Infecciones de oído en verano: síntomas y cómo evitarlas
Acudir al otorrino a hacernos una revisión antes de comenzar el verano puede evitar que una otitis nos estropee las vacaciones
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Las infecciones de oído son la dolencia estrella del verano. Hasta 14 millones de españoles están destinados a sufrir una otitis externa en estos meses por culpa de un exceso de cerumen, de la humedad que acumulamos en playas y piscinas, y también de las bacterias presentes en sus aguas. Unas infecciones a las que los niños son, además, especialmente vulnerables por la gran cantidad de tiempo que pasan en el agua.
Estas molestas infecciones provocan dolor e irritación por la inflamación del canal auditivo externo, y junto a la aparición de los temidos tapones de cera, no sólo pueden estropearnos unas vacaciones, sino que, si no se tratan adecuadamente, pueden llegar a causarnos infecciones más graves o pérdida de audición transitoria.
Síntomas y tratamiento de la otitis
Las otitis externas se caracterizan, sobre todo, por un dolor intenso, la supuración de líquido por el oído, e incluso llegan a provocar dificultad para escuchar. En los casos más graves, cuando la infección se ha extendido pueden causar también dolor de cabeza y en ocasiones fiebre.
En estos casos, explica la Dra. Jennifer Cueva, especialista en Otorrinolaringología del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi, lo ideal es acudir a un especialista que administre un tratamiento en forma de gotas óticas, que generalmente son una combinación de antibióticos y corticoides tópicos.
Cómo evitar las infecciones de oído
Antes de comenzar nuestras vacaciones, es importante acudir al otorrino a realizarnos una revisión, sobre todo si se ha tenido otitis previamente, o alguna patología en el oído. La especialista recomienda además «tener especial cuidado con los más pequeños, mucho más vulnerables a las infecciones de oído».
En este sentido explica que aunque en las piscinas las aguas están tratadas, en muchos casos hay concentración de patógenos que, con la humedad, favorecen estas infecciones y recomienda «secar muy bien los oídos de los niños» con una toalla cuando salgan del agua y «no introducir nada en el canal auditivo».
¿Y los tapones de cera?
Algo muy común también en verano son los tapones de cera, que se producen cuando el cerumen se acumula y bloquea el conducto auditivo externo. No siempre están ligados a una infección, pero como recuerda la Dra. Cueva «la acumulación de humedad en verano puede favorecer a que se genere una otitis externa».
La especialista recuerda, además, que hay personas que tienen el conducto auditivo más estrecho, o personas que tienen algún eccema, lo que hace que «produzcan más cerumen, se impida una limpieza natural y sean más proclives a sufrir una infección». A estas, les recomienda que se realicen extracciones de manera periódica, y que acudan siempre a su especialista antes del verano para hacer una revisión.
Mantener el oído limpio
No hay que olvidar que la cera es una sustancia que protege la entrada del oído, pero se puede llegar a convertir en un problema cuando se acumula demasiada cantidad ya que, tal y como explica la especialista de Quirónsalud, «cuando absorbe humedad, aumenta su volumen».
Para ello, incide en la importancia de mantener los oídos limpios “secando siempre la zona externa del oído con una toalla, o desde lejos con un secador a temperatura fría, sin dañar la piel”. Otras posibilidades, añade, «son los productos ceruminolíticos, que se emplean para reblandecer la cera y que hacen que esta salga del conducto auditivo de manera natural; y el uso de los productos secantes para eliminar la humedad del oído en esos niños que son proclives a acumularla».
Por último, la doctora alerta sobre el uso de los bastoncillos para limpiar los oídos: «No son recomendables y pueden llegar a crear tapones. No arrastran la cera al exterior, sino que la introducen hacia la parte más interna del oído imposibilitando su extracción».