4 de febrero, Día Mundial Contra el Cáncer

La importancia de la relación médico-paciente

"La vida es demasiado bonita y merece la pena vivirla y exprimirla al máximo, por eso hay que levantarse y seguir luchando", relata Jordi Pérez, paciente de cáncer pulmón

"Se necesita una comunicación clara, pero afectiva", relata Arantxa Sáez, paciente de cáncer de tiroides

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La importancia de la relación médico-paciente
Es recomendable acudir a la consulta del oncólogo con un acompañante.

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Arantxa Sáez tiene 44 años y es presidenta de la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (AECAT). A sus 27 le diagnosticaron cáncer de tiroides. Jordi Pérez Mansó, miembro de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP), supo que padecía cáncer de pulmón a cinco días de Navidad. Ambos han compartido su experiencia con OKSALUD para celebrar el Día Mundial contra el Cáncer y concienciar sobre el impacto de la enfermedad.

La AEACAT nació en 2004 con el objetivo de proporcionar información a los pacientes que sufren la enfermedad y dar apoyo psicosocial. Además, la organización insta a la necesidad de que los poderes políticos aporten mayores recursos sanitarios y sociales para hacer frente a este tipo de cáncer.

Por su parte, la AEACaP es la única asociación dedicada al cáncer de pulmón en exclusiva y en ella se presta apoyo psicológico y humano, se ofrece asesoramiento legal, orientación en la defensa de los derechos de los pacientes, se promueve la investigación para obtener más alternativas terapeutas y se lucha para que las prestaciones sanitarias sean equitativas en todas las comunidades autónomas.

Desde la experiencia

Sáez relata que vivió la situación con «impotencia, incertidumbre y angustia». Uno de los grandes problemas al que se enfrentan pacientes como ella son los largos tiempos entre el diagnóstico, la cirugía y las múltiples pruebas que exige el tratamiento, ya que «se hace eterno», asegura. «Se necesita una comunicación clara, pero afectiva». Así describe Sáez la mejor manera para que el paciente se enfrente a la enfermedad, ya que, desde su experiencia, «una persona informada obtiene mejores resultados porque elimina sus miedos y adquiere confianza para tomar decisiones compartidas con el equipo oncológico; para eso también es necesaria la comprensión por parte de su entorno», subraya la responsable.

En el caso del diagnóstico, Sáez asegura que al principio existe una sensación de soledad: «La información inicial que te dan es muy escasa, sobre todo cuando todavía no tienes una relación de confianza con tu equipo médico. Siempre he creído que estaba sana y que era invencible y después no dejaba de preguntarme por qué me pasaba esto a mí».

La presidenta de la AECAT recomienda a otros usuarios en la misma situación que acudan acompañados a sus citas médicas con personas de su confianza, subraya la importancia de ser comunicativo y expresar las emociones, «porque todas son válidas», y anima a los usuarios a crear un ambiente de cercanía con el equipo médico.

«Hay que levantarse y seguir luchando»

Pérez recuerda la experiencia con nervios: «El tiempo que pasó desde que recibí la llamada del diagnóstico hasta la visita del día siguiente a mi oncólogo fue interminable y reconozco que el mundo se me detuvo».
El paciente recibió un total de treinta sesiones de radioterapia combinadas con quimioterapia. El miembro de la EACaP cuenta que lo vivió con mucha dignidad y fuerza, sin faltar nunca a una sola sesión. «Cada vez que iba a la terapia, bajaba caminando unos cinco kilómetros desde el hospital dónde recibía el tratamiento hasta la estación de tren. Desde allí viajaba otros 45 minutos hasta llegar a casa. Y así todos los días que duró el tratamiento», relata.

En este tipo de situaciones, la relación médico-paciente se vuelve imprescindible. Pérez recuerda con cariño los «pequeños caprichos» con que su oncólogo le obsequiaba tras recibir una sesión de radio: «Según mejoraba mi enfermedad, mi radiólogo me premiaba con pequeños caprichos por el camino como libros, música, desayunos o dulces». A día de hoy, hay algo que tiene muy claro: «Si tuviera que hablar con otro paciente en la misma situación le diría que la vida es demasiado bonita y que merece la pena vivirla y exprimirla al máximo, por eso hay que levantarse y seguir luchando», concluye Pérez.

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