Hiperplasia benigna de próstata: la “no enfermedad” que casi todos los hombres sufrirán

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No es una enfermedad, pero se puede curar; no tiene una causa definida, pero la sufrirán casi todos los hombres; no se puede prevenir, pero sí diagnosticar precozmente. Parece una adivinanza, pero se trata de la hiperplasia benigna de próstata (HBP), un cuadro clínico cuyo diagnóstico y tratamiento han experimentado enormes avances, según explica en esta entrevista el doctor Aníbal Rincón, urólogo del Hospital Quirónsalud Vitoria.

¿Qué es exactamente la hiperplasia benigna de próstata?

Más que una enfermedad, la hiperplasia benigna de próstata es el resultado del crecimiento natural de la próstata que, al estar localizada alrededor de la uretra, provoca una serie de síntomas.

¿Es muy frecuente?

Sí. El crecimiento de la próstata es algo natural que se produce en todos los varones durante toda la vida, si bien es cierto que entre los 55 y los 65 años se produce un crecimiento exponencial. Al final, prácticamente todos los hombres terminamos con síntomas relacionados con la HBP.

¿Guarda alguna relación con el estilo de vida del paciente?

No, no tiene ningún tipo de relación con el estilo de vida del paciente. Sí existe cierto componente genético, de manera que si tu padre o hermano han padecido problemas de próstata, es bastante probable que tú también los sufras.

¿Cómo se manifiesta la hiperplasia benigna de próstata?

Existen dos tipos de síntomas. Por una parte, están los síntomas obstructivos, como pueden ser levantarse varias veces a orinar por la noche, dificultad para comenzar a orinar, un caudal miccional disminuido o que el chorro sea entrecortado.

Por otra parte, están los síntomas irritativos, como la sensación de urgencia para orinar que limita mucho el desarrollo de una vida normal en el día a día y que incluso en casos más severos se asocia a la incontinencia urinaria.

¿Es aconsejable realizar exploraciones preventivas?

Por supuesto. Se podría decir que lo más complicado de tratar son los síntomas de la urgencia, que aparecen normalmente cuando el paciente ya lleva mucho tiempo con problemas obstructivos. Lo ideal es tratar este tipo de síntomas en su fase inicial. Por eso es recomendable hacer una revisión anual a partir de los 50 años para evitar que aparezcan consecuencias más difíciles de resolver.

¿De qué manera se realiza esta revisión preventiva?

Durante una revisión urológica se realiza principalmente una historia clínica, una ecografía y una flujometría, que es una prueba que sirve para medir la fuerza del caudal de la orina.

¿Tiene tratamiento farmacológico o solo quirúrgico?

El tratamiento en fases iniciales y cuando existe repercusión en el paciente consiste en una serie de fármacos que permiten una mejoría sustancial de los síntomas. Existen tres grupos de fármacos: los que disminuyen el tamaño de la próstata, los que aumentan el calibre de la uretra a su paso por la próstata y la combinación de ambos. Cuando el tratamiento farmacológico es ineficaz o insuficiente, la indicación es quirúrgica.

¿Cuáles son los principales avances terapéuticos?

Hace años, los únicos tratamientos médicos disponibles eran compuestos cuyo contenido eran productos naturales (fitoterapia), inocuos pero poco eficaces. Actualmente, con los nuevos fármacos, el número de pacientes que requieren cirugía ha disminuido.

Y en cuanto a tratamiento quirúrgico, existió una primera revolución con los procedimientos endoscópicos, practicados a través de la uretra. Ahora vivimos una segunda revolución con la aplicación de la tecnología láser que se viene desarrollando en la última década.

¿De qué forma se aplica el láser al tratamiento de la HBP?

Se trata de una técnica endoscópica, mínimamente invasiva, que se realiza a través de la uretra, sin necesidad de abrir. Igual que sucede con el método tradicional, con energía eléctrica se realiza un vaciado de la próstata, sin entrar en contacto con el esfínter ni con los nervios encargados de la erección, pero en vez de cortar tejido el láser vaporiza y sella los vasos. Esto permite que el ingreso sea mucho menor y el postoperatorio más llevadero.

Otra de las ventajas de este método es la posibilidad de incorporar lo antes posible medicación antiagregante que muchos pacientes requieren por patologías cardiacas o vasculares. En el Hospital Quirónsalud Vitoria, con más de diez años de experiencia aplicando esta energía para el tratamiento de la hiperplasia de próstata, creemos que siempre que sea posible debería ofrecerse a los pacientes por las ventajas que ofrece.

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