o incluso la pérdida de un abuelo, todo ello puede hacer que los padres estén preocupados, estresados y que, por lo tanto, no tengan espacio mental para ver cómo todo ello puede estar afectando a su hijo. La familia funciona como un organismo y cualquier acontecimiento que impacte a uno de sus miembros puede, a su vez, afectar a los adolescentes. Durante una terapia tenemos la oportunidad de examinar su historia con detenimiento e identificar cómo puede haberle afectado todo ello. De ese modo, podemos reconducir las cosas de forma efectiva.

P.- ¿Cómo puede ayudar este libro a identificar señales de problemas en los adolescentes?

R.- El libro explica los trastornos principales y cuáles pueden ser las señales de alarma y los síntomas de cada uno de ellos. Mi propósito principal es ayudar a los padres a identificar esas señales y animarles a tener esas primeras conversaciones con sus hijos para, de ese modo, pensar en qué tipo de apoyo necesitan y decidir si han de buscar ayuda profesional. Sé que no es una tarea fácil pero, si se aborda el tema cuanto antes, se evita que la situación empeore. De ese modo, el adolescente sabe que no está solo con su problema y eso constituye un importante punto de partida.

P.- ¿Qué tipos de señales de alerta menciona el libro en relación con la salud mental de los adolescentes?

R.- Las señales de alerta o «banderas rojas» son, en general, cualquier cambio de conducta que dure un periodo de tiempo sustancial, es decir, que no sea una reacción a un evento puntual. Tener un disgusto por haber suspendido un examen o haber roto con el novio puede causar tristeza y desánimo pero, en su mayoría, serán estados transitorios. Si el joven sufre de ansiedad, es muy probable que muestre síntomas físicos como sudores, palpitaciones, dolor de cabeza o trastornos intestinales. Una vez descartado el origen físico de estas dolencias, es probable que se trate de un trastorno de ansiedad (y, en mi experiencia, este es un cuadro muy frecuente a día de hoy).

Los síntomas de un estado depresivo aparecen cuando el adolescente se muestra abatido, deja de salir con sus amigos, baja su rendimiento escolar, se aísla de la familia, se queja de un malestar general, se muestra irritable o se enfada en exceso, deja de hacer cosas que antes disfrutaba, padece de insomnio o bien duerme en exceso y parece haber perdido la ilusión por las cosas. Si se perciben uno o más de estos síntomas y duran semanas o incluso meses, hay que preguntarse si está sufriendo de depresión.

P.- ¿Por qué es importante que los padres presten atención a los cambios de conducta en sus hijos adolescentes?

R.- En una familia, los padres son (o deberían ser) las personas que velan por el bienestar de los hijos. Los padres tienen el acceso más inmediato a este tipo de información, conviven con el adolescente y pueden observar lo que le ocurre, indagar sobre sus cambios de conducta e intervenir si es necesario. También pueden obtener información hablando con profesores u otros adultos con los que tiene contacto. Es importante para un adolescente saber que, aunque tal vez sus padres no den siempre en el clavo, están haciendo lo posible por ayudarle en los momentos difíciles y eso, en sí, ya es curativo.

P.- ¿Por qué se enfatiza la importancia de abordar los problemas de salud mental en la adolescencia a tiempo en el libro?

R.- El 50% de los trastornos de salud mental en los adultos empezaron en la adolescencia, lo cual indica que, de haber recibido el tratamiento adecuado cuando aparecieron los primeros síntomas, no habrían arrastrado ese trastorno a lo largo de su vida. Un padecimiento de este tipo merma la vida de las personas y, con frecuencia, les impide alcanzar su verdadero potencial y establecer relaciones sanas y duraderas. Por lo tanto, cuanto antes se intervenga, mayor es la probabilidad de que el trastorno no empeore y el adolescente pueda continuar su desarrollo y alcanzar sus metas para el futuro.